Melina León: «Cuando se habla de trata de niños la película se torna más vigente»

Primera cineasta peruana en debutar en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes estrenará próximamente su ópera prima en el país. La película que aborda el robo de bebés en el Perú de los ochenta obtuvo más de treinta premios internacionales y se estrena en abril

Canción sin nombre se sitúa en 1988, en plena crisis política y económica peruana. Georgina, una joven migrante de Ayacucho cuya hija recién nacida es robada en una clínica falsa, emprende una búsqueda desesperada. Así es como contacta con Pedro Campos, periodista del diario La Reforma que accede a investigar su caso. Filmada en blanco y negro, la película recoge el clima decadente, caótico y entristecido de un país en crisis, así como la desolación de una madre cuya búsqueda de justicia es ignorada.

El recorrido de la película, previo a su estreno en el país en 2020, la coloca como la más importante del año. Las críticas positivas y premios que ha recibido son múltiples. Los expertos han resaltado, sobre todo, el trabajo de un equipo del que ha formado parte el cineasta Inti Briones como director de Fotografía, la compositora Pauchi Sasaki y el guionista Michael J. White.

Al respecto Lima en Escena charló con la directora Melina León.

-Melina, permítenos ir a los orígenes de la película Canción sin nombre. A la investigación que realizó el periodista Ismael León, uno de los fundadores del diario La República, sobre el robo de bebés en el Perú de los ochentas. Desde tu experiencia como cineasta. ¿Existe un vínculo entre periodismo y cine?

– ¿Periodismo y cine?… Sí, creo que ambas especialidades tienen mucho en común. Con esta película -de alguna manera- hemos vuelto a contar las noticias. Lo hicimos desde una mirada más pausada, más personal. El misterio juega también un papel importante.

– ¿De qué manera está investigación periodística, esta denuncia aportó en la elaboración del guion de Canción sin nombre?

– La historia no está basada, está inspirada. La denuncia es el detonante de un caso que convertimos en ficción. La película es una ficción basada en casos reales, personas reales en una situación concreta en la que una mafia que traficaba con niños tenía la anuencia de algunos poderes del estado de esa época.

– ¿El Poder judicial, la policía?

– Los jueces vinculados a toda una red de corrupción. El tema de los policías no lo tocamos. En todo caso lo abordamos desde la indiferencia. Indiferentes ante las denuncias de personas de origen andino, de los pobres.

-En los ochentas fue el robo de los bebés. Ahora nos moviliza, nos indigna la trata de niños…

– En efecto. Cuando me hablas de la trata de niños observamos que la película está más vigente que nunca. Desearía reflexionar sobre un tema del pasado, pero lamentablemente estos fenómenos sociales se observan a nivel global. La trata, es uno de los negocios más lucrativos de la historia contemporánea. La participación de las autoridades corruptas en todas estas problemáticas sociales es lo más lamentable.

– El Perú tiene un tema histórico con el tema de la corrupción. Estado y corrupción prácticamente van de la mano y lo observamos día a día.

-La corrupción en nuestro país es un mal endémico. Las principales autoridades están vinculadas a la delincuencia.

– La informalidad es otro tema latente en el Perú. Georgina -el personaje principal- ingresa a uno de estos hospitales informales en donde justamente le roban a su bebé a vista y paciencia de las autoridades de ese nosocomio.

-Canción sin nombre, es ante todo una película de ficción. Un cine que conversa con la realidad, con el acontecer político social. Se interesa por la gente que vive en una determinada circunstancia social. Nuestros personajes son víctimas de algún tipo de discriminación, de violencia.

Walter Salles ponderó tu película por la temática. El Perú en los ochentas: una época difícil a nivel político y económico.

– Estoy agradecida por los brillantes comentarios de Walter. Su película “Estación Central” fue de mucha influencia para directoras y directores contemporáneos. Marcó toda una época. La temática de Canción sin nombre es devastadora. Personalidades vinculadas a la industria del cine se han conmovido con la historia de la película. Muchos han visto reflejada su sociedad.

– Pese a las diversas manifestaciones de activistas mujeres a nivel global la brecha de género está ahí. No existe la tan anhelada paridad. ¿Qué implica ser la primera cineasta peruana en debutar en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes?

– En la industria del cine es sumamente importante. En este oficio te abre muchas puertas. Te ofrece notoriedad. Recuerda que todo el mundo desea estrenar su película en el Festival de Cannes. Canción sin nombre fue una de las cintas más destacadas de la Quincena de Realizadores. La película cobró importancia a nivel global. Diversos operadores de la industria se interesaron en ella y la empezaron a solicitar para exhibirla en una serie de festivales internacionales.

– ¿Cómo se ve la directora Melina León en todo este panorama?

– Me veo en un contexto en donde se apoya más a las mujeres. La presencia de directoras mujeres tiene ahora más demanda y presencia en la industria. Quizá no en la medida que uno desee, sin embargo, ya estamos ahí. Si antes nos marginaban ahora son conscientes que todo esto debe cambiar.

-La presencia de Canción sin nombre en el Festival de Cannes ha motivado también a que se observe aún más el trabajo cinematográfico de las directoras peruanas.

-Claro. Sin embargo, debemos recordar que todo empieza en casa. Aquí no hay paridad en la crítica. No hay interés de parte de la crítica por el trabajo de las directoras mujeres. En el Perú aún impera la figura del director. A las mujeres la tienen al margen. En otros países existe más interés por el trabajo cinematográfico de las mujeres. Se identifican con ellas.