Juan Carlos Cortázar estrena díptico literario

El díptico Cortarse las manos y Tantos angelitos se presenta este 15 de julio vía el canal de Buensalvaje desde las 7 p. m. En la mesa virtual de diálogo acompaña al autor la poeta y activista Violeta Barrientos

Cortarse las manos y Tantos angelitos son dos caras de una misma moneda, dos voces que, aunque parecen contradecirse, se necesitan. Julián denuncia a Greg, un sacerdote norteamericano que conoció cuando era estudiante en un colegio parroquial de la Lima de inicios del presente siglo. Greg y Julián, cada uno por su cuenta, hacen memoria sobre cómo se conocieron años atrás, cómo entablaron amistad primero y, luego, con mayor confianza, se involucraron afectiva y sexualmente, hasta el posterior fin de la relación y el desengaño. Pero la memoria es un ejercicio oblicuo.

Desentierra intenciones y detalles que desde otras orillas muestran contornos diferentes, que se prefiere ignorar o que, de manera genuina, se vivieron de manera diferente. Qué es entonces la verdad y cuál el recuerdo certero que permite atribuir culpas y sufrimientos. Qué sería la verdad cuando se trata, además, de miradas y roces, del deseo, de cuerpos jóvenes y adultos que se buscan, que acuden al dominio y la seducción, es decir, que viven. Más allá de los hechos —de las distintas versiones de los mismos hechos—, estas voces siembran preguntas sobre la manera en que decidimos escuchar, creer y juzgar.

Sobre el autor

Juan Carlos Cortázar (Lima, 1964) estudió sociología y gestión pública. Hizo la carrera de escritura narrativa en Casa de Letras, en Buenos Aires, y el Diplomado en escritura creativa de la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile. Ha publicado las novelas Tantos angelitos (Buenos Aires, 2012), Cuando los hijos duermen (Lima, 2016 y Santiago de Chile, 2018) y Como si nos tuvieran miedo (Lima, 2020), así como los libros de cuentos Animales peligrosos (Buenos Aires, 2014), La embriaguez de Noé (Santiago de Chile, 2016) y El inmenso desvío (Lima, 2018 y México, 2020). En la actualidad vive en Santiago de Chile.

Comentarios sobre las obras

Con mucho atrevimiento y novedad, Cortarse las manos y Tantos angelitos se internan en una materia prohibida, la de los sentimientos reprimidos y encuentros sexuales entre un pupilo adolescente y un sacerdote encargado de su educación, en el marco de una estructura de poder: una congregación religiosa y su tutela pedagógica. En los relatos, que adoptan el punto de vista de cada protagonista, se deja entrever la ambigüedad de los sentimientos de quien ahora es un hombre adulto sobre su experiencia como adolescente, y la represión del que, recibiendo un encargo de confianza y un poder en nombre de una iglesia, dio rienda suelta y luego no asumió su deseo prohibido. Esa impunidad y el recuerdo de la relación homoerótica son finalmente sacados a luz mediante confesiones exigidas por un contexto donde agentes de la justicia «desentierran» desde una lectura propia, externa a los personajes, casos ocultos en el tiempo y el tabú, buscando también un beneficio propio. [Violeta Barrientos]

Si algo procura un buen libro es una presencia. Dar cuerpo a voces y a historias, fijar nuestra atención en eso que pasa, despejando la niebla. Armar, entre quien lee y quien ha escrito, una intimidad, un modo de mirar, de estar juntos. Juan Carlos Cortázar, en esta novela, nos deja recorrer los pliegues de vidas y vínculos sin desatender luces ni sombras. Con una escritura precisa nos anima a estar atentos a los modos complejos y diversos que puede adoptar el amor, la culpa, el abuso. Nos anima a mirar con valentía. [Santiago Craig]

Tantos angelitos, publicada originalmente en 2012, intentó explorar el vínculo erótico entre un sacerdote y un adolescente desde el punto de vista del muchacho. Como suele ocurrir con las primeras publicaciones, la novela dejó rápidamente de satisfacerme, por lo que intenté reescribirla. Siete años después, la tarea de asumir la mirada del sacerdote me sacó del punto muerto y dio origen a Cortarse las manos. No sé cuánto hay de verdad o engaño en ellas; tampoco puedo sugerir cuál voz escuchar primero. Pero, ante la humanidad que asoma en ambas, me siento como ese personaje de Shakespeare que se pregunta si es posible que la verdad no sea la verdad. [Juan Carlos Cortázar]