Gloria Cáceres: “Si prohíbes hablar quechua matas nuestra identidad”

Personalidad Meritoria de la Cultura, la escritora, traductora y profesora de Lengua y Literatura, Gloria Cáceres Vargas, contribuye de manera sostenida en el fortalecimiento y visibilización del quechua a través de su poesía, cuentística y su labor como traductora. Justamente, para charlar sobre su trayectoria Lima en Escena charló con ella. Fotos: Rosana López Cubas  

La poeta y cuentista ayacuchana Gloria Cáceres Vargas emigró a Chosica a temprana edad. Hasta su etapa de adolescente viajó a Colta, Ayacucho, su pueblo natal en compañía de su familia. Con el paso de los años estas vivencias nutren la memoria personal, social y familiar que le permiten trasmitirlas en su poesía y narrativa.  Entre sus libros publicados destacan Riqsinakusun, Conozcámonos (1996), Munakuwaptiykiqa. Si tú me quisieras (2009) Wiñay suyasqayki. Te esperaré siempre (2010), Yuyaypa K’anchaqnin. Fulgor de mis recuerdos (2015) y Musqu awaqlla: Tejedora de sueños (2021). Asimismo, ha traducido Warma Kuyay y otros cuentos de José María Arguedas.

Asimismo, fue profesora principal y decana en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. En Francia enseñó la lengua quechua en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales –INALCO (1999–2005). En ese país laboró en las universidades La Nouvelle Sorbonne y la de Cergy Pontoise (2001– 2005). Periódicamente participa de congresos nacionales e internacionales relacionados con la creación literaria en lengua originaria.

Para Lima en Escena es un honor charlar con Gloria Cáceres, una de las escritoras quechuahablantes peruanas más significativas.

– Gloria, ¿en qué momento decides escribir poesía y narrativa en quechua y español?

-Gracias por el espacio Rosana. Antes permíteme hacer una confesión. Recién en estos últimos años estoy más expuesta, más pública como autora.

-Esto es debido a los reconocimientos, a los homenajes públicos que te han hecho últimamente.

-Sí, antes estaba como escondida e invisibilizada como autora.

– ¿Por qué?

-Parecía que no me entendían. Sin embargo, no me interesaba el hecho de estar invisibilizada. En realidad, no deseaba ni deseo figurar. Mi mayor interés es escribir y escribiré siempre. Vuelvo a tu pregunta… ¿Cuándo decido escribir en quechua? Te cuento. Soy maestra. Trabajé como profesora de Lengua y Literatura Españolas, en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. Justamente, en esta casa de estudio enseñaban el quechua y en ese momento no sabía. Un buen día los estudiantes se amotinaron en el Departamento de Comunicaciones. Protestaban porque le habían asignado un profesor de este curso que no hablaba nuestro idioma originario. Cuando los alumnos se retiraron contrariados le comenté al jefe de ese departamento que hablaba quechua. Me propusieron enseñar este curso a los jóvenes de la universidad.

– ¿Qué tal esta primera experiencia?

-Enseñar quechua no es fácil. Una cosa es hablar y otra cosa es enseñar. Debemos conocer la gramática, la sintaxis. En principio no acepté. En ese momento me regalaron el libro Lingüística andina de Rodolfo Cerrón Palomino. Leerlo fue todo un descubrimiento. Este título se convirtió en mi biblia. Justamente, durante ese periodo hice un viaje a Costa Rica en donde leí el libro. Al retornar a Lima me matriculé en el curso de Lingüística andina en la UNMSM. Al año siguiente acepté enseñar todos los cursos de quechua en La Cantuta.

– ¿De qué año hablamos?

-Del año 1992.

-Ya habías publicado poesía en ese año…

-No. Cuando me propusieron enseñar quechua en La Cantuta me propuse conocer más sobre la lengua. La estudié y la investigué a profundidad. Empecé a reunir mis materiales de trabajo. Impartí las clases a manera de juego con las adivinanzas, los cuentos, los mitos orales, las canciones. Los estudiantes seguían Lengua y Literatura lo cual me permitió leer también textos de José María Arguedas, Washington Delgado, entre otros. Después les propuse escribir. Toda esta experiencia la volqué en mi primer libro de quechua Conozcámonos. Este fue mi primer libro escrito en una lengua originaria y lo publiqué en 1995. Posteriormente, empecé a traducir a José María Arguedas. En 1999 me nombraron decana de la Facultad de Humanidades. Fue saludable asumir esta responsabilidad porque me dio la posibilidad de proponer la creación del curso Educación Intercultural.

-¿En qué momento viajas a Francia?

-Justamente, por esos años me llegan dos propuestas de trabajo para enseñar quechua. Una de Estados Unidos y otra de Francia. Consulté con mis familiares y mi hijo que ahora es paleontólogo me sugiere aceptar la solicitud de Francia. Viajé a Europa sin saber francés. Llegué a Francia y me puse a trabajar. Enseñaba, recopilaba, traducía, investigaba. No había publicado, sin embargo, escribía poesía en español. Recuerdo que Carmen Ollé y un amigo más leyeron este material. Un amigo me sugirió publicarlo. Guardé estos textos. Recuerdo a Cesáreo Martínez, mi esposo, que en una ocasión dijo: las esposas de los poetas desean publicar porque se quieren igualar a ellos…

– ¿Qué duro?

-Sí, machistas como siempre. No publiqué en ese momento. Cuando mi esposo murió recién empiezo a publicar mis poemas en quechua. Esto fue en el 2008 cuando trabajé en el Ministerio de Educación. Justamente, una compañera de trabajo me presentó a su amigo, quien se interesó en mi libro de poemas y lo publicó. Este libro se llamó “Si tú me quisieras” en quechua.   

-Tu poética va más allá del tema amor, ¿no?

-Claro que sí. Me ocupo más de lo que sucede en mi entorno, del paisaje, de la lluvia, de la condición de la mujer.

-La memoria juega un rol fundamental en tu poética.

-La memoria personal, familiar es importante porque me ayudan a componer mis relatos y mi poesía. En mi escritura están presentes la imagen paterna, la imagen materna, la naturaleza y la ciudad. Para mí es importante la lluvia. La lluvia tiene un encanto especial. Desde niña soy adicta a la lluvia.

-Háblanos de tu afinidad con la escritura, la poética.

– Mi padre fue un gran narrador. Mi vocación escritural se la debo a mi papá. Sus poemas fueron de corte romántico, amoroso. Fue un hombre galante. A propósito del tema de la memoria escribí El patio de mi casa, un poema sobre la memoria. La paterna, la de la casa familiar.

-¿Qué rol tiene la mujer en tu poética y narrativa?

-Es fundamental en mi poesía y mis cuentos. Mis protagonistas son mujeres. Niñas, adultas, quienes tienen la necesidad de reencontrarse con su lengua, con su cultura, con su familia, con el agua.

-¿Todos tus libro libros son bilingües?

-Sí. Apuesto por el bilingüismo o multilingüismo.

– ¿Cómo observas la visibilización y reivindicación de nuestras lenguas originarias en ámbitos como la literatura, artes visuales, comunicaciones, entre otras disciplinas artísticas?

-Era necesario. Nos demoramos mucho en su reconocimiento y visibilización. Esto debido al descuido del estado, de las autoridades vinculadas al sector de educación, cultura y familias. Aún existen familias que les prohíben a sus hijos hablar quechua. ¿Por qué? Acaso no se dan cuenta que al prohibir a sus niñas y niños hablar quechua están matando nuestra identidad. Pese a estos retrocesos las lenguas nativas se han empoderado de manera global.

-Gloria, particularmente en estos últimos años se reconoce con más insistencia tu obra poética, cuentística, tu labor como traductora. Los y las jóvenes tienen interés por seguir tu obra. ¿Cómo te sientes frente a estos hechos?

-No me imaginé tener esa aceptación a la cual te refieres. Siento el cariño del público principalmente de regiones. En Lima este cariño de las y los jóvenes es reciente. Más allá de toda esta recepción a mi obra y persona me considero una mujer solitaria. No tengo atadura ni de grupos políticos, de círculos literarios y/o amicales.

– ¿No crees en el dueto poesía y política?

-Creo, porque desde la poesía debemos trabajar para un cambio, sin embargo, no forma parte de mis intereses asociarme a grupos

-Para terminar. ¿Qué significó traducir Warma Kuyay, este cuento de José María Arguedas?

-José María Arguedas fue mi primer referente en todo lo que tiene que ver con la cuentística. Lo leí en español porque no escribió narrativa en quechua. Escribió poesía, cuentos, canciones, ensayos. Siempre me pregunté por qué no escribió cuentos en su lengua. Sybila Arredondo me comentó que no escribió en quechua porque perdió las esperanzas en su desarrolle. La castellanización fue tan fuerte que Arguedas pensó que mataría al quechua. Sin embargo, con el paso de los años el quechua se empoderó y los estudiantes de diversas carreras se interesan en estudiar, investigar, traducir esta lengua originaria. Durante mi labor como profesora de quechua les enseñé a mis alumnos de manera lúdica. Empecé a jugar con palabras y frases cortas.  Amor, beso, besar, te quiero. Estas palabras ya la hablamos en quechua. “Quiero besarte” lo digo en quechua. Así les enseñé a mis alumnos. El quechua es una lengua erótica.

 

 

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Periodista y fotógrafa. Siguió la carrera de Comunicación Social y Periodismo Económico. Laboró en los diarios La Voz, Síntesis, Gestión y en la revistas Oiga. El 2000 fundó el portal digital MIAMI EN ESCENA (Florida, Estados Unidos) en donde radicó 10 años. A su retorno al Perú crea el magazine online LIMA EN ESCENA.