¿Qué hacer frente a la crisis de contenidos de los diversos medios de comunicación algunos de los cuales forman parte de la prensa concentrada?, investigadora de IDL- Justicia Viva y editora de la Revista Ideele, autora del libro De allá para acá: tres testimonios de la diáspora venezolana en Perú, nos ofrece algunos alcances…
Estudió Comunicaciones en la Universidad de Lima. Formó parte de la redacción de Perú21. Actualmente, es investigadora de IDL- Justicia Viva y editora de la Revista Ideele. Asimismo, publicó artículos de análisis político en revistas como Nueva Sociedad y Jacobin. En 2021 lideró el proyecto Más capacitación para más periodismo de Hanns-Seidel-Stiftung (HSS). Escribió el libro De allá para acá: tres testimonios de la diáspora venezolana en Perú, y tres manuales de capacitación a periodistas sobre el sistema de justicia, derechos humanos y los fenómenos de la posverdad y las fake news. A finales del año pasado, publicó el documento Informe sobre la formación de los y las periodistas en el Perú: Algunos hallazgos y propuestas.
Al respectó Lima en Escena charló con María Sosa
-María, una de tus últimas investigaciones está relacionada con la formación de los y las periodistas en el Perú, un sector diverso que ha sido cuestionado, sobre todo en los últimos tiempos, debido al comportamiento de la gran prensa concentrada durante la segunda vuelta electoral de 2021. Háblanos al respecto.
-Sí, el año pasado lideré un proyecto en el que nos centramos en capacitar a periodistas de regiones en materias claves para su labor, como sistema político, sistema de justicia, ética periodística y desorden informativo. La iniciativa fue una respuesta a las constantes alertas de los gremios de periodistas del país sobre la precarización de su labor. Partimos de tres ideas centrales: primero, que existen factores estructurales que inciden en la calidad del periodismo; segundo, que uno de esos factores es la formación y profesionalización de los periodistas y, por último, que la formación de los periodistas, además, se relaciona, retroalimenta, afecta y es afectada por otros factores estructurales.
Efectivamente, el periodismo peruano se encuentra bastante desacreditado frente a la ciudadanía. Los datos son contundentes: según el índice de confianza global 2021, que realizó Ipsos a 28 países, la confianza que los peruanos tienen hacia los periodistas, en una escala del 1 al 100, es de 17 por ciento. De las más bajas de la región, solo por encima de Colombia. Aunque no puedo dejar de señalar el fenómeno global, en general, los medios de comunicación han perdido mucha credibilidad en todo el mundo.
Lo que descubrimos en la investigación fue que, si bien es un lugar común la idea de que los y las periodistas desarrollan sus labores en un contexto precario, en realidad no existe ningún estudio que proporcione un panorama de las condiciones en las que se ejerce el periodismo. Ahora, haces bien en hablar de la prensa como un sector diverso. Esta prensa concentrada que es más limeña es en realidad pequeña, aunque con bastante alcance, y suele tener condiciones básicas y, en gran parte de los casos, bastante cómodas para realizar sus labores. El comportamiento de esta prensa, muchas veces, no tiene que ver con los periodistas de jerarquía más baja, que son los que abundan en estas empresas. Eso es importante señalarlo.
¿Qué diferencia hay con el periodismo que se realiza al interior del país?
-En las regiones predomina el periodismo autogestionario. De alguna manera, los periodistas tienen más independencia, pero también mucha más precariedad. Y aquella situación empuja a unos cuántos a prácticas no éticas. No hablaría, pues, de una prensa buena versus una prensa mala. Hay mucha heterogeneidad.
¿Cuál es el problema de fondo en la formación de los periodistas en el país?
-Algo que considero central es dejar de creer que tener un mayor grado académico garantiza tener una mayor ética periodística. En el pasado hubo una corriente fuerte que así lo sostenía. Se señalaba al periodista empírico, aquel que no ha estudiado una carrera de periodismo o de comunicaciones, como quien manchaba con malas prácticas el ejercicio periodístico. Actualmente esto no tiene cómo sostenerse. Y es que hoy en día los periodistas empíricos son un grupo cada vez más reducido. Son, casi en su totalidad, personas mayores que se encuentran muy interesadas en profesionalizarse porque así lo demanda el mercado laboral. La Asociación Nacional de Periodistas calcula que, en unos 10 años, el 100 por ciento de sus afiliados será profesional. Entonces, si el periodismo se encuentra más cuestionado que nunca y hoy en día casi la totalidad de periodistas es profesional, es fácil darse cuenta que el problema no viene por la no profesionalización.
¿Cuánto afecta la precariedad laboral al desempeño del periodismo?
-El problema es que la precariedad laboral en la que se desempeñan los periodistas se traduce en dos cosas concretas: pocos recursos económicos y poco tiempo para estudiar, ya sea porque el trabajo los consume o porque además de su labor como periodistas, desempeñan otras actividades para complementar sus ingresos.
Cada vez existen más esfuerzos por parte de diferentes instituciones, estatales y no estatales, para responder a estos problemas. Se ofrecen talleres sobre temas diversos a la comunidad periodística. Estos suelen ser programas gratuitos, lo que rompe con la barrera económica, y algunos brindan certificaciones, lo que da un incentivo para darse un tiempo a la formación. El problema de esto suele ser la inexistente coordinación entre estas instituciones, que tiene como consecuencia la oferta de capacitaciones en temas similares para el mismo universo de periodistas y la corta duración de los programas ofrecidos.
Hablando de pregrado, tal vez uno de los problemas más grandes es que la carrera que estudian quienes se desenvuelven como periodistas es Comunicaciones, lo que ofrece una amplia gama de especialidades: marketing, relaciones públicas, publicidad y periodismo. De hecho, hay temas claves que actualmente se exige que conozcan los periodistas que no suelen ser enseñados en las aulas, por ejemplo, enfoques basados en derechos humanos que atiendan a problemas sociales vigentes, tales como la violencia de género y la xenofobia.
Cuáles son las principales propuestas para mejorar la formación de periodistas en el país y, por ende, la calidad del periodismo.
-En el plano de la formación profesional, cursos que respondan a problemas actuales. En el ámbito de la formación no universitaria, apuntar a cubrir la falta de actualización constante del periodista y sumar esfuerzos entre distintos centros de formación periodística. Otro tema importante es la priorización de la fiscalización laboral. Como ya dije, es de conocimiento general las condiciones de empleo de los periodistas. El Estado debe prestarle atención a este sector y ese sería un gran primer paso. Y si hablamos de la calidad del periodismo, hay dos puntos clave. En primer lugar, la concentración de medios, que afecta no solo la pluralidad y calidad de los contenidos periodísticos, sino que también significa escasas ofertas laborales para periodistas, que terminan sintiéndose obligados a cumplir con diferentes funciones en el medio a cambio de la misma remuneración y, muchas veces, a seguir directivas que comprometen su ética profesional. El segundo punto es la educación de medios a la población. La ciudadanía debería saber ante qué entidad y cómo denunciar a un medio de comunicación ante lo que considere una falta ética. Esto, lamentablemente, no sucede.