La directora y fundadora de la consultora especializada en industrias creativas Cultura 360° nos ofrece un panorama del sector cultura
Es experta en derecho de autor, signos distintivos, industrias creativas y gestión cultural. Fue asesora del Despacho Ministerial de Cultura en temas de propiedad intelectual, Coordinadora de la Mesa de Industrias Creativas del Ministerio de la Producción y Vicepresidenta de la Comisión de Derecho de Autor del Indecopi. Es coautora del blog “Por Piedad Intelectual” y socia fundadora de la consultora Cultura 360°. Para charlar sobre el sector cultura, Lima en Escena entrevistó a Viana Rodríguez.
– Viana, antes de charlar sobre Cultura 360°, la entidad que diriges especializada en proyectos y temas de cultura. ¿Cómo cambió el sector cultura y todo lo que involucra el mismo en estos últimos 20 o 15 años?
-El principal cambio ha sido pasar de un Instituto Nacional de Cultura que era una institución adscrita al Ministerio de Educación a tener un ministerio propio, desde hace nueve años. Eso ha hecho que, en teoría, el Ministro de Cultura tiene tanta voz y voto como el Ministro de Salud o el Ministro de Economía, lo cual le brinda la importancia del caso al sector cultura.
Asimismo, las áreas de acción del sector cultura se han ampliado. En realidad, se han visibilizado. Antes, el INC era concebido como una institución que velaba por el patrimonio, ya sea material: huacas, casonas, monumentos, e inmaterial: tradiciones, rituales, festividades. Ahora, se ha visibilizado el subsector de las industrias culturales y el Estado se ha constituido como actor, forma parte de la ecuación.
– En el Perú segmentos como el editorial, el cine, el teatro, entre otros, no despegan en términos comerciales o de generación de utilidades. Difícil hablar de una industria de cine, de teatro o editorial. ¿Por qué?
-Sí, efectivamente la tenemos difícil, pero no imposible. Eso no quiere decir que no existan proyectos relativos al cine, al teatro, al sector editorial, al sector musical, sino que las condiciones favorables para que se cree industria aún no se han establecido. Lo que falta es justamente el diseño, a largo plazo por parte del sector cultura, de planes para “nivelar la cancha”.
Un ejemplo de condiciones desfavorables: la falta de políticas para incentivar el sector editorial, que no solamente se limita a la emisión de una ley, sino que debe abarcar una estrategia de internacionalización del libro, un trabajo con el sistema nacional de bibliotecas, es decir, el establecimiento de objetivos del sector para poder determinar cuáles son sus necesidades y en cuáles de ellas el Estado puede colaborar.
– Viana eres experta en derecho de autor y propiedad intelectual en el campo del arte y cultura en el Perú. ¿Por qué hasta el momento no se puede frenar la piratería en nuestro país y qué hacer frente a este fenómeno?
-Primero, hay que ver más allá de los vendedores ambulantes en los semáforos en Javier Prado que te ofrecen libros o CDs piratas. Se trata de mafias estructuradas, lo que estamos viendo es la punta del iceberg. Segundo, este tipo de problemas deben hacer que busquemos nuevas oportunidades, nuevos modelos.
Por ejemplo, cuando surgió la imprenta (1440) implicó una serie de problemas para los autores, porque popularizó la posibilidad de que muchas más personas pudieran copiar en formato papel obras literarias. Sin embargo, terminó siendo una oportunidad.
Otro ejemplo es el de piratería de películas: inicialmente para cubrir la demanda de películas -obras audiovisuales- en casa, apareció Blockbuster brindando el alquiler de películas a precios previamente establecidos. Sin embargo, dejó de hacer algo que siempre les digo a mis clientes: autoanalizarse de manera crítica para poder determinar si es que el modelo de negocio está siendo eficiente. Blockbuster se confió: establecieron altas multas por moras, tuvieron una lenta distribución para estrenos, y aun cuando veían que eso pasaba, se negaban a cambiar el modelo y apareció Netflix.
– Desde el 2016 eres directora y fundadora de la consultora Cultura 360° especializada en industrias creativas. Específicamente, ¿cuáles son los temas de trabajo de mayor demanda?
-Tenemos tres ejes que nos solicitan mucho: el legal que abarca desde el diseño legal de proyecto de leyes, contratos; comunicaciones todo lo relacionado a marketing, redes sociales y gestión: financiamiento, diseño de planes y programas culturales, postulaciones a fondos concursables. Sin embargo, también ofrecemos otros servicios: investigación, capacitaciones y tenemos además consultores que se desempeñan como científicos sociales, economistas, entre otros. Ahora mismo, estamos diseñando un producto para ofrecer administración y contabilidad para proyectos culturales de manera remota y no se incrementen los costos al pagar a dichos servicios in-house.
Además, no solo llegan emprendimientos culturales para asesoría; también vienen con nosotros empresas grandes como bancos, universidades, gremios de empresarios a fin de que les diseñemos estrategias, ahí sí más legales, referidas a derecho de autor, marcas y publicidad.
– En la actualidad. ¿Contamos con iniciativas culturales públicas y privadas de éxito? Podrías mencionarnos algunos ejemplos…
-Sí, aquí me quiero detener un momento para lo que debe significar el éxito de un proyecto cultural. Puede existir un éxito económico que es algo por lo que todavía trabajamos y puede existir un éxito por el impacto social que genere el proyecto. A mí me gustaría hablar del segundo grupo, porque son justamente las mediciones más invisibilizadas al momento que queremos sustentar por qué es necesaria la cultura.
Por ejemplo, el trabajo que hace el Cine Olaya, que es un centro cultural en Chorrillos; o el grupo Chaski que ha conseguido diseñar una red de difusión de cine en espacios alternativos. También trabajamos con un productor musical que es muy contratado en el extranjero -para videojuegos y audiovisual- y que les garantiza a sus clientes que la calidad de su trabajo sería idéntica a que, si fuera producida en Los Ángeles, y lo está logrando, contratando a compositores y artistas peruanos. Luego, asesoramos un proyecto hermoso, donde músicos e historiadoras, han construido un musical de gran formato visibilizando la vida de una mujer que fue importante en el proceso de la independencia del Perú. ¡Hay tantos!
-Es frecuente observar emprendimientos culturales truncos por diversos factores siendo el económico el principal. ¿Qué hacer para que estos proyectos se lleven a cabo exitosamente?
-Debemos entender que requiere diseño: objetivos, establecer límites de lo que se quiere y lo que no se quiere hacer, planificar funciones, distribuir tareas y sobre todo identificar el diferencial que tiene ese proyecto. Es importante no resolver únicamente el día a día.
-Ahora contamos con un Ministerio de Cultura, entidad pública que desde áreas definidas promueve, estimula económicamente el sector. ¿Cómo observa el desenvolvimiento de esta cartera?
-Es importante que el Ministerio de Cultura exista, sin embargo, también es importante que sea tomado en serio y se dimensione su importancia. En estos últimos tres años ha habido ocho ministros de cultura, lo que implica un promedio de cuatro meses por ministro. ¿Cómo podría avanzarse con un constante cambio de cabezas? No te da tiempo para nada.
Normalmente los Ministros llegan con su equipo y hacen cambios en los Viceministerios y los Viceministros, a su vez, pueden cambiar a los Directores Generales y estos a los equipos de línea. Y aún cuando esto último pasa con menor frecuencia, que pasaría si yo te dijera que cada 4 tú puedes perder tu trabajo, ¿trabajarías con tranquilidad? ¿Podrías hacer proyecciones a largo plazo? ¿Podrías construir un plan de trabajo para los próximos cinco años o diez años?
Creo que una de las cosas que todavía nos falta como sector es definir los objetivos y para ello también necesitamos saber el terreno que pisamos. El Ministerio de Cultura debe ser responsable de levantar la data del sector o al menos de darle los lineamientos a Produce para que lo haga. Es decir, saber cuántos puestos de trabajo generan las industrias creativas, a cuántas familias están beneficiando económicamente, cuánto se está recaudando en impuestos, cuántas empresas pasan a la formalización, cuántas se desactivan al cabo de un tiempo, y esto ¿para qué? Para que el Estado sea justamente el que identifique cuales son las trabas del sector y aplane la cancha para hacerla más pareja.
Entonces, la función del Ministerio no está en producir eventos, conciertos, sino que va más allá. El Ministerio de Cultura tiene que ser el aliado del sector, el que una vez definidos los objetivos sea el que ponga los problemas sobre la mesa para definir con sus pares, los otros ministerios, y establecer políticas multisectoriales.
-El Perú aún no cuenta con una industria de cine, teatro, editorial, visual, pese a tener a artistas brillantes en estos segmentos. ¿A qué le atribuye este hecho?
-A la escasez de políticas públicas para el sector cultura, pero también (y esto es más grave) a la voluntad política. Si bien existen algunos avances como establecer estímulos económicos para diferentes tipos y etapas de los proyectos culturales, falta muchísimo por hacer. El Estado debería pensar en sus políticas como multisectoriales; por ejemplo, para una política de industrias creativas necesitas de todas maneras al Ministerio de Cultura, pero también al Ministerio de la Producción.
Te pongo un ejemplo, PromPerú nos contrató para diseñarles la Comisión fílmica, que es una plataforma que incentiva que productoras internacionales vengan a filmar a Perú. Y esto no pasa por pagarles a las productoras para que vengan, sino por solucionar las trabas administrativas que existen: mejorar el mecanismo de importación temporal de equipos de filmación; considerar a través de Migraciones la creación de un nuevo tipo de visa (que no es la visa de artista porque esa requiere que el artista reciba el pago de su remuneración en Perú) para los extranjeros que ingresan a filmar acá, pero que se les siguen pagando en otro país; levantar información, junto con los privados, sobre si existen tanto técnicos como artistas que puedan cubrir la demanda de los productores internacionales.
Imaginemos que viene Walt Disney (porque ahora es de ellos) a filmar Indiana Jones 5 en el Perú. ¿Van a venir con todo su equipo técnico y artístico? No, van a necesitar contratar peruanos, pero para ello necesita saber si los perfiles que necesita, existen en Perú, si es que la localidad donde filmará cuenta con alojamiento, restaurantes, servicios básicos. No tenemos esa data. Y eso era justamente lo que se trabajaba con PromPerú, una estrategia multisectorial, pero que quedará establecida en protocolos, en procedimientos que generen predictibilidad.
En otros países se traduce en leyes que brindan incentivos tributarios, devoluciones económicas si es que una película extranjera contrata servicios nacionales, colaboraciones con otras instituciones a fin de darle facilidades. El problema es que muchos de estos proyectos quedan truncos o comienzan con mucha fuerza y luego se estancan. Entonces, volvemos a comenzar y así no tenemos continuidad para poder crecer y planificar.