Sobreviviendo

Cecilia Zero
Lima, miércoles 25 de marzo de 2020

 

Jamás imaginé una pandemia mundial en estos tiempos, y menos que estaría en cuarentena. Una semana antes tenía una vida por completo diferente. Presenté mi última novela en la Feria del Libro de San Borja y fui parte de un conversatorio de escritoras por el Día de la Mujer. Tenía abundantes planes, una agenda llena. A la semana siguiente, no podía salir ni al parque.

El primer día fue el peor. Escuchaba las noticias y pensaba en mis papás y en mis tíos, que son mayores. Son los únicos familiares que tengo y no quiero que les pase nada, no quiero quedarme sin familia. Pensaba en mí. Soy asmática y en invierno siempre llega la bronquitis. No quiero morir.

Esa primera noche sentí el cuello contracturado y dolor de cabeza. Vomité varias veces. Respiré profundo y traté de tranquilizarme.

Al día siguiente hablé con una de mis editoras y le conté cómo me sentía. Que estaba somatizando el problema y que solo debía aceptarlo, me dijo. Pensé mucho en sus palabras. Por la tarde, vi videos de relajación en internet.

Ahora me siento mejor, pero confieso que me cuesta concentrarme cuando leo y a veces salgo al estacionamiento del edificio para respirar un poco de aire. Extraño salir al parque, ir a librerías, a un café, y otras cosas simples. Les he escrito a varios amigos disculpándome por no visitarlos desde hace tiempo. He aprovechado para decirles cuánto los quiero. Lloro con frecuencia y solo deseo que esto termine pronto.