La destacada artista visual Charo Noriega partió físicamente el pasado 25 de abril. Nos deja un significativo legado artístico. Obras que, además de hacer referencia al arte rupestre, prehispánico, la pintura campesina y la iconografía del arte amazónico, constituyen una abierta crítica social a diferentes períodos de nuestra historia política reciente. Fotos: Rosa María Vargas
“El arte peruano ha perdido a una artista valiente que jamás tuvo miedo de expresarse, experimentar y arriesgar con su arte, tal vez incomprendida por algunos críticos e investigadores, quienes han tratado de encasillar su aporte al arte peruano del siglo XX”, señala sobre Charo Noriega, la historiadora, curadora y crítica de arte, Rosa María Vargas, quien además de publicar el libro «Charo Noriega en la Abstracción Pictórica (1995-2016)», título sobre la trayectoria de la recordada artista, es una de las pocas académicas expertas de su legado.
Justamente, Lima en Escena rinde un homenaje a Charo Noriega a través de las remembranzas de Rosa María Vargas.
-Rosa María, cuéntanos sobre los inicios de Charo Noriega en el segmento de las artes visuales locales.
-Tal como lo manifestó la artista durante la serie de entrevistas que le hice entre los años 2014 hasta el 2018, Charo Noriega se inició en el arte como estudiante de la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en el año 1974. Curiosamente, coincide con el año de nacimiento de quien te habla. Durante esa breve etapa en la PUCP, tiene contacto con una propuesta innovadora de enseñanza de arte establecida por Adolfo Winternitz. Si bien dicha metodología incluía en el primer año de estudio materias generales, se hacía énfasis en el conocimiento de diversos campos de las humanidades como la filosofía, literatura, entre otras disciplinas que permitían brindar al estudiante una visión más amplia del mundo, capacidad para discernir y justificar su trabajo artístico, además de cierta libertad creativa.
Sin embargo, no se realizaba el trabajo de taller de pintura, escultura ni del resto de las especialidades artísticas impartidas allí. Esto no fue del agrado de algunos estudiantes, quienes rechazaban la idea de no pintar durante el primer año motivando a algunos a abandonar la escuela o trasladarse a otra. En el caso de Charo Noriega, ella comentó que, en efecto, era extraño el no poder realizar cursos prácticos en taller, aprendió algunas técnicas vanguardistas como el collage, e incluso, algunos ejercicios de composición mediante la pintura en vidrio y sobre cartulina, que imitaba a la pintura vitral.
A mediados de 1975 se trasladó a la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, donde continuó su formación artística en la especialidad de Pintura. Paralelamente a su formación, Charo Noriega formó parte del grupo artístico Paréntesis (1978), y, posteriormente, en el grupo E.P.S. (Estética de Proyección Social) Huayco (1979-1982). Ésta última etapa se considera crucial para Charo Noriega, porque aquella nueva forma de hacer arte crítico social le permitirá ganar notoriedad como artista. Aunque pasen los años, y su trabajo individual como artista en años posteriores tenga aportes de carácter plástico, es inevitable no abordar esta etapa de trabajo colectivo de la artista a fines de la década de 1970 y primeros años de los ochenta.
– Podrías acercarnos a su vínculo con el grupo Huayco…
-Charo Noriega declaró que, luego de haber integrado el grupo Paréntesis (1978), amigos comunes del medio artístico, entre ellos, su enamorado de aquella época Juan Javier Salazar, la motivaron a integrar el grupo E.P. S. Huayco, en el año 1979. Las siglas E.P.S. (Estética de Proyección Social), hacían alusión al Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, que, en 1973, creó las denominadas Empresas de Propiedad Social (E.P.S.), empresas expropiadas que, en aquel momento, eran administradas por los trabajadores. Aunque otra de las razones, y quizás la más importante, fue el participar en una propuesta grupal para llevar a cabo un arte distinto al convencional, donde se pusiera de manifiesto la crítica político social, algo que le resultaba atractivo porque le permitía expresar su preocupación por la difícil coyuntura política que atravesaba el Perú, a través de la pintura, dibujo, fotografía, el grabado y de algunas vertientes del arte contemporáneo de entonces: una suerte de “Pop Art” adaptado a la realidad peruana y el “arte póvera”, arte llevado a cabo con elementos poco tradicionales en el arte y que, en mayoría, son insumos empleados en la construcción y otros materiales reciclados, como latas de leche, por ejemplo.
– ¿Qué nos puedes decir de su estilo, sus temáticas de explotación, en suma su estética?
-De acuerdo con la investigación que desarrollé sobre su obra y trayectoria artística, propuse que la obra artística posee dos fases: 1. La primera etapa de carácter figurativo: “Pop Art” (de un cariz crítico social), además de estilos inspirados en personajes literarios como “El zorro de Arriba y el zorro de abajo” e iconografía regional del ande peruano. Además de una etapa de transición, donde las formas figurativas dejan de ser representativas y apela a las líneas geométricas y su discurso mantiene cierta sutileza aunque deja de tener una connotación social o política, para pasar a ser un reflejo de su Yo interior, mucho más introspectivo -diría- y que se pondrá de manifiesto cuando a partir de 1985, inicia sus viajes a Francia y 2. La segunda etapa, de carácter abstracto: dividida en 1.- Fase geométrica (1995- 2002), 2.- Fase lírica (2003-2013), y 3.- Fase expresionista (2014-2016). En estas fases de su etapa abstracta, la aplicación del color será su instrumento y medio de expresión de su propio lenguaje visual; pero se dará algunas excepciones, como la licencia creativa que se dio en el año 2014 solo por citar un ejemplo, para la exposición Reflexio Vehems, cuya serie de lienzos presentada conjugó la figuración representando a la flora con las líneas y formas abstractas superpuestas, tomadas del dibujo Shipibo Konibo.
– Y sobre su producción pictórica durante este período.
-A Charo Noriega, ya radicada en París, le sucedió como a todo aquel peruano que emigra a otras latitudes, sentía una gran añoranza por el Perú. Ese sentimiento la llevó a revalorar y proponer su arte con una marcada reminiscencia del Perú Antiguo. En 1990 la artista finalizó la serie denominada Poupeé (Muñeca) que venía desarrollando desde 1988 y tenía como referente a las denominadas muñecas funerarias de la cultura Chancay. Con estos elementos artísticos plasmó sus sentimientos y emociones al encontrarse de cara a un contexto geográfico e idiomático distinto, al que le costó adaptarse, debido a su escaso conocimiento del idioma francés, que le impedía comunicarse con la fluidez que hubiera deseado. En años posteriores, desarrolló la técnica del Collage y otras técnicas modernas de aplicación de la pintura por superposición (o veladuras) con instrumentos poco convencionales. También se formó tomando algunos cursos en talleres comunitarios de grabado en París.
– ¿Qué obras destacas del legado que nos deja?
-De su etapa figurativa, las más emblemáticas es la conocida como “La vida te da sorpresas” y la frase irreverente que brota de aquellos labios: “El arte me llega”, que según la misma, hacía referencia a que no le interesaba hacer un arte “convencional”. Esta obra que corresponde a la época de E.P.S. Huayco y otra, como artista individual, titulada “Fiesta Patronal”, tras su salida de Huayco, es una crítica a la indiferencia del gobierno del entonces presidente Belaunde hacia los actos de violencia genocida que venían sucediendo en al interior de las comunidades campesinas en la sierra sur del Perú por parte de Sendero Luminoso.
De su etapa de transición en París, la colección Muñecas (Pupeé) 1990-1991, resulta interesante porque en esta serie, además de sus emociones plasma su identidad como peruana, debido a los referentes estéticos de la cultura Chancay que son evidentes en la mencionada serie. De su etapa abstracta, a pesar de ser la menos difundida, es la más prolífica, destacan: “Ergo Sum” (2010), donde fragmenta la imagen cortando los lienzos y volviéndolos a pegar de manera espaciada. Lo mismo la obra “Huella marina” (2012), cuyo resultado de la aplicación del color resulta impresionante, debido al contraste bien logrado y a las técnicas poco convencionales empleadas para crear texturas visuales. La obra de la que fui testigo desde el inicio de su ejecución hasta el final fue la denominada “Plumajes” (2015-2016), pues considero que la técnica de aplicación de color, adaptada por ella misma, al cambiar el material de sus herramientas y tamaño de las mismas, que tuvo como referente a Gerhard Richter, cuya obra pudo apreciar durante su estadía en París, y al diseño del tejido plumario de la cultura Wari. El resultado es sorprendente debido a la técnica de “arrastre” que combina el color sin alterar del todo la secuencia cromática e incluso, genera nuevas secuencias de color.
–Publicaste «Charo Noriega en la Abstracción Pictórica (1995-2016)». Qué nos puedes comentar de está experiencia.
-En el mes de mayo del 2019, publiqué «Charo Noriega en la Abstracción Pictórica (1995-2016)», un libro derivado de mi tesis para el Grado de Magíster en Historia del Arte Peruano y Latinoamericano de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se publicó bajo la modalidad de impresión por demanda en una editorial norteamericana. Fue el resultado de casi cuatro años de investigación, visitas constantes a su casa taller, además de gratos momentos de tertulia “post entrevistas”
Es curioso como hace 7 años, cuando iniciaba mi investigación, nada hacía presagiar que Charo Noriega nos dejaría tan pronto. Recuerdo que le dije a inicios de mi investigación: “Charo, mi inquietud por hacer esta tesis sobre tu aporte, además de difundir tu obra como artista individual fuera de E.P.S. Huayco, es la de reconocer a través de una investigación y posterior libro, tu trayectoria, ahora que estás viva y activa; y no, como siempre suele suceder la mayoría de veces, particularmente en artistas mujeres, que se les reconoce post-morten o se investiga sobre ellas, sin tener en cuenta su testimonio de vida, ni como desarrollan su oficio en su taller. Prefiero estudiar tu obra ahora que estás viva. Para mí, no tendría sentido hacerlo cuando ya no estés en este mundo”. Ella, asentó la cabeza y me daba la razón agregando que la satisfacción de un artista es sentirse reconocido por su aporte mientras tenga vida. Para ella fue grato que se haya publicado una tesis y un libro sobre su vida y trayectoria; será algo que continuaré haciendo con otras artistas en actividad, cuyos aportes merecen ser estudiados y divulgados. A Charo Noriega le estaré eternamente agradecida por la buena disposición y facilidades que me brindó durante el desarrollo de mi investigación. Tenerla a mi lado el día de mi sustentación de tesis fue una experiencia que jamás olvidaré, como también la última entrevista grabada en video que me concedió, en el mes de octubre del 2021, para la tesis doctoral de la Universidad de Tarapacá, que vengo desarrollando sobre arte peruano del siglo XX. Echaré de menos las visitas frecuentes que solía hacerle y los detalles tan especiales que tuvo para conmigo años antes; como, por ejemplo, las obras suyas que me obsequió durante el tiempo que la conocí y que suelo contemplar todos los días en mi hogar. Aún sigo sin creer que ya no esté con nosotros.
El arte peruano ha perdido a una artista valiente que jamás tuvo miedo de expresarse, experimentar y arriesgar con su arte, tal vez incomprendida por algunos críticos e investigadores, quienes han tratado de “encasillar” su aporte al arte peruano del siglo XX, al reducirlo únicamente a su participación en E.P.S. Huayco “destacando” el discurso político-social, considerando “irrelevantes” los aportes y transformaciones en su producción posterior a dicha etapa, durante su estancia en Europa: un lenguaje plástico más personal y carente de toda connotación política, alejándose de toda imposición del “establishment” del arte contemporáneo actual. Siempre sencilla y dispuesta a exponer al lado de jóvenes artistas emergentes y de mediana y larga trayectoria. Siempre me decía que prefería eso a exponer únicamente con artistas de su generación.
Su forma de pensar me motivó a proponerle exponer en dos muestras colectivas bajo mi curaduría, a las que aceptó con mucho gusto y sin hacer la típica y odiosa pregunta que algunos artistas con cierta arrogancia suelen hacer: “¿Quiénes van a participar la exposición?” que de alguna manera condiciona la participación, si consideran que los otros artistas no estuvieran “a su altura”, que no fue el caso de Charo. Eso habla muy bien de ella, pues demostró ser humilde a pesar de la gran trayectoria que traía a cuestas. Además de admirarla como artista, continuaré admirándola también, como ser humano que fue. Podría sonar extraño por ser una mujer “de carácter”, pero, quienes hemos tenido la oportunidad de haberla conocido de cerca, sabemos bien como era ella. Jamás olvidaré los momentos vividos junto a ella y su desprendido apoyo a mi tesis y libro.
Aprovecho para expresar a nombre mío, de mi esposo, hijo, mi madre y hermano quienes conocieron a Charo personalmente, el día de mi sustentación, nuestras más sentidas condolencias a sus hermanos, Beatriz, Raúl, Julie, demás familiares y amigos muy cercanos, por tan lamentable pérdida. Charo se fue tranquila y complacida de que su obra y trayectoria hayan sido reconocidas en vida en diversas instituciones culturales y a través de mi humilde aporte de tesis y libro, el haber dado a conocer a las nuevas generaciones quien es Charo Noriega y el real valor de su obra pictórica.