El eslabón perdido, libro de la reconocida crítica literaria Yolanda Westphalen analiza la obra de Xavier Abril, César Moro, José María Arguedas y Emilio Adolfo Westphalen, a través de las redes literarias tejidas entre ellos por medio de diversos canales de comunicación de la época, y la importancia de dicho tejido en la creación de sus poéticas. Sobre este tema Lima en Escena charló con la autora
Yolanda Westphalen Rodríguez acaba de publicar El eslabón perdido (Fondo Editorial UNMSM, 2022), título que examina la formación del campo literario peruano en las décadas de 1930 a 1950, a partir del aporte de cuatro prominentes exponentes de la literatura peruana: Xavier Abril, José María Arguedas, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen. Mediante una minuciosa inspección de los registros epistolares, revistas de la época, manifiestos, panfletos y prácticas culturales, la autora nos revela las conexiones entre movimientos literarios con propuestas estéticas diferentes, pero con un mismo espíritu de época. En palabras de la autora, los campos literarios componen una unidad conflictiva que contiene características diversas: modos de entender la literatura, la predilección por algún género literario, la relación con otros artistas y con el poder, entre otras especificidades.
-Yolanda, autores como Xavier Abril, José María Arguedas, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, surgieron desde los márgenes. ¿En qué radica su vigencia?
-Justamente, le pongo el nombre El eslabón perdido al libro porque son una bisagra importante para comprender la polémica de los años XX, período de las vanguardias, de José Carlos Mariátegui, de la revista Amauta y lo que vino después de los 50. En el El eslabón perdido continúan los planteamientos y las polémicas de la vanguardia desde otra óptica. Estas tienen que ver con el desarrollo de la política en la vanguardia artística con la naturaleza intelectual, las propuestas estéticas, la polémica con el sector hegemónico desde los márgenes. En la actualidad, Xavier Abril, José María Arguedas, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen son autores consagrados, pero tenemos que verlos desde sus orígenes para poder comprender el cuestionamiento que implican sus propuestas.
-Si bien ellos constituían el opuesto a lo canónico, lo oficial, producen y publican fuera de Perú lo cual es una proeza…
-Ellos siempre tuvieron una perspectiva internacionalista, mundialista del movimiento surrealista que tenía sus núcleos en diversos continentes. Este movimiento tiene vínculos con revistas internacionales, pero también marginales. Las revistas que publicaban en los Estados Unidos, son un ejemplo. Xavier Abril y César Moro publicaban sus artículos en estas publicaciones. Después, por el exilio Moro se va a Francia por opción. Posteriormente, viaja a México. En ambos países sigue escribiendo en francés porque consideraba la lengua franca del surrealismo. Cuando regresa al Perú publica su libro en francés.
– Desde tu particular mirada. ¿Cuál fue el aporte más significativo de Xavier Abril, José María Arguedas, César Moro y Emilio Adolfo Westphalen durante su participación en el movimiento surrealista?
-Los aportes tienen que ver con la concepción del arte. Indudablemente un arte crítico, un arte que perturba, que saca de cuadro. Una postura que te lleva a cuestionar la realidad. Esto lógicamente traducido a expresiones artísticas, poéticas. No se trata de ignorar la propia naturaleza del arte poético o plástico sino de recurrir a estas formas para producir esta conciencia crítica frente a la realidad.
-Si bien los cuatro fueros poseedores de estéticas bien marcadas en cuanto a su arte: poética, ensayo, narrativa, plástica, poseían una posición política respetable…
-Sí. Justamente, en el libro se habla sobre la correspondencia de Abril que da cuenta de su experiencia como observador de la situación española durante el periodo de Franco. Además, de lo que pasa en Alemania. Abril criticó las posturas políticas de esos países en esta parte de la historia. Los surrealistas tenían una postura de rechazo tanto al capitalismo como a estos sistemas políticos totalitarios como el Estalinismo. Personas de ese entorno como José María Arguedas definía a los surrealistas como compañeros de ruta. Había incluso una relación entre las vanguardias artísticas y las vanguardias políticas.
– ¿Cuál es la importancia de la obra de Xavier Abril, César Moro, José María Arguedas y Emilio Adolfo Westphalen en una coyuntura como la actual?
– Está concepción del arte de carácter cuestionador y la necesidad de comprenderlo como un redescubrimiento de la relación entre arte y política es importante. Esta tesis se debe retomar en el presente. Es vital entender las propuestas precursoras que ellos tuvieron en su momento y que en cierta medida quedaron truncas por las circunstancias históricas que se dieron a propósito de la Guerra Mundial. Sería importante revaluarlo en la actualidad.
Sobre Yolanda Wetsphalen Rodríguez
Es crítica literaria y profesora de la escuela de literatura de la UNMSM. Obtuvo su maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la misma universidad y su doctorado en Estudios Iberoamericanos en la Universidad de Toulouse II – Jean Jaurés, en Francia. Entre sus publicaciones destacan César Moro, la poética del ritual y la escritura mítica de la modernidad (2001), César Moro y el surrealismo latinoamericano (2005), Apuntes en voz alta (2014), y El fetiche de la carta y los polémicos tiempos modernos (2021). Colabora, asimismo, en numerosas revistas especializadas. El Ministerio de Cultura del Perú le otorgó la distinción de “Personalidad Meritoria de la Cultura” por su amplia trayectoria intelectual y creadora en aporte de la nación.