Anahí Barrionuevo: “En Una voz que existe cada autora tiene su propia voz”

Ocho destacadas autoras muy distintas unas de otras en cuanto a temas y estilos forman parte del original título de microcuentos “Una voz que existe”, libro que se presenta en la FIL Lima 2019 este 3 de agosto. ¡No se la pierdan!

Las escritoras peruanas Carmen Ollé, Claudia Salazar Jiménez, Fortunata Barrios, Giovanna Pollarolo, Kathy Serrano, María Luisa del Río, Nataly Villena Vega y Victoria Guerrero, son las autoras de “Una voz que existe”, un original libro que reúne ocho conjuntos de microcuentos, cada uno a cargo de cada autora, y con temática diversa. Al respecto, Lima en Escena charló con Anahí Barrionuevo, editora de este proyecto literario, que será presentado el 3 de agosto en la FIL de Lima 2019.

– Anahí, ¿cuál es el origen de “Una voz que existe”?

-Se trata de un libro que reúne una serie de microcuentos de ocho escritoras peruanas. La idea era hacer un muestrario, ¿no? Porque en este momento, en el Perú, no son solo ocho mujeres escritoras importantes, únicas y que vale la pena leer, sino que son muchas más. Y este título pretende ser eso: un muestrario del género del microcuento y un muestrario de autoras locales de excelente nivel.

– ¿El microcuento es un género poco habitual?

-Este es un trabajo con escritoras que venían practicando el microcuento, a veces sin publicarlo, y también de escritoras a las que se les propuso el reto porque podían sentirse cómodas explorando en este género. Y el resultado ha sido una reunión más que recomendable, con escritoras de primer nivel.

– ¿Existe un vínculo entre Blanca Varela y este original libro?

-En realidad el libro no fue pensado así desde un inicio. Como editora deseaba una muestra de escritoras que, sintiéndose cómodas en el formato del microcuento, a la vez tuvieran una diversidad en sus tendencias literarias y en sus estilos. Sin embargo, no esperé encontrar, por un lado, tanta diversidad y, por otro, tantísimo cuidado en la palabra, tanta minuciosidad frente a la propia obra. Una vez que reunimos los ocho conjuntos, noté esta última característica, que de inmediato me remitió a Blanca Varela. Y no fue difícil, porque incluso en algunos conjuntos ese legado de Varela en cuanto a una forma de mirar la literatura es patente, porque las autoras la mencionan o le dedican algún texto a ella. No se trata, por si acaso, de una herencia que busque imitar (lo cual sería suicida), sino que todas ellas trabajan con gran respeto por las palabras, por su potencia poética, eligiéndolas amorosa y morosamente, y eso me hace pensar en Varela y en ese legado que menciono, y que se ha esparcido como una semilla.

-A este descubrimiento, este legado responde el nombre del libro…

– Sí. De hecho, surge del nombre del primer libro de Blanca Varela, “Ese puerto existe”. Tiene también un deseo afirmativo de la literatura escrita por mujeres, que es una voz y no un tono. Me explico: las ocho escritoras que figuran en este libro poseen estilos absolutamente diferentes que nos permiten deducir o entender que no existe aquello que mucha gente llama, no sin cierto tono despectivo, “literatura femenina”. Lo que existe es una literatura escrita por mujeres. Son voces, como digo, absolutamente diferentes. No escribe igual María Luisa del Río que Giovanna Pollarolo o Carmen Ollé, Nataly Villena Vega. Cada una tiene una voz propia.

-Sin ánimo de spoilear, nos puedes hablar de los universos temáticos de estos microcuentos.

– Los temas que aborda cada una de las autoras tiene que ver con su propio universo ficcional, ya evidente en otros libros suyos. Respecto de Carmen Ollé, solo comentaré que me siento honrada con su participación en este libro con microcuentos que son muy Carmen. Fortunata Barrios, por ejemplo, ha hecho microcuentos eróticos, sobre sexualidad y sensualidad, sobre el deseo sexual desde la infancia. Sus microcuentos son perturbadores, porque ella escribe sin filtros sobre asuntos de los cuales la gente no se atreve a hablar. El conjunto de Giovanna Pollarolo se llama “La casa de Matusalén” y explora temas que a ella normalmente le interesan, pero sobre todo ofrece una mirada particular. Algo que podríamos llamar “la clásica mirada Pollarolo”, con un sentido del humor sutil, inteligente, cuestionador. Claudia Salazar Jiménez, que vive en Nueva York, ha realizado un conjunto que se llama “Un paseo por la ciudad”. Victoria Guerrero nos ofrece una exploración sobre el pasado, sobre los años noventa, algo muy típico en su obra, partiendo de un singular leitmotiv, que es su perro llamado Varela. El humor de Victoria es ácido, corrosivo. Y esto solo para referir algunos de los conjuntos. Lo importante es que cada autora tiene una voz propia y cada conjunto tiene lo suyo.

– ¿Cómo las convenciste para que se sumen a este interesante proyecto?

-Todas ellas tenían una relación con el microcuento o una escritura de alta densidad significativa, muy necesaria para la microficción. Y eso era clave. Algunas se sintieron rápidamente entusiasmadas, a otras hubo que animarlas. Un editor o una editora debe estar siempre dispuesta a eso.