“Contamos con un catálogo monumental y sus sedes alrededor del mundo incrementan nuestros títulos y afianzan nuestras relaciones culturales”, dice en la presente entrevista la Coordinadora Internacional de FCE de México.
Hace unos días nos visitó Susana López Aranda, Coordinadora Internacional de FCE de México, quien en compañía de Gabriela Olivo de Alba, Directora del FCE Perú, participó en la ceremonia de donación de libros de parte del Fondo de Cultura Económica a la Municipalidad Metropolitana de Lima para implementar los Bibliometros del Metropolitano del programa Lima lee, que promueve el acceso a la lectura entre sus miles de usuarios.
Cabe destacar que Susana López es Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM. Por muchos años se dedica a actividades relacionadas con el cine. Ha colaborado en el Banco Nacional Cinematográfico, la Dirección de Cinematografía y la Compañía Operadora de Teatros. Ha sido Subdirectora y Directora General de la Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara, Subdirectora de Promoción y Distribución Internacionales del Imcine y Directora de Programación y Difusión de la Cineteca Nacional.
Para charlar al respecto Lima en Escena fue en su busca
–Susana, el FCE sede Perú opera en nuestro país desde hace más de 55 años. ¿Qué implica toda esta labor editorial descentralizada que se ejecuta desde nuestra ciudad?
-Hablar del FCE siempre es un tema interesante. En sus inicios, durante la gestión de su creador Daniel Cosío Villegas, el Fondo de Cultura Económica fue concebido con la idea de expandirse por todos los países de habla hispana. Una idea ambiciosa en ese momento que poco a poco se cristalizó. Durante muchos años estás filiales eran pequeñas agencias para los libros del FCE. Así se empezó a crecer. Ahora, 88 años después, contamos con un catálogo monumental de más de 10 000 títulos, más de 5 000 activos en la actualidad, y sus sedes alrededor del mundo incrementan nuestros títulos y afianzan nuestras relaciones culturales con cada país en donde operamos.
–Por su aporte a la cultura hispanoparlante, al sector editorial, podríamos afirmar que el FCE es ahora un modelo editorial único.
-Así es. El FCE es único en su género. No existe editorial similar. Su vocación internacional de impulsar las letras y el pensamiento hispano en todos nuestros países ha hecho grande al FCE.
–¿Cómo observa el desarrollo del FCE particularmente en el Perú?
-El Perú es una de las sedes con las cuales el FCE ha desarrollado un interesante trabajo. Culturalmente tenemos mucho en común. Historia, gastronomía, literatura. La tradición cultural de este país es absolutamente extraordinaria. El Fondo se enriquece con todo este bagaje. Este intercambio cultural nos fortalece. Actualmente contamos con diez filiales con las cuales intercambiamos pensamientos. Vivimos en una dinámica cultural y de fomento a las letras en un ida y vuelta. Nosotros publicamos y destacamos a los autores originarios de los países en donde figuran nuestras sedes. Nuestros autores consagrados y jóvenes viajan a la par con sus libros. Es política de la editorial que los libros viajen por todos los países. No es una política sencilla pero es vital para la retroalimentación cultural entre todas nuestras sedes.
–Permítame cambiar de tema. Cómo se viene desarrollando el nicho del libro digital del FCE a nivel global.
-La actual gestión a cargo del maestro José Carreño Carlón se ha preocupado por impulsar el segmento de los libros electrónicos. Este nicho tomó relevancia en estos últimos años y anualmente se incorporan alrededor de 300 títulos en el catálogo de libros electrónicos del FCE. Ahora sobrepasan los dos mil. De acuerdo a una cláusula establecida para las filiales éstas también cuentan con este sistema y cada año incorporan a sus nuevos autores y sus respectivos títulos. De esta manera se visibiliza mejor todo el catálogo de libros electrónicos de la editorial.
–Tradicionalmente el FCE sede Perú contó con figuras emblemáticas en la dirección. Magda Portal, Blanca Varela y ahora Gabriela Olivo de Alba. A diferencia de otros años el sello anclado en Lima les ha brindado más espacio a las autoras peruanas. ¿Qué opina al respecto?
-Publicar a las autoras mujeres en general es una tendencia a destacar. Estamos ante una de las filiales más activas en torno a la edición de obras de autores importantes que sin duda también tiene su cuota de género. En el caso de la sede del FCE en Perú ha sido significativo darle énfasis a las autoras y autores locales. Era necesario y es importante destacarlo. Como necesidad esta medida cumple una función específica e importante. No es fácil para las escritoras mujeres publicar. Para nosotros es importante la literatura de las autoras y es necesario publicarlas en igual de condición con los autores.
México y su cine
–Susana otra de sus especialidades es el cine. Su país ha tenido su época de oro y actualmente las producciones independientes han crecido a la par con el cine comercial. ¿Cómo observa el cine mexicano actual?
-Efectivamente, el cine mexicano tuvo su época dorada y se llegó a producir 180 películas anualmente lo cual permitió que a lo largo del año se estrenen cintas de todo género y calidad. Posteriormente, y después de los ochentas y noventas, el cine mexicano ingresó a una crisis como resultado de la reducción drástica del apoyo estatal. Había que cambiar el modelo de producción, distribución y exhibición. Cuando se vendió la empresa exhibidora del país se produjo una crisis de producción atroz. De 180 películas que se hacían bajó a 9 películas producidas al año. Actualmente y de manera progresiva nuevamente se incrementó la producción, se volvió a romper el récord y el pasado año se hicieron alrededor de 160 películas.
–Esto quiere decir que se recuperó la producción. Imagino que es importante para el cine mexicano contemporáneo producir…
-Lógicamente que sí pero es difícil que se estrenen todas por el tema de la distribución y exhibición. Se producen películas que superan las 100 al año pero nadie las ve. De esta cantidad se estrena una tercera parte en salas comerciales y otras en la Cineteca pero no tienen demanda de público y acogida comercial lo cual es grave.
–¿Cómo explica esta problemática?
-En este momento no hay políticas claras de distribución y exhibición. Se cuenta con fondos para producir una película pero no para ejecutar un buen trabajo de distribución y exhibición. No hay obligatoriedad en el tema de exhibición. A propósito del Tratado de libre comercio (TLC) se tuvo que terminar con el apoyo, con la cuota de exhibición del cine mexicano. Nunca se recuperaron estas cuotas. Ahora las salas son privadas y no se puede obligar a una entidad privada a que exhiba cine mexicano si no desea. El cine mexicano dejó de ser una industria pese a producir un volumen importante de películas.
–El estado y el sector privado articulan algún tipo de apoyo que estimule el desarrollo del cine mexicano.
-No. El estado impulsó una serie de fondos para pasar de las nueve películas a más de 100 producidas anualmente, sin embargo, el sector privado hace sus películas con su propio presupuesto y la estrenan comercialmente. En cuanto a las estaciones televisivas o canales de televisión no cuentan con una regulación obligatoria para pasar cine mexicano en su programación. Si bien en México existe una Ley de Cine no es una ley que proteja del todo al cine mexicano.
–¿Cuál es el papel de la Cineteca?
-Tiene una serie de salas de exhibición alternativas y de bajo costo. Cumple con una cuota de exhibición pero es limitada. Su mayor trabajo está en la conservación del archivo de las películas. No es un sistema real de exhibición porque no permite recuperar lo invertido. La Cineteca no es comercial.
Tributo a Ignacio López Tarso, su padre
–Hace unos años publicó el libro “Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro”, un paneo físico de la trayectoria de su papá. Creo sin temor a equivocarme que Ignacio López Tarso es actualmente uno de los actores de cine, teatro y televisión vivo más importante de su país.
-¡Totalmente! Mi padre es una suerte de leyenda viva. Tiene 92 años y cumplirá 93 en enero y está más activo que nunca. En estos momentos está trabajando en tres producciones teatrales las cuales están en cartelera. Un Picasso, es uno de los montajes con las cuales se va de gira algunos días a la semana. Los jueves trabaja en Aeroplanos. La historia de un par de viejos amigos que discuten todo el día y que nunca han volado. Finalmente, de viernes a domingo participa en la puesta en escena El Padre.
–En una entrevista que usted concede a la televisión de su país a propósito de su libro comentó que las obras predilectas en donde trabajó su papá como actor son los clásicos. ¿Por qué?
-En realidad me agradan todas las obras de teatro en donde trabaja mi papá. La recién estrenada puesta El Padre, me gusta mucho. Por un tema de preferencia personal me inclino más por los clásicos. En años pasados mi padre participó en una serie de montajes clásicos porque el estado las producía. Era otra época y era más fácil montar los clásicos. Ahora el teatro tiene un impulso muy grande y la cartelera nos ofrece buenas piezas teatrales también. El público puede acceder a interesantes montajes.
–La vena artística está presente en su familia. Además de su padre, una figura emblemática del cine, el teatro y la televisión mexicana, el baterista y compositor de jazz Antonio Sánchez, creador de la banda sonora de Birdman (2014) de Alejandro González Iñárritu, es su hijo. Cuéntenos sobre esta experiencia.
-Sí, mi hijo es músico de jazz y tuvo el honor de musicalizar la película Birdman de Alejandro González Iñárritu. Fue un hito en su carrera porque el género del jazz no es precisamente masivo como lo podría ser el vallenato. Ciertamente esta experiencia estimuló su trayectoria musical ya que a través de esta banda sonora conoció a muchas personas. Ahora cuenta con un grupo propio y viaja por todo el mundo. Sigue componiendo. En estos momentos está musicalizando una serie de televisión americana…
–Debe ser toda una experiencia ser la hija de Ignacio López Tarso y madre del músico de jazz Antonio Sánchez…
-Para mí es un halago… ¡Un honor!