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Nuestra entrevistada y una de las protagonistas de la obra «Velada Miserable» nos comenta sobre la misma. Las funciones se llevarán a cabo este sábado 8 y domingo 9 de setiembre en el Club de Teatro De Lima. ¡No se la pierdan!
Los universos más profundos del individuo se trasmutan en cinco unipersonales creados especialmente para un montaje que parte de un tema en común: la miseria humana. Se trata de ‘Velada Miserable’, propuesta teatral de la Asociación Cultural Panparamayo, colectivo que a lo largo de sus ocho años de vida considera vital hacer espectáculos de exploración que aporten riesgo y autonomía a la escena local.
Dentro del contexto en el que se vive, a los cinco creadores y miembros de este destacado grupo artístico les tocó la palabra miseria. Recogieron este tema y lo conceptualizaron para el trabajo de exploración escénica. En las cinco obras cortas se verán reflejadas distintas esferas de nuestra sociedad, observando ciertas formas miserables de vivir el día a día, de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. La velada empieza a cargo de Ares Escudero con la obra “Quebradura”, después se presenta “Polen”, creación de Mario Ballón, seguida de “Una sola gota” de Sheillah Guitérrez, “Cúmulo” de Michella Chale y “Pelagato”, obra de Sandro La Torre.
Al respecto charlamos con Michella Chale, actriz, dramaturga y directora.
-Michella, podrías acercarnos al proceso de Velada Miserable.
-Reflexionamos sobre la miseria ya que somos personas dedicadas al teatro con algunos privilegios, entonces nuestras miserias van más por el lado humano.
– ¿Te refieres a las problemáticas del yo…?
– ¡Exacto! Botamos todas estas miserias que van por dentro. Los dolores internos. Las experiencias espantosas que pasamos en algún momento de nuestras vidas. De cómo las asumimos, las afrontamos, y la volcamos en escena. Es un tema parecido a la historia de un libro. Las temáticas de un libro no necesariamente son autobiográficas. No se trata de una catarsis delirante. Es una historia ficcionada. La ficción más objetiva y honesta es justamente la que recoge parte de tu experiencia.
-Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
– ¡Claro…! Existe una exploración del yo. Nos une un simbolismo de elementos exagerados. Ares trabaja con los huevos, Sheillah con una serie de paraguas, Mario hace uso de elementos de grandes dimensiones los cuales el público podrá apreciar durante el desarrollo de la obra. En mi caso, trabajo con una cantidad impresionante de bolsas. Más que una obra de teatro estamos ante una instalación.
– ¿Cuál es el disparador de Cúmulo, el unipersonal que interpretas?
-Cúmulo, es una pieza cuyo disparador esta asociado a una serie de cosas, etapas de mi vida, vínculos con personas, experiencias acumuladas durante años de años. Es la suma de objetos que no sirven para nada. Cosas que debemos arrojar a la basura. A partir de la miseria exploro cuadros, libros, personajes, para finalmente explorarme a mi misma.
-Las bolsas nos asfixian, está acabando con el planeta. ¿Qué implican las bolsas para ti?
-Las bolsas representan básicamente a la basura. Yo soy la basura. Me rodeo y regodeo de este cúmulo de basura a la cual hago crecer. Los gusanos y la podredumbre crecen a mi lado. Incluso el sol ingresa a mi habitad y pudre más toda esta miseria, toda esta basura que alimento día a día. Sin darme cuenta, sin querer queriendo, como diría Chespirito, todo esto pasó en mi vida durante los últimos años. Me di cuenta de que no servía para nada. Tomé conciencia de cómo adorné la basura, cómo la guardé al costado de mi cama por tanto tiempo.
– ¿Esta basura tiene relación con un tema de violencia de género?
-Sí. En todo este tiempo aprendí que somos muchas las voces afectadas por la violencia de género en todas sus formas y lo mejor en estos casos es hablar.
– ¿Qué te permitió tomar consciencia que estabas rodeada de esta miseria?
-Decir basta ya y no poner en riesgo mi vida. Es mejor hablar antes que quedarse callada. Aún no se cómo definir ciertos asuntos. Aprendo todos los días desde el momento mismo que denuncié públicamente a mi expareja a propósito de un maltrato físico.
– ¿Eres consciente de todo lo que te pasó?
-Lógico. Soy consciente además del grado de violencia que existe en nuestro país y en nuestro entorno social. Descubrí cuánto uno permite toda esta ola de agresiones. Cuánto consientes la convivencia con la enfermedad. No estoy sola. Muchas chicas se me acercaron para comentarme que les pasó lo mismo.
-¿Cómo te sentías?
– Mi estado emocional estaba por los suelos. En mi caso, los primeros maltratos psicológicos empezaron cuando estaba embarazada. Desde el inicio del embarazo.
-Durante esta convivencia con tu agresor podías ver su maltrato.
-Por supuesto. Uno se da cuenta de la forma cómo te maltratan. Uno identifica claramente los vejámenes. Te haces lo loca, simulas no ver… A estas alturas de mi recuperación no se trata de culpar a nadie pero me hago responsable de todo lo que permití lo cual no quiere decir que no exista un abusador y una justicia.
-Disciplinas como el teatral ayudan a palear esta violencia…
-No, no creo. El teatro no me sirve para hacer catarsis. Todo lo contrario. En el teatro la tendencia a mentirse es potente. Es exactamente como somos los seres humanos en nuestro cotidiano. Nosotros nos mentimos diariamente.
– ¿En qué circunstancias denunciaste este maltrato físico del cual fuiste víctima?
-La denuncia que escribí en mi cuenta de Facebook la hice en estado de shock subida en una unidad móvil de Serenazgo. No te puedes ni imaginar todo lo que sucedió después…
-Michella, permíteme retomar el tema de Panparamayo Teatro. Cuéntanos cómo le dan vida al colectivo.
-Mario Ballón y quien te habla nos conocimos desde nuestra etapa de estudiantes en el Club de Teatro de Lima. Éramos jovencitos. Sergio Arrau, Reynaldo Reynaldo D´amore, Pold Gastelo y Paco Caparó, eran nuestros profesores. Al tiempo viaje a la Argentina. También estuve por Suiza. Al regresar de este último país me encontré con Mario, quien por su parte estaba trabajando en algunos montajes y culminando sus estudios de danza. En ese momento me propone hacer la producción de «Comer…» y ahí empezamos. Primero formamos la asociación cultural. Posteriormente comenzamos a buscar auspiciadores. Los miembros del colectivo colaboramos con un granito de arena para salir adelante. En el segundo año Panparamayo ya contaba con cinco obras. Nos entregamos con alma, vida y corazón. Han pasado todos estos años y aún nos sorprende estar juntos.
– ¿Cómo creció el colectivo a nivel escénico?
-Mucho. Nuestro trabajo escénico crece sostenidamente. Los temores de enfrentarnos a la nada ahora lo sabemos manejar. Nos sentamos, nos miramos la cara e ideamos qué hacer.
– ¿Qué nos puedes decir sobre tu experiencia con la asociación?
-Mi incursión en Panparamayo tiene diferentes etapas. De productora pasé al elenco. Empiezo a dirigir, a escribir e investigar desde nuestro espacio. Me gusta que las actrices sepan un poco de música, de artes plásticas, entre otras disciplinas. Tratamos de trabajar con diferentes campos artísticos para estar más cerca de nuestros sueños.
– ¿Los miembros de grupo se mantienen?
-Prácticamente todos. Mario Ballón, Sheillah Gutiérrez, Ares Escudero, Sandro La Torre y yo. Formó parte de nuestro grupo Moira Silva, quien es nuestra amiga entrañable. Ella eventualmente nos ofrece sus puntos de vista sobre algunos de nuestros trabajos. De otro lado, tenemos a actores y actrices invitados, músicos. En cuanto a los montajes no todos son creaciones colectivas propias. De Arístides Vargas hemos trabajado algunas de sus obras. Al maestro Vargas le interesa que intervengan sus obras. Con esa libertad trabajamos El deseo más canalla, puesta en escena con la cual hicimos lo que quisimos. La intervinimos totalmente. Trabajamos una versión absolutamente libre. Arístides, es uno de los maestros más cercanos a nosotros. Parte de los miembros de nuestra asociación llevamos algunos de sus talleres. Panparamayo trata en lo posible trabajar con honestidad. Es difícil, complicado, sin embargo, lo hacemos.
Sobre la Asociación Cultural Panparamayo
Es un grupo de artistas dedicados a la exploración, investigación y creación escénica. Desde el año 2010 a través de sus puestas en escena, busca crear puentes con el espectador para abrir su percepción a nivel físico, emocional e intelectual. Teniendo como base la creación colectiva los proyectos pretenden ser transfigurados por otras disciplinas artísticas como la danza, la performance, las artes plásticas y la música. Algunas de sus obras parten de un impulso autobiográfico, otras de un diálogo con el espacio, generando siempre una dramaturgia propia y única.
Entre sus obras se encuentran Comer obra en tres platos para estómagos hambrientos (2010/2012); La razón blindada de Arístides Vargas (2011/2012); El deseo más canalla (2012/2013); Propiedad en Litigio (2013); Despierto Dormida (2013) como parte de Propiedad en Litigio; Mejor decirlo ahora (2014); Vida de Miel (2014/2015), entre otras. Han Participado en Festivales de Teatro en Costa Rica, Brasil, Ica y Lima. Para el año 2019, tienen el proyecto de llevar Velada Miserable a Buenos Aires, Argentina.
Velada miserable
Temporada: del 1 al 9 de septiembre
Funciones: sábado y domingo 8:00 pm
Club de Teatro De Lima
Avenida 28 de Julio 183, Miraflores
Entrada General: S/.30.00 nuevos soles
Estudiantes: S/.25.00 nuevos soles
Preventa: hasta el 30 de agosto
Reservas al 951-006841 y en la boletería del Club
*Aforo máximo de 40 personas por función