Es músico, guitarrista y poeta. Lucas Camino Brivio nació y creció en Lima. Después de acabar la secundaria viajó a Buenos Aires para estudiar música a nivel profesional y Humanidades de manera autodidacta. En estos momentos reside en Lima y acaba de publicar su libro Siéntesis, una selección de poemas que condensan sus últimos años de producción poética. Las ilustraciones fueron hechas por Alonso Wiesse Larrabure.
Al respecto Lima en Escena charla con el músico y poeta.
-Lucas, te dedicas a hacer música y escribir poesía. ¿Cuál de estas disciplinas te atrapó primero?
-La música. Desde pequeño. Mi madre y algunos miembros de mi familia son melómanos. A todos les agradaba el rock argentino, el blues, entre otros géneros. En esta etapa de mi niñez me obsequiaron una guitarra. Guerreaba con ella. A los 13 empecé a tocar la guitarra con más frecuencia. En este período y de manera paralela inicié mis lecturas de poesía. Justamente, mi madre me regaló el libro Estación reunida de Javier Heraud. Me gustó mucho. Diría que a partir de este momento empecé todo.
-¿Te refieres a la escritura?
-Sí, escribo desde los 13 años. Mis procesos de vida, mis lecturas, se convirtieron en poesía.
-En tu libro hablas de César Vallejo…
-Mi relación con Vallejo surgió a propósito de mis búsquedas como poeta y mi desencanto con respecto a la poesía de Javier Heraud.
Bang-Bang
Eres mentira,
tanto como la cegadora verdad:
no hay nada que no puedas cambiar.
Eres dueño de la vida,
lo que brota silencioso
en las cosas que no dijiste.
¡Máteme, máteme
quien crea que no lo cree!
¡Por piedad,
quien lentamente escala
la columna ajena,
cimentada en la Experiencia
de tan tristes, y soberbios,
doctorcitos!
Zamba tirana
Fría es la noche,
de tu Ausencia,
no hay calor.
M. Cavagnaro
Queda solo un aparato
—hecho en China—
hace ya tanto…
Duraste lo mismo que Trilce…
Dejaste la aorta, abierta
en aras, de tu regreso.
Magullaste la carne
agarrotada y así,
—¡Así! ¡Así!—
me diste tu vendetta…
Zamba tirana de amor,
tras la Muerte, el doctor.
Tenue es la noche,
forzoso el olvido.
Zamba tirana,
zamba tirana
de amor.
¿Por qué te desencantó la poesía de Javier Heraud?
-En un primer momento me gustó, sin embargo, después lo sentí muy emocional e idealista. Indudablemente toda su producción poética es producto de su época. Estuvo en Cuba durante la revolución. Luego regresó. Todos sabemos lo que le sucedió después…
-Estas menciones a determinados poetas locales es un homenaje o sencillamente es parte de la influencia que sus poéticas ejercen en ti.
-Por el tema estético me agradan César Vallejo, César Calvo, entre otros. Mi primer acercamiento con el poeta trujillano viene desde que tenía 15 años. Lo leía con un diccionario a mi costado. Así logré entender el sentido de su poética. Los heraldos negros, Trilce. ¡Vallejo es brillante!
– Dante Alighieri, Charles Bukowski, Vincent van Gogh, Friedrich Nietzsche. Todos ellos figuran en tu poética. ¿Por qué?
-Porque son seres que la sociedad marginó. Ellos nadaban contra corriente. Mi escritura dialoga con cada uno de estos artistas mediante la metáfora. A través de una diversidad de imágenes tejo mi relación con ellos.
-Canto al útero va más allá de lo sensual, ¿no?
-Es un canto a la tierra, a una mujer. Un amor a lo femenino.
-Dentro de estos tributos figura Lima, nuestra ciudad.
-Es una Lima que no existe. Cada vez que cambia de dirección, cada vez que llega a un puerto se trasforma en otra cosa. Lima tiene esta esencia melancólica… Mi relación con nuestra ciudad es de amor y odio. Me perturba el caos generalizado, su lado violento.
-El poema Picotazo final tiene relación con el núcleo familiar.
-De alguna manera. Quebrar el iceberg siempre es doloroso. Más allá del tema familiar está el hecho de cortar el cordón umbilical. Este poema surgió durante mi estadía en Buenos Aires. Entre Buenos Aires y Lima. Las relaciones románticas que tejía entre una ciudad y otra. Las relaciones amicales, familiares. En este ínterin surgió el hastío también.
-Acabas de publicar un libro de poesía y presentar un sencillo. ¿Música y poesía van de la mano?
-No soy purista. Escribo poesía y letras de canciones urbanas. Si bien son estéticas diferentes se juntan en el camino. Hay un vínculo. Justamente, en estos días estrené un tema musical que se llama El Buen Loco LCB.
Luminoso tesón
Oquedad protectora del cascarón,
mira flamear mi espada
y atente a las consecuencias.
Mustio ahíto que enterraste a mi abuela,
con tus azulantes cataratas de cruel humanidad,
reconozco en tu cáriz el alga-ritmo,
veo en tus ojos el soterrado secreto,
soy el exégeta que no fallará.
Mañana que abriste las puertas
a este luminoso tesón:
a ti te canto
desde hace siglos,
desde el inicio,
quizás mucho antes…
Impertinente intervención
Trágica inconstancia del aperitivo nupcial,
sollozo eterno en faldas de engreídas sibilinas,
tétrica comprensión de lo sólido
como el estado menos efímero de la materia:
el más truhán de sus fases.
Intervención impertinente
desde la piscina metafísica donde hácense
uno el vacío y la angustia de volver,
aunque sea un paso atrás,
por la eterna escalera de caídas y ensueños
hacia la más íntima gloria,
la más fraudulenta realización,
sobre todos los estorbos,
de tan carnal
existencia.
Tan vívida noche,
tan manifiesto el Uno Primordial,
dorada la entrada a la Cueva que guarda
lo insondable, la invencible Oscuridad
que alberga el primer brote
de todas las sabidurías tatuadas en el corazón,
como crueles estigmas
en tan usados ojos.
Picotazo final (cruzo)
Destapa la canela,
termina de endulzar el postre.
Ponle la cereza al helado,
que deambulantes melodías esperan
el portazo decisivo
que alguna vez fue hambre.
Quiero regodearme en el olvido,
construírle una ermita a la verdad
y volverla a quemar.
Cruzo el umbral de la entraña.
Toda memoria es ya corpórea
y vieja la antigua vida.
Me marcho en ala propia.
Desde el centro he quebrado
el iceberg doloroso.
La tara se difumina ahora, tras trémula
digestión, como sutil bendición.
Ancestral llave:
rostro familiar sobre rostro desconocido:
hermanos, guardianes, abuelos,
padrino, mamá, papá:
los amo.