Doctora en literatura latinoamericana y en estudios de género por la Universidad de California, Berkeley, Profesora Asociada y Directora del Programa de Posgrado en el Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad DePaul (Chicago, Estados Unidos), Rocío Ferreira, es además experta en literatura, cultura y cine peruanos.
Entre sus recientes trabajos publicados podemos mencionar: “Cuentos del postconflicto peruano: entre el dolor y la esperanza en Al fin de la batalla. Después del conflicto, la violencia y el terror”, «Subjetividades nómadas y queer durante la violencia política en tres novelas de Carmen Ollé, Aída Balta y Pilar Dughi» y «Las mujeres disparan: Imágenes y poéticas de la violencia política en la novela peruana contemporánea».
Especialista además en literatura peruana decimonónica escrita por mujeres. Ha escrito sobre Clorinda Matto, Mercedes Cabello, Juana Manuela Gorriti, María Nieves Bustamante, entre otras.
Para charlar de estos y otros temas Lima en Escena entrevistó a la académica Rocío Ferreira.
-Rocío, la literatura peruana actual escrita por mujeres ha experimentado un nutrido crecimiento. ¿Cómo observas este panorama?
-Efectivamente, en estos momentos hay una rica producción literaria tanto de narradoras como de poetas peruanas. Asimismo, se debe destacar que disciplinas como el teatro, el cine, la danza, y otras vertientes artísticas, experimentan este mismo crecimiento en sus producciones y obras. A diferencia de otras décadas, el número de dramaturgas, directoras teatrales, directoras cinematográficas, coreógrafas, se ha incrementado significativamente lo cual es vital hablar sobre su trabajo y sus obras.
-Perú no es precisamente una industria en el campo literario sin embargo la narrativa cuenta con nuevas voces.
-Tenemos una nutrida producción de narradoras poco conocidas. Solo se sabe de autoras que a la prensa tradicional le interesa destacar. No se toca ni se habla de la producción literaria de las diversas regiones del país. En este punto tenemos una enorme tarea que hacer. Está pendiente hablar y destacar a las diversas voces literarias de las regiones del país.
Fotos: Rosana López Cubas
– ¿Crees que esto se debe a este mainstream creado por los medios?
-¡Claro! La tendencia de los medios convencionales es escribir y mostrar a determinadas autoras no a todas. Hablan de las mismas siempre. Y pese, a que un pequeño número de escritoras participan en la Feria del Libro de Lima u otros espacios culturales de la ciudad, los medios no se ocupan de dar a conocer esas otras nuevas e interesantes voces que surgen y publican. Y, mucho menos se habla de la producción fuera de Lima.
-Incluso determinados autores viven en la precariedad. El estado no genera programas o actividades dirigidos a sus creadores.
-Necesitamos establecer oportunidades reales de recursos económicos para la investigación y creación artística ya sea a través de instituciones públicas o privadas que se dediquen a fomentar la pluralidad. Estas instituciones deben crear becas solventes que les permita a las mujeres crear, escribir e investigar. Otros países ofrecen este tipo de soporte a sus escritores y artistas en general. No interesa el género ni la disciplina. Lo mismo es literatura, teatro, música, cine, en fin. Si bien el Perú cuenta con un grupo pequeño de narradoras experimentadas contamos con otro grupo que no puede publicar sus obras. Publicar un libro les resulta una tarea muy difícil.
-Tampoco contamos con un fondo editorial estatal en donde la autoras y autores puedan publicar sus obras…
-Fuera del Fondo Editorial de Petroperú que mediante sus concursos publica una serie de obras de la literatura nacional contemporánea en narrativa, poesía, ensayo teatro, el Perú no cuenta con un fondo editorial que se dedique a la cultura nacional. El fondo editorial del Congreso es para propósitos que no abarca la narrativa, la poesía o el teatro. La iniciativa de Petroperú es relevante porque nos ofrece los libros de los escritores contemporáneos. A través de estas publicaciones anuales observamos parte del panorama actual de la literatura local, que, sin embargo, podría ser más plural e inclusiva.
-Ya que estamos tocando el tema de las editoriales. ¿Qué opinas sobre el trabajo que desarrollan las editoriales independientes o las internacionales?
– Me alegra que sellos internacionales como el FCE Perú abra un espacio para nuestras escritoras y escritores. Gabriela Olivo, su directora, tiene conocimiento de lo que ocurre en nuestro país razón por la cual publica a excelentes autoras de narrativa, poesía y últimamente del rubro de las comunicaciones. Espero que continúe con este importante proyecto porque necesitamos abrir estos espacios y darles una oportunidad a nuestras escritoras. Estamos en pleno siglo XXI y observamos determinados catálogos en donde más del 90 por ciento de las obras son publicadas por varones. Vivimos todavía en una sociedad fuertemente arraigada a su estructura colonial, machista, clasista y racista que suele optar por la discriminación en vez de la inclusión y dedicarse a fomentar nuestra riquísima heterogeneidad. Realmente es una lástima y vergüenza.
-¿Consideras que estas taras no se pueden superar?
-Es vergonzoso escuchar el discurso colonial, piramidal, vertical y misógino en todas las esferas, tanto públicas como domésticas. Es nuestra tarea romper con esto. Debemos hacer un plan educativo en el que desde niños aprendamos a valorar y amar nuestra heterogeneidad cultural a todos niveles, empezando por aprender quechua y otros idiomas nativos. ¿Cuándo vamos a desfosilisar esa mentalidad colonial inscrita en nuestra piel qué tanto daño y atraso lleva?
-Sobre las temáticas de la literatura peruana actual. Unas optan por la literatura del yo y otras por la literatura de la memoria. Podrías darnos tu opinión al respecto.
-Ambas se han ido desarrollando de manera sostenida y en paralelo. Se menciona sobre todo las propuestas de las narradoras y narradores peruanos más conocidos, sin embargo, debemos de informar y destacar sobre la variedad de autoras y autores que han escrito sobre la violencia política y lo autobiográfico desde la década de los ochenta y noventa, por ejemplo. El boom actual de la literatura sobre dicho tema no es nuevo.
Desde los 80 y 90 la ficción aborda temas del yo que de alguna manera están relacionadas con la violencia interna. Una etapa de nuestra historia difícil y muy compleja. Esta literatura, sin embargo, tiene distintos matices importantes que destacar puesto que lo que se escribía en décadas pasadas se hacía ya bien de manera frontal si hablamos de los ochentas y de forma más oblicua cuando nos referimos a los noventas, por el temor general infundado de ser acusado de hacer apología al terrorismo.
En el siglo XXI, estamos hablando de historias que se construyen del post-conflicto, lo cual abre una gama nueva de manifestaciones. Las escritoras construyen historias que relatan experiencias crudas por las que pasaron las mujeres durante el periodo del conflicto armado, de cuerpos violados, mutilados, torturados y hasta de las esterilizaciones forzadas durante la dictadura fujimorista. Por otro lado, los escritores escriben de sus experiencias personales como “hijos de”. Todos textos valiosos para seguir construyendo la memoria que se quiere borrar de la historia nacional.
-Un reducido número de autores locales siguen opuestos a la literatura que habla del conflicto armado…
-Algunos autores muestran su opinión negativa sobre la escritura del conflicto armado como una manera de promocionarse. No tienen interés en hablar al respecto y banalizan el tema. Más allá de este tema, escribir sobre un periodo en particular es importante para el desarrollo del conocimiento de la historia nacional. El tema de la memoria no se puede descartar de un plumazo.
-Permíteme apelar a tus investigaciones. ¿Desde cuándo se aborda el período de guerra en la literatura peruana escrita por mujeres?
-Algunas autoras escribieron al respecto durante la década de los noventas. Las novelas no hablaban directamente del tema, sin embargo lo incluyen de manera tangencial u oblicua. Cuando se publica el reporte de la Comisión de la Verdad y Reconciliación se da un incremento en la producción de novelas que tocan el tema de la violencia política. Es en este marco que algunas autoras empiezan a escribir de manera totalmente explícita. Exponen sus experiencias. Hablan al respecto. Estas experiencias vienen del yo relacionado con la familia, la memoria, los actores sociales, y sobre todo sobre los cuerpos de las mujeres y su relación directa con las violencias que se les perpetraron de manera sistemática, entre otros.
– Como el caso de la novela “La voluntad del molle” de Karina Pacheco…
-Claro, Karina Pacheco habla desde la perspectiva de una familia cusqueña cuya realidad esta interferida por la violencia política. También tenemos a otras autoras poco conocidas que escriben al respecto.
-Algunos cuentos de Pilar Dughi tocan esta etapa también.
-Así es, Pilar fue una de las primeras en escribir del tema. Como mencioné anteriormente, las autoras peruanas producen más textos en los noventas. En los ochentas quizá encontremos un par de cuentos. Particularmente y de acuerdo con los registros de mi investigación, no hay ninguna novela escrita por una narradora en los ochentas que nos hable al respecto. En los noventas tenemos una serie de obras de ficción que nos acercan al tema. Carmen Ollé escribe Porque hacen tanto ruido y las Dos caras del deseo, dos novelas surgidas en esta década. Aída Balta y su libro Tiempo de Ópera. Laura Riesco escribe Ximena de dos caminos. Pilar Dughi nos ofrece sus cuentos y en su libro póstumo Puñales Escondidos vemos como a través de la literatura japonesa habla de manera intertextual sobre el periodo de guerra. Tenemos narradoras como Patricia de Souza, Silvia Miranda, Gloria Dávila y Susana Guzmán cuya obra también toca esta etapa. Después viene todo lo producido en el 2000.
-¿Hasta qué punto trabajar ficción del periodo de guerra es sustancial para la literatura local?
-Es importante construir memorias desde todos los puntos del país. El Perú es un país multicultural, heterogéneo, plurilingüe en donde la historia de uno es absolutamente diferente a la del otro. Ahora observamos a las recientes generaciones que deciden trabajar sobre esta temática. Más allá de toda esta referencia queda una pregunta en el aire… ¿Qué pasa con todas las voces de las culturas orales, con los autores y autoras queer? No las conocemos en su totalidad. Se tiene que seguir trabajando el tema de la recuperación de otras historias (orales, queer, juveniles y más), otras voces que hablen del tema. Es urgente visibilizar el trabajo de las creadoras de las diversas disciplinas de las otras regiones. El Perú no es Lima.
-Ciertos críticos cuando escriben sobre el periodo de guerra no aluden a las autoras… ¿Estamos ante un tema de desconocimiento?
-Observo dos aspectos. Por un lado, en el Perú, no se le da el debido reconocimiento a las escritoras, ni se le da el espacio en las páginas culturales de los distintos medios locales, incluso críticos que han escrito sobre estos temas no incluyen a las narradoras. Son mencionadas pero no estudiadas. Por otro lado, estas escritoras han sido publicadas en editoriales cuyos tirajes son reducidos y obviamente todo eso ayuda al desconocimiento.
-¿Un desbalance?
-Un desbalance abismal. Tenemos a Silvia Miranda, una autora que incluso ganó un par de premios en los noventas. Ella, en su novela corta Memorias de Manú, habla sobre qué es lo que pasa con los jóvenes que están en la universidad e ingresan a los partidos políticos de izquierda. En este relato ya se toca el periodo de guerra de manera más directa. En el 2011, Isabel Córdova, una escritora huancaína, poco conocida publica Gritos en silencio, otra novela sobre este tema. Poco o nada se escribe sobre ellas.
-Podrías acercarnos brevemente a tu trabajo de investigación y su relación con el conflicto armado.
-Es una investigación de muchos años donde analizo las diferentes representaciones culturales del conflicto armado. Narrativa y poesía, teatro y cine. Un panorama de cómo se forjó la memoria durante este periodo. ¿Qué hacemos para construir una memoria? ¿Cómo construimos esa memoria? ¿Cuáles son los puntos de vista? ¿Desde qué ideologías se escribió y escribe sobre la memoria?…
-Tu estudio va más allá del aporte académico. Es claramente un tema de visibilización.
-Lógico. Necesitamos saber sobre todas estas voces. Necesitamos conocerlas. Acá se desconoce el trabajo de algunas narradoras. Alina Gadea y su novela Otra vida para Doris toca el tema. Un golpe de dados (Ceques, 2015) de Victoria Guerrero también es desde un yo que quiere dar cuenta de esta historia. Deseo hablar de todas ellas de una manera más integral.
-Nuestras artistas están dispersas. Las escritoras de Lima no dialogan con sus similares de las diversas regiones del país. ¿Qué hacer?
-Debemos trabajar mucho para lograr integrar a todos los actores culturales del Perú, cómo diría Arguedas a “todas las sangres”. Me refiero a los artistas de las diversas especialidades y regiones del país. Trabajar actividades que las junte, las integre… Realizar mesas de diálogo y debate. Abrir los espacios culturales de manera horizontal.