“Era la primera vez que una voz poética de mi generación me hablaba directamente de su sexualidad, sus sentimientos, del papel que les cabía a las mujeres como el orden patriarcal lo había establecido.” Carmen Ollé.
En una original y moderna edición, la Editorial Todos Leemos, sello argentino de Gabriela Mena, presentó hace poco en la ciudad de Buenos Aires “En la mitad del camino recorrido”, de María Emilia Cornejo, poeta peruana de la generación del 70.
María Emilia, que murió con apenas veintitrés años en 1972, buscó “poetizar sin la obviedad de querer escandalizar, poetizar aquello que, se percibía, no había tenido demasiada constancia escrita, demasiada indagación, al menos no en el ámbito y en la época en la que esta escritura tiene lugar”, escribe en el prólogo la poeta argentina Alicia Genovese.
La presentación de esta cuarta y nueva edición también se realizó en la ciudad de Lima en el marco de la Antifil. En esta ocasión estuvieron presentes el poeta y editor argentino León Pereyra (Editorial Todos Leemos), quien compartió la mesa con las autoras Mariella Sala, Gaby Cevasco y Ana Cornejo, hermana gemela de la poeta, quien en esta entrevista nos acerca al recuerdo de esa joven que se atrevió a escribir una poesía libre y audaz. Fotos: álbum familiar.
-Ana en Argentina se publicó recientemente la cuarta edición “En la mitad del camino recorrido”, de María Emilia.
– Sí, precisamente con la editora argentina Gabriela Mena hemos tenido una empatía increíble. Desde la manera cómo la descubrió y buscó a María Emilia, con sus luchas y sus logros quedamos admiradas por su labor. Con mi hermana mayor y sus dos hijas viajamos a Argentina en donde presentaron el libro y nos pareció una experiencia gratísima. Esta nueva edición nos trajo a mi hermana de nuevo.
-Lo interesante de esta nueva edición es que se sumaron algunos proyectos como la traducción de sus poemas al inglés y la posibilidad de editar la versión bilingüe del libro.
-Una persona que justo hace un doctorado en la Universidad de California ha traducido los poemas de Emilia y se van a publicar en algunas revistas especializadas de allá. Nos parece un gran aporte de esta persona. Precisamente a partir de esta traducción y con nuestro contacto en Nueva York estudiamos la idea de publicar una edición bilingüe en Estados Unidos. Es un proyecto pendiente.
– ¿Ustedes conservan los originales?
-Mi madre conserva algunos trabajos de María Emilia. Yo tengo algunas cosas de ella. Hace un tiempo se presentó el documental sobre mi hermana y una persona se me acercó y me entregó un cuaderno de Emilia que lo guardó y conservó todo este tiempo. Ella siempre escribió en cuadernos.
– ¿Qué nos puedes decir de la nueva edición de “En la mitad del camino recorrido”?
– ¡Me encantó! Lo releí y sigo encontrando elementos y aspectos nuevos en el libro. Respuestas sobre algunas interrogantes que tenía y tengo sobre ella. Una semana antes de morir mi hermana visitó nuestra casa y nos pusimos a charlar. Esa conversación la sentí como una despedida.
– ¿Por qué?
-Por las cosas que me dijo. Por lo que hablamos. Nos dijimos muchas cosas, pero fue su tono la que me dejó esa sensación de despedida
– ¿Qué te dijo?
-Que me admiraba, que le gustaba verme libre y sin depender de nadie. También le comenté mi admiración por su manejo de la escritura. Por su capacidad lectora.
-A propósito de lo que me cuentas. En todas las ediciones de su libro podemos leer un significativo poema dedicado a tu persona. ¿La complicidad las unía?
-Sí, imagínate, compartimos la misma barriga. Nuestra hermana mayor nos lleva cuatro años de diferencia. Éramos solo nosotras. Desde nuestro nacimiento parábamos juntas.
-Afirmas que María Emilia escribió desde siempre. ¿Qué recuerdos tiene sobre esta experiencia?
– Su sensibilidad y facilidad para escribir era innata. Ella escribía por las tres en las tarjetas para mi mamá. Siempre reviso sus cosas. Los objetos que guarda mi madre. La recuerdo escribiendo los saludos en todas las tarjetas. Para el día de la madre, las fiestas navideñas. Siempre tenía algo que decir. Textos precisos y cariñosos.
– ¿Te recuerdas del momento preciso en que decide ser escritora?
– Desde jovencita mi hermana tenía clara la idea de ser escritora. Nosotras formamos parte de una familia de lectores. Mi padre compraba colecciones de libros de diversas especialidades. Leíamos todo. Incluso adquirió la colección de Populibros. A partir de su lectura de estos títulos dedicado a los escritores peruanos ella empezó a identificarse con todos los poetas. En esa época, como una forma de fomentar la lectura, el poeta, novelista y editor Manuel Scorza, puso en marcha las campañas de ventas económicas de los Populibros Peruanos, una colección de 64 libros con lo mejor de la literatura peruana y universal. Mi papá compraba todo lo que se publicaba en estas económicas ediciones. Leíamos todos los títulos, éramos unas lectoras impenitentes.
-Fue durante la etapa de estudiantes…
-Claro, era la época del colegio. En ese tiempo los estudios se dividían entre ciencias y letras. Ella escogió letras. Yo elegí ciencias. Las amigas de la escuela hasta hoy la recuerdan como la escritora de los discursos. Cuando terminamos la escuela ella postuló e ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ella empezó a estudiar letras. Yo me dediqué a otra cosa. Fui aeromoza por espacio de cuatro años.
-Durante la etapa de lectura de los títulos de Populibros ¿Quién fue el poeta que más le impactó?
-César Vallejo.
-Ana, ambas viajaron mucho también.
-Sí. Fue una época en la que estuvimos muy unidas. Viajamos a Argentina, Chile, México. Nos íbamos a todas partes.
-María Emilia tuvo una conexión especial con México. Esta relación fue a propósito de este viaje.
– ¡Claro! Llegamos a México al poco tiempo de lo sucedido en Tlatelolco a propósito del movimiento estudiantil. Visitamos la librería El Sótano, famosa hasta el día de hoy. En este espacio mi hermana entabló amistad con el hijo del dueño. Este nos presentó a un conocido periodista del diario Excélsior. Hicimos una bonita amistad con ambos. Nosotras parábamos con ellos. Eran bohemios de la época. Nos invitaron a Cuernavaca. Conocimos a David Alfaro Siqueiros, quien nos invitó a su estudio. Nos presentaron también a un hijo de Emiliano Zapata. Durante nuestra estadía acudimos a un sin número de muestras de pintura y escultura.
-Qué pensaba María Emilia sobre este grupo de artistas e intelectuales de México de esa época.
-A mi hermana le impactó la libertad ejercida por los artistas, intelectuales y políticos de México. Libertades difíciles de ponerla en práctica en una Lima conservadora y pacata. En esa época el solo hecho de ir a un café, a un bar, era sencillamente un escándalo. Justamente de este viaje que hicimos recuerdo su escritura en las servilletas de los bares o los cafés mexicanos.
-Ella conservó estos pedazos de servilletas en donde escribía sus poemas…
– ¡Por supuesto!
– ¿Dónde están?
– Algunos los conserva mi mamá. Los primeros poemas los escribió en México precisamente en papeles sueltos y en servilletas.
-Háblanos de María Emilia y su filiación política.
-María Emilia fue una mujer de izquierda. Leyó y estudió a Marx al revés y al derecho. Se proclamaba marxista. Era también seguidora de la Teología de la liberación, movimiento que encabezó el padre Gustavo Gutiérrez. Su opción política era por los pobres y eso la llevó a mudarse a vivir en la Caja de Agua en San Juan de Lurigancho. Era muy amiga de Susana Villarán y Manuel Piqueras que en esa época también vivían por allá.
-¿En algún momento se proclamó feminista…?
-No. En ese período el feminismo no estaba tan fuerte como ahora. Para nosotras no había feminismo. Sin embargo, fue una luchadora, defensora de los derechos de las mujeres. Podría decirse que era feminista o una libertaria a favor de la liberación de todos.
-Ana, ¿cuáles crees que fueron los factores que acabaron con su vida?
– Ella era una mujer amante de la libertad. Le agradaba ser libre. No pudo conciliar con una sociedad cucufata. Incluso los llamados revolucionarios de esa época eran machistas. Demasiado para su gusto. Se sumó la separación con su esposo, el hecho de salir embarazada y perder a su hijo. Todo esto le produjo una profunda depresión. Mi hermana venía de una familia abierta y democrática. Nosotras éramos tres hermanas mujeres. Mi padre nos permitió manejar auto, fumar, viajar, salir solas… Incluso nos invitaba a los partidos de fútbol, al box. Nuestra sociedad altamente cucufata la destruyó.
-Ustedes se quedaron con los originales de “En la mitad del camino recorrido”.
-Ella escribió el libro en la casa y luego lo envió al concurso de Casa de las Américas. No ganó el concurso y se lo devolvieron.
– ¿Tienes el original?
-Lo tenía. Justo hablé de este tema con Mariella y ella me comentó que debe de estar en Flora Tristán.
-Parafraseando un pasaje de su poema… ¿María Emilia fue la chica mala de la historia?
-Sí y no. Habla de ella, pero también de sus amigas. Junta varias historias. Manifiesta cómo se sentían las mujeres que se atrevían a vivir su sexualidad. Era el sentir de la época. Recuerda que formamos parte de la primera generación que tuvo acceso a la píldora anticonceptiva. Muchos de nosotros probamos por primera vez la marihuana. Gozamos de una libertad impensable en otra época. Nosotras más porque en casa siempre se nos dio mucha libertad.
-Ana, José Rosas Ribeyro y Elqui Burgos comentaron que los poemas Soy la muchacha mala de la historia, Como tú lo estableciste y Tímida y avergonzada, es un trabajo de montaje y construcción que ellos hicieron al año de su partida en 1973. Estos poemas antes fueron publicados en una revista de la época. ¿Ellos mantienen su originalidad o fueron modificados por estos personajes?
-Esta es una larga controversia. ¿Qué te puedo decir? Esos poemas ya estaban escritos antes de su muerte, incluso publicados. Yo puedo dar fe de haberlos visto cuando Emilia preparó su versión de “La mitad del camino recorrido”, que envió a Casa de las Américas y fue mucho antes de su muerte. Por otro lado, no me imagino a José Rosas Ribeyro o Elqui Burdos escribiendo algo como “Soy la muchacha mala de la historia”, para mis todos sus argumentos son profundamente machistas, no los veo escribiendo desde el punto de vista de una mujer y sobre todo una mujer liberada.
En la mitad del camino recorrido, primera edición
El Centro Flora Tristán publicó en 1989 por primera vez el manuscrito que estaba preparando la poeta en el momento de su muerte, con la edición de Diana Miloslavich y Mariella Sala. El manuscrito fue entregado a la institución por su hermana Ana Cornejo. El poemario tuvo una gran acogida entre las mujeres, especialmente jóvenes, más allá de los claustros de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde era un mito entre las estudiantes de Literatura y en donde había estudiado María Emilia. Su acogida dio lugar a la publicación de dos ediciones más que fueron puestas a la disposición del público a un precio simbólico, pues lo que se buscaba era su difusión.