Una máquina de guerra

El Centro Cultural de San Marcos de la universidad Decana de América, te invita a la presentación del proyecto “Una máquina de guerra” del artista Sergio Zevallos que fue producida por encargo de la documenta 14 en el 2017 y contó con el asesoramiento de Paúl B. Preciado, curador de programas públicos

La inauguración de la exposición se realizará este martes 22 de marzo a las 5 de la tarde, en la Sala Juan Acha del Museo de Arte del Centro Cultural de San Marcos, ubicado en el Parque Universitario, avenida Nicolás de Piérola 1222, Cercado de Lima. El ingreso es libre, mediante la ficha que se encuentra en nuestras redes sociales o en este enlace https://bit.ly/3C8XUFU. Posteriormente, podrán visitar la sala en horario de lunes a viernes de 10.00 a. m. hasta 1 p. m. también de 2 a 4 p. m. hasta el 6 de mayo.

La exposición consiste en una instalación, esto es, un dispositivo semejante a la sala de un museo antropológico occidental. Así, se exhiben mesas y vitrinas con objetos «fetiches», material orgánico, documentos y dibujos anatómicos, para proponer una lectura de la cultura desde el perfil de la figura humana. Siguiendo una metodología forense, se seleccionó un grupo de figuras influyentes y con poder, relacionadas a los campos de la política, la economía, la cultura y el complejo militar-industrial. Con dichas figuras, el dispositivo usa un simulacro de reducción de la cabeza humana, en referencia a prácticas culturales del pueblo Shuar y se establece por analogía con la necesidad de reducir ciertas mentalidades e ideologías. El artista obtuvo el permiso de un líder Shuar, para referirse directamente a la práctica cultural aludida. Con ello, la selección de figuras invierte el concepto del «buen salvaje».

La exposición desarrollará, a modo de work in progress, varios aspectos de su puesta en escena. Es decir, de un proceso que se va consolidando en la sala de exhibición a partir de los diferentes elementos que configuran el dispositivo. Esto ocurre, según se desarrolla la exhibición en el tiempo, con la participación de públicos específicos. El museo occidental, entonces, se muestra como un dispositivo de proceso y un saber capaz de analizar sólo su propia imagen, pero nunca de arrojar un conocimiento y una imagen del «otro», del «indígena».