Juzgado de Familia N° 6 en el ojo de su protagonista y director

La actriz Nani Pease y el director de Tirso Causillas de Otro/Colectivo nos ofrecen una contundente mirada sobre el tejido entre Juzgado de Familia N° 6 y la actual coyuntura político social

Juzgado de Familia N° 6 es una obra autoficcional escrita y protagonizada por Nani Pease, quien explora la relación entre la mujer y la Ley en el sistema judicial. Dirigida por Tirso Causillas, se trata de una pieza teatral interdisciplinaria con música en vivo en donde, mediante actividades participativas, relatos fantásticos y monólogos interiores, la actriz/creadora genera diversos fragmentos escénicos que intentan dar cuenta de la tensión entre mujer, Ley y violencia. Una obra que pretende confrontarnos con la dura realidad de nuestro sistema judicial, la condición de la mujer en nuestro país y con la esperanza de construir algo nuevo desde lo traumático.

“Ella” está sola. El fiscal farfulla palabras incomprensibles en el pasillo, señala la puerta. Al entrar, piensa en voz alta: “Todos en la habitación son hombres: el fiscal, su abogado y él”. “Ella” asiste a luchar por lo más valioso que tiene en la vida: su hija. A través de un viaje al absurdo que supone la revictimización constante por parte del sistema, “Ella” intenta reconstruir aquello que es difícil de contar, bordear lo indecible. “Ella” no está sola. Está acompañada de todas las mujeres que en el Perú enfrentan el desamparo de tener que enfrentarse al monstruo que supone el sistema de administración de justicia en nuestro país.

-Nani, Tirso…Juzgado de Familia N° 6, es una pieza de creación colectiva que lleva un puñado de años en reposiciones desde su estreno. ¿Cómo cambió el montaje desde su estreno hasta la actual reposición en el CCPUCP?

-Nani: Efectivamente la pieza se estrenó para zoom en el 2021 y luego tuvo solo dos funciones presenciales en el 2022 durante el FAE. Suena esporádico al nombrar los años, pero sucede que hemos seguido muy conectados con la pieza de otra forma. Luego de su estreno por zoom tuvimos una suerte de “gira” virtual, gracias a una alianza con la ONG feminista Manuela Ramos. La pudimos presentar a operadores de justicia, compañeras activistas, personas que acompañan víctimas.

Fue una experiencia potente y muy conmovedora que enriqueció enormemente la obra. Durante el 2022 además fue la sustentación de grado de Tirso, la obra constituyó su tesis de grado y todo ese proceso también la mantuvo presente en nuestra mente. Desde ese estudio la obra se siguió moviendo a través de conferencias en terrenos más académicos. Al retomarla ahora entonces, se sentía como que la acabamos de hacer. Y creo que ha ido tomando mucho de todos estos contactos con diversos tipos de públicos y entornos. Porque lamentablemente el tema sigue siendo vigente y sigue siendo profundamente invisible. Se siente ahora como una experiencia mucho más compartida, que recoge de lo que fuimos aprendiendo en todos estos encuentros y contactos con personas que lamentablemente atravesaron historias de injusticia e impunidad como Ella.

Tirso: Efectivamente, ha sido un viaje que ha recorrido diferentes públicos en todo el país y diversos terrenos de reflexión y elaboración. Quizá, este tránsito nos ha permitido concentrarnos en aquello que, creo, es crucial en la obra, aun aceptando el trauma como lo indecible, como lo que no se puede representar, desde nuestro trabajo en escena intentamos hacer algo con esto y ese “algo” es compartir con los que nos acompañan en la sala. Compartir, por un lado, el retrato de la complejidad que supone la relación entre las mujeres y el poder judicial en nuestro país y compartir, al mismo tiempo, el deseo de cambio. Desde ahí, el tránsito del zoom a la escena ha tenido una norte claro que tensiona la narrativa fragmentada y el uso de diversos lenguajes escénicos en el montaje. En la práctica, el montaje ha cambiado en el sentido que nos preguntamos radicalmente cómo mudar todo lo aprendido en el zoom a la escena física. Todo lo aprendido en términos visuales y musicales. Esa pregunta se ha sostenido en nuestros ensayos.

-La coyuntura actual está sumida en un período de crisis aguda en la que observamos violencia de parte del estado, racismo de determinados sectores sociales. Esto en un marco de abuso marcial, patriarcal. ¿Cómo dialoga Juzgado de Familia N° 6 con todo lo que acontece en estos momentos?

Nani: Hemos estado haciendo esas conexiones desde que empezamos a ensayar la obra. A decir verdad, nos costó mucho separar la realidad terrible de abuso, prepotencia del Estado, agresión a lxs más débiles y excluidos, dictadura y violencia, de esta historia. Empezamos a ensayar muy tristes, muy movidos. Contando los muertos cada día. Con una profunda rabia ante la impunidad y el maltrato que estamos viviendo. Sintiendo que era difícil pensar en nada más. Todo esto ha condicionado y afectado la obra sin duda. Sentimos que tiene mucha más rabia. Las escenas que ya eran rabiosas están amplificadas por la rabia que nos produce que manoseen a las mujeres al detenerlas en la comisaría, que agredan a compatriotas marchando pacíficamente con sus hijos en las espaldas, que se ataque y agreda desde el Estado y la policía impunemente. Esa historia, es también la historia de nuestra obra. Ella, es atacada, infantilizada, humillada y maltratada en cada instancia en la que se topa con este mismo Estado que está maltratándonos día a día en las calles.

Tirso: A mi parecer, esta crisis aguda arrastra matrices coloniales de abuso y ninguneo que están presentes de forma transversal en nuestro país. No se trata sólo de personas de segunda clase, el problema hoy es de vidas que no cuentan para nada desde la perspectiva del estado. No humanos. Lamentablemente, el estado que tenemos se encuentra hoy precarizado por el modelo neoliberal y corrupto desde su nacimiento en la constitución del 93. Atravesadas las instituciones por estas condiciones, el abuso aparece por todos lados casi como norma. La crisis de los últimos años da cuenta de cómo nuestra democracia, es misma que fue tan difícil restituir a principios de este siglo, no logra sostenerse ante los embates de intereses económicos y políticos que hoy han encontrado consenso entre las fuerzas del orden, el congreso y el ejecutivo. Ese acuerdo, ese pacto, ha permitido muertes con un número obsceno que no parece importar en el discurso del poder. Ese consenso que, como mencionan muchas de las encuestas recientes, es ampliamente desaprobado por los peruanos y peruanas, hoy usa la fuerza de manera desmedida. Y eso me parece clave. Ese uso de la fuerza puede leerse como un síntoma de pánico ante la realidad de la poca representatividad del congreso y el ejecutivo. Un estado que mata no es democrático y, como ya ha pasado antes, los responsables se enfrentarán a la justicia. Ahora bien, creo que nuestra obra lee el poder judicial desde esa perspectiva. No por clarividencia si no porque las condiciones que he mencionado existen desde hace demasiado tiempo.

-La toma de Lima canalizada a través de las marchas de organizaciones y gremios sociales y políticos que llegaron de distintas regiones a la capital fueron reprimidas por un numeroso contingente policial. Llamó la atención particularmente el maltrato a las mujeres. Este agravio no dista mucho del que son víctimas las mujeres que acuden al corrupto y violento sistema judicial peruano. ¿Qué similitudes encuentran en estos segmentos -el policial y el judicial- de poder?

Nani: Efectivamente es la misma historia. Porque es el mismo Estado maltratador de mujeres, es la misma naturalización de la violencia que lleva a gasear impunemente a una mujer con un bebé en la espalda por marchar pacíficamente, o a manosear a las mujeres detenidas en la comisaría, o a descalificar a una mujer que denuncia violencia, o a humillarla en cada instancia del proceso de denuncia. Está instalada en la misma estructura del Estado.

Tirso: Estoy de acuerdo, desde la perspectiva de este gobierno las marchas están organizadas por “gente que se ha salido de su sitio” de ahí el terruqueo, el racismo, el machismo, el abuso. En ese contexto y en una sociedad tremendamente machista se entrecruzan estas representaciones y generan un lamentable ensañamiento con las mujeres organizadas.

-En cuanto al tema del aprendizaje. ¿Qué les deja Juzgado de Familia N° 6?

Tirso: Desde su nacimiento en la pandemia, creo que este proceso nos ha enseñado a trabajar desde la crisis y con la crisis. No como artistas en una torre de marfil que miran desde lejos el contexto, ni como artistas resisten “heroicamente” hablando de los mismos temas mientras el Perú se moviliza. Ninguno de esos dos extremos nos convoca. Creo, espero, deseo, imagino que hemos aprendido a trabajar de forma que el contexto nos movilice, nos impacte, nos conmueva y nos lance a la acción tratando de escuchar lo que nuestro tiempo trata de decir.

Nani: Creo que nos deja mucho aprendido y mucho agradecimiento. Como colectivo hemos aprendido mucho de este proceso, del tipo de teatro que nos mueve más hacer, del tipo de público al que queremos llegar. Nosotros como colectivo nos articulamos en torno al querer hablar de cosas que se salieran del escenario, y hemos sentido que en esta obra eso ha sido muy claro y potente. Pero a la vez, la calle se ha metido en nuestra obra. La rabia ante la policía abusiva, ante la violencia por parte del Estado se ha metido en nuestra historia. Y hemos acogido que eso suceda. Se ha vuelto una bendición tener la oportunidad de contar esta historia y poder recordar juntos que merecemos otra cosa, que merecemos algo mejor.

Juzgado de Familia N° 6
Teatro Centro Cultural PUCP
Av. Camino Real 1075. San Isidro
Temporada: del miércoles 8 de marzo al lunes 20 de marzo
Funciones: de jueves a lunes 8:00 p.m. | domingos 7:00 p.m.
Entradas: en ccpucpencasa.com y en la boletería del CCPUCP.

Periodista y fotógrafa. Siguió la carrera de Comunicación Social y Periodismo Económico. Laboró en los diarios La Voz, Síntesis, Gestión y en la revistas Oiga. Desde el 2010 labora en Lima en Escena.