Rescatando símbolos para la motivación de generaciones futuras

Escribe: Romina Paredes

Durante siglos la historia del mundo y nuestro país ha sido escrita con nombre de hombre. Las referencias a mujeres resultan escasas. Pero ¿cómo podemos explicar esta ausencia de personajes femeninos en el relato histórico?

Empecemos poniendo un poco de contexto. El hombre ha sido considerado siempre el ser inteligente, en tanto la mujer el ser sensitivo, supeditándola a la dependencia del hombre. Por siglos, el trabajo productivo del hombre ha gozado de reconocimiento social, mientras que las tareas atribuidas a la mujer han sido infravaloradas. Esta división social ha hecho que la participación de las mujeres en el mundo público y en las esferas de toma de decisiones haya sido en la mayoría de casos nula, jerarquizando aún más esta relación desigual de poderes y oportunidades.

Aquellas mujeres que a lo largo de los siglos decidieron romper este molde, asumir tareas destinadas a los hombres y demostrar capacidades y aptitudes hasta ese momento atribuidas a lo masculino fueron rechazadas, calumniadas y despreciadas por el resto de la sociedad en la que vivieron. Como consecuencia con el pasar del tiempo estas mujeres y sus logros han sido invisibilizadas o peor aún sus conquistas o triunfos fueron atribuidos a hombres.

Hoy, sin embargo hay una corriente por corregir estos desequilibrios del pasado. Somos testigos de esfuerzos maravillosos para rescatar y visibilizar a todas esas mujeres cuyo aporte forjó el mundo en el que vivimos y cuya existencia había sido silenciada.

En esa línea noviembre ha sido un mes redondo en nuestra escena cultural.

Primero se presentó en la FIL Cusco 2022 la nueva edición de las “Tradiciones cuzqueñas y leyendas completas” de Clorinda Matto de Turner. Sus percepciones sobre las injusticias sociales, la corrupción política, las brechas y violencias de género, son temas que aún se mantienen en la mesa de discusión. Ella en su momento levantó su voz por las mujeres y las comunidades andinas desfavorecidas.

En paralelo en Lima se estrenó el musical “La Mariscala” ópera pop sobre Francisca Zubiaga, mujer que desafió los cánones de la sociedad en los inicios de la nueva república del Perú. Este musical que va hasta el 27 de noviembre narra la vida de la Mariscala, su participación en la vida política y militar peruana, rescatándola del olvido histórico que mencionamos líneas arriba, pero además redefine el rol que tuvieron las mujeres en los inicios del Perú republicano e incluso cuando se luchaba por la independencia.

Finalmente el grupo teatral Yuyachkani estrenó y sólo por cuatro fechas la conferencia escénica unipersonal de Ana Correa, “María J”. Esta puesta en escena es una investigación documental e histórica sobre María Alvarado y sus múltiples conexiones en la vida social, cultural y política del Perú y Latinoamérica. Ana Correa entreteja su experiencia de actriz danzante de la cultura afro peruana y de su militancia feminista, para entablar un diálogo con el presente sobre la lucha por los derechos de las mujeres, el camino abierto por María Alvarado, la primera feminista del Perú. A lo largo de la obra, uno va descubriendo, aprendiendo y reflexionando sobre el largo camino que hemos recorrido como sociedad en la igualdad de los derechos civiles y políticos entre hombres y mujeres, y lo que falta aún por consolidar.

La importancia de poner de manifiesto el valor de todas estas mujeres cuyas contribuciones, en mayor o menor medida, forjaron el mundo en el que vivimos radica en la trascendencia de visibilizar referentes femeninos que puedan servir de guía o modelo para la motivación de las generaciones futuras, así como normalizar el papel de la mujer en puestos de gestión y toma de decisiones.

Las mujeres constituyen el 49.5% de la población según la ONU. Las desigualdades entre sexos permanecen formal o fácticamente en todo el mundo, pero si bien hay países donde la igualdad formal es ya una realidad, encontramos países donde la situación de las mujeres sigue siendo alarmante.