Roberto Sánchez Piérola: “El teatro late desde lo colectivo”

Sanmarquino de corazón y formación, nuestro invitado estudió en la Facultad de Literatura de la decana de América UNMSM. Paralelamente se formó en el teatro. Escribió su primera obra de teatro siendo aún estudiante de secundaria…

Los 25 años de trayectoria como actor, dramaturgo, director, investigador, poeta y productor teatral, los vive y experimenta en pleno encierro a propósito de la pandemia generada por el Covid19. Gestor de la plataforma de creación e investigación en performance CUER2, autor de quince obras teatrales estrenadas bajo su dirección, Roberto Sánchez Piérola es además ganador de diversos festivales de teatro y como investigador tiene publicadas una serie de trabajos académicos. Actualmente, dirige El quipu enredado, elenco artístico de la Casa de la Literatura Peruana, en donde además es director de la Escuela de Espectadores y el Aula de Experimentación y Creación Artística Interdisciplinaria.

Para Lima en Escena, es un honor charlar en línea con Roberto Sánchez Piérola

-Roberto, este año se cumplen 25 años de trabajo como director teatral y todo lo que representa laborar en las artes escénicas. ¿Qué implica recibir estos veinticinco años en plena pandemia?

-Nunca en todos estos años había estado impedido de hacer teatro. Para ello, sólo se necesitaba coincidir para que algo ocurra. El teatro late desde lo colectivo, el compartir, el evento. Jorge Dubatti precisa que el punto de partida del teatro es el convivio: la reunión, el encuentro de un grupo de hombres en un centro territorial, en un punto del espacio y del tiempo, conjunción de presencias e intercambio humano directo, sin intermediaciones ni delegaciones que posibiliten la ausencia de los cuerpos. Si no podemos juntarnos, entonces no hay teatro. Me hubiera gustado recibir este cuarto de siglo laboral en plena actividad práctica, investigando en el espacio de performance y compartiendo propuestas con el público. Sin embargo, el aislamiento obligatorio me permite detenerme a realizar tareas pendientes que no hubiera podido hacer de seguir con el ritmo que estaba llevando.

-Imagino que tenías algunos proyectos escénicos con ocasión de este cuarto de siglo de labor en el teatro…

-Siempre trabajo proyectos. Emergen como parte de un proceso continuo. Cada uno responde al anterior, ya sea desarrollando lo que se hizo o probando lo que no se hizo. Todo de acuerdo con los rumbos que van tomando mis exploraciones. Cada proyecto de algún modo llama al siguiente. Hay una racionalidad orgánica en ese devenir. No surgen en función de las ocasiones conmemorativas. Solamente cuando CUER2 –la plataforma de investigación y creación en performance que dirijo– cumplió diez años, realizamos una temporada de retrospectiva con algunas de las obras. En todo caso, poder seguir dedicándome de lleno a lo que me gusta es de por sí una celebración. El proyecto que estaba trabajando con la facción especializada de CUER2 cuando empezó el aislamiento parte de la pregunta por los conceptos de objeto y cuerpo. En qué medida un objeto puede considerarse un cuerpo y viceversa. La investigación incluye al sonido como objeto/cuerpo performante y se articula con exploraciones de la voz mediada.

-¿Cómo revertir todos estos planes y adecuarlos al trabajo remoto?

-No se revierte ni se adecua. Se espera. Se aprovecha este tiempo para hacer otro tipo de actividades relacionadas con la creación, porque este tipo de trabajos, por ser teatrales, requieren de la presencia física y viva en un espacio y tiempo compartidos. El arte no se hace con apuros. Hacer teatro, y arte en general, es un acto revolucionario en tanto práctica eminentemente material, concreta, de encuentro con lo real, pues el sistema actual va en el sentido contrario. Como nos recuerda Franco Berardi, en esta etapa del capitalismo moderno, mientras más se destruyan las cosas, los recursos físicos y el cuerpo, más se podrá acelerar la circulación de flujos financieros.

-25 años no se cumplen todos los días. Podrías hacernos un paneo/balance apretado de todos estos años.

-Mi primer trabajo de dirección teatral después del colegio fue con mi obra Porque la noche siempre será negra, que presenté en el Auditorio de la Facultad de Letras de San Marcos, a fines de 1995. Desde entonces dirijo prácticamente una obra por año, todas creaciones originales, sin contar las dos que hacía anualmente con los estudiantes del colegio en el que trabajé. En 1996 dirigí Vino la Luna con el Centro Nikkei. En 1997 gané el Festival de Teatro Peruano Norteamericano del ICPNA con Busca un nombre en el silencio, que sería publicada en la antología Dramaturgia Peruana en 1999. Luego, empecé a dirigir obras al frente de CUER2, con excepción de una comedia de Alan Ayckbourn en que dirigí al grupo inglés The Good Companions en Lima, la obra que hice con mi grupo Crakan en Londres, y las dos obras que hasta ahora hemos hecho con El Quipu Enredado, el recientemente creado elenco artístico de la Casa de la Literatura Peruana, que fundé en 2019 y cuya misión es la elaboración de performances a partir de obras literarias nacionales para difundir la literatura peruana entre públicos en edad escolar.

CUER2 ha tenido distintas etapas. Empezó como un grupo de teatro inspirado por Yuyachkani, que se desarrolló al estilo de Cuatrotablas. El ideal era formar un grupo estable que capitalice los aprendizajes de los procesos creativos y de investigación. Los integrantes fueron variando de proceso en proceso. Entre el 2005 y el 2012, dicho ideal se concreta con la estabilización de la conformación del grupo. Esta primera etapa de CUER2 estuvo orientada por el modelo del grupo de teatro. La siguiente etapa va desde el 2012 hasta la actualidad. La plataforma deja de entenderse como grupo para denominarse CUER2 teatro, y se redefine como un proyecto artístico abierto, un modo de hacer y concebir el teatro a partir del encuentro. El proyecto Escritura, Espacio y Poder abre la tercera etapa, que se desarrolla a partir del año 2018 paralela a la segunda. Marca la primera edición del Aula de experimentación y creación artística interdisciplinaria, que se desarrolla en coproducción con la Casa de la Literatura Peruana. El concepto de teatro se cuestiona para dar paso al de performance, uno más amplio que abre posibilidades artísticas. Los tiempos propician modos de creación postmodernos, abiertos y rizomáticos, así como exploraciones cada vez más interdisciplinarias que expandan los horizontes de CUER2 en su desafío y cuestionamiento de los límites del teatro, la performance y el arte en general.

– ¿Qué implica hacer teatro desde lo independiente?

-Implica una continua negociación entre las condiciones materiales que se necesitan para llevar a cabo la actividad artística y los requerimientos propios del proceso. La libertad nunca es total, como tampoco la sujeción. Uno busca la forma de agenciarse los medios para crear y procura convertir las restricciones contextuales en posibilidades a favor de la obra.

– Cuáles son los puntos fundamentales que tocas en tu labor como maestro.

Yo creo que la labor principal de un maestro es ofrecer experiencias a sus estudiantes. La sesión pedagógica debe constituir un evento participativo. Y en el caso de la educación artística, no puede estar orientada por metas o resultados fijos, sino que debe enfocarse en los procesos, confiando en que, si están bien diseñados, propiciarán la emergencia de productos bien trabajados. Lo que tiene que hacer el maestro es asegurarse de proporcionar las condiciones adecuadas para que los estudiantes se involucren en el hacer. Esto asegura una participación motivada de parte del estudiante, condición sine qua non para el aprendizaje. Éste implica un proceso dialógico y vivo, que requiere de la mirada y la escucha de ambas partes, por ello procuro que mis estudiantes se sientan acompañados y guiados en sus procesos. Mirar y escuchar implican una apertura hacia el otro que es esencial para trabajar el aspecto central de mi propuesta pedagógica: la respuesta. Responder implica haber procesado un estímulo para elaborar algo a partir de ello. Plantearle al estudiante actividades que impliquen respuestas les hace ponerse en juego no solamente de manera racional sino también emotiva, los involucra en los procesos y les permite tomar la iniciativa en su aprendizaje.

– ¿Qué proyectos vienes trabajando en estos momentos?

-Son cuatro líneas de trabajo. Por un lado, están los dos proyectos de creación e investigación de CUER2. En ambos, estoy explorando los objetos en tanto cuerpos y viceversa. Uno es con la facción especializada de la plataforma y el otro está enmarcado en el Aula de experimentación y creación artística interdisciplinaria que llevo a cabo en la Casa de la Literatura Peruana, un proceso más extensivo, abierto a la comunidad, que permite difundir y democratizar el trabajo. Para el 2020 estamos replanteando la exploración y orientándola hacia la dramaturgia de objetos, con miras a poder retomar las exploraciones originales con el objeto y el cuerpo el próximo año. Luego, está la Escuela de Espectadores, que pretende acercar el teatro al público por medio de sesiones de apreciación teatral. Este año, la actividad se realiza de manera virtual y está dedicada a la exploración de maneras académicas actuales para acercarse al teatro peruano contemporáneo. Y, por último, con El Quipu Enredado, el elenco de la Casa de la Literatura Peruana, estábamos preparando un montaje de creación colectiva a partir de Todas las sangres de José María Arguedas y Conversación en La Catedral de Mario Vargas Llosa. Esperamos poder culminar la obra, cuya dramaturgia ya prácticamente hemos terminado de crear, una vez que se pueda volver a ensayar, y presentarla el próximo año. Entretanto, como director me dedicaré a preparar una publicación acerca del modo de trabajar del elenco.

 Roberto Sánchez Piérola

Master con Distinción en Advanced Theatre Practice por la Royal Central School of Speech and Drama – University of London. Es Licenciado en Educación por la Universidad San Ignacio de Loyola y Bachiller en Literatura por la Universidad de San Marcos. Fundador de CUER2, plataforma de investigación y creación en performance con veintiún años de trabajo. Director de El quipu enredado, elenco artístico de la Casa de la Literatura Peruana, donde además dirige la Escuela de Espectadores y el Aula de Experimentación y Creación Artística Interdisciplinaria.

Ha creado y estrenado bajo su dirección numerosas obras teatrales, ganadoras de premios, publicadas en antologías y revistas, y presentadas en giras y festivales de teatro locales e internacionales (Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Reino Unido), donde además ha realizado talleres y residencias. Ha sido capacitador de docentes de teatro en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático, catedrático del Taller de Guiones tanto en la Maestría de Escritura Creativa como en la Escuela de Literatura de la Universidad de San Marcos, y de diversos cursos en la carrera de Artes Escénicas de la Universidad Científica del Sur.

Como académico ha realizado ponencias en congresos y escrito diversos artículos para publicaciones especializadas, entre ellas la Historia de las Literaturas en el Perú. Ha sido jefe del Departamento de Teatro del Colegio Newton, donde diseñó el currículo del curso y dirigió las obras escolares. Fue incluido por el crítico Roland Forgues en la última edición de su libro de entrevistas a dramaturgos peruanos Palabra Viva, y el conjunto de su obra ha sido analizado en el libro Románticos y posmodernos, un estudio del investigador Alfredo Bushby sobre la dramaturgia peruana de cambio de siglo.