Proyecto: Torres del silencio. Artista: TRES (México) con la participación de Augusto Ortiz de Zevallos. Lugar: Fábrica Backus, Casa de la Literatura y Parque La Muralla.
Este 11, 12 y 13 de marzo se presenta la cuarta y última serie de proyectos artísticos creados a partir del entorno del Río Rímac y el Centro Histórico en el marco de Espacios Revelados Lima, iniciativa cultural impulsada por la Fundación Internacional Siemens Stiftung y el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, con la colaboración del Goethe-Institut Peru, la Municipalidad de Lima, la Municipalidad del Rímac y Prolima, entre otras instituciones. El proyecto mexicano también recibe el apoyo de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo.
Un conjunto de once propuestas artísticas -nacionales e internacionales- se compartirán con la ciudadanía para rendir un homenaje a los espacios, personas, instituciones e – incluso- a la fauna del entorno del Río Rímac, cuya presencia hace de Lima una metrópoli multicultural, diversa y resiliente. Teatro, performance, artes visuales, artes sonoras, arquitectura y museografía tomarán la ciudad para revelar espacios públicos y espacios en desuso, en recorridos que invitan a cruzar puentes, vinculando las dinámicas sociales del Rímac y el Cercado de Lima.
El colectivo TRES ha desarrollado una investigación centrada en la identificación de los procesos vitales que el río Rímac genera para la ciudad. A partir de esta aproximación, se rescata la figura del gallinazo como un ser que hace parte activa de los imaginarios de Lima, que está presente históricamente en este territorio y que juega un rol determinante en el procesamiento de los desechos que se vierten en el río. La pieza propone una mirada del entorno del río Rímac desde el punto de vista de los gallinazos, a quienes se les dirige una ofrenda orgánica que produce, tanto una acción estética y sensible, como un insumo clave para la investigación de ornitólogos y especialistas en la fauna de Lima.
Horario general: Viernes 11 de marzo: de 2:30 p.m. a 7:00 p.m.
Sábado 12 y domingo 13 de marzo: de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.
Ruta guiada: V, S y D de 2:30 p.m. a 6:00 p.m.
Desde la Casa de la Literatura hasta la Plaza Italia
Torres del Silencio- II: 2:30 p.m. a 3:15 p.m.
Las habladoras: 3:25 p.m. a 3:45 p.m.
Remigrantes: 3:55p.m a 4:10 p.m.
Todo lo diverso del paisaje: 4:15p.m a 4:25p.m.
Las canaletas del Baratillo: 4:25 p.m. a 4:30 p.m.
AAAAAA: 4:50 p.m. a 4:55 p.m.
De-velos existentes: 5:00 p.m. a 5:20 p.m.
Museo Efímero: 5:30 p.m. a 5:50 p.m.
210 000: 5:55 p.m. a 6:10 p.m.
s e m b l a n z a
TRES
[email protected]
www.tresartcollective.com
Sobre Colectivo TRES
TRES (ilana boltvinik + rodrigo viñas) se conforma como colectivo en el 2009 (Ciudad de México). Se consideran pepenadores de ficciones materiales y también investigan las implicaciones del espacio público y la basura a través de prácticas artísticas que se enfocan en el entrecruce metodológico y la creación de conocimiento extradisciplinar en diálogo con la ciencia, antropología y arqueología, entre otras. De particular interés ha sido explorar la idea de basura como residuo conceptual y como postura política, tanto en su aspecto material como biológico. Obtuvieron la Pollock-Krasner Foundation beca (2020). En el 2016 fueron galardonados con el Robert Gardner Fellowship para fotografía del Peabody Museum of Archaeology and Ethnology de la Universidad de Harvard. Sus obras han sido expuestas en la 13ª Bienal de la Habana, Cuba 2019, Connecting Spaces, Hong Kong 2016, AND Festival (UK) 2015, Transitio MX_05 Biomediaciones 2013, Bienal Metrópolis 2009 (Dinamarca), la sección de arte público del 25 Festival de México en el Centro Histórico (Ciudad de México), en Amsterdam Global City #2: Mexico, WCA World Cinema (Holanda), en ViBGYOR International Film Festival en Kerala, India, entre otros. De manera individual sus trabajos se han mostrado en más de 20 exposiciones en América, Asia y Europa.
ilana boltvinik
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ilana boltvinik (Ciudad de México, 1972) es artista visual y teórica. Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades por la UAM Cuajimalpa. Su trabajo se centra en la investigación y producción artística transdisciplinar en diálogo con la sociología, la antropología y la ciencia, con especial énfasis en el espacio público y la basura. Ha tenido más de 20 exposiciones individuales en México, Holanda, Reino Unido, Venezuela, Canadá y Hong Kong; y más de 30 colectivas en México y en el extranjero. En el 2009 cofundó TRES, donde trabaja como artista independiente en la Ciudad de México y desde el 2018 es co-fundadora y co-directora de WATS (Where Art, Technology and Science Meet). Imparte cursos de transdisciplina artística y arte contemporáneo en SOMA y es investigadora de tiempo completo en la Universidad Veracruzana. Boltvinik fue SNCA 2018-2020.
rodrigo viñas
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rodrigo viñas (Ciudad de México, 1980) estudió la licenciatura en Arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana y realizó estudios de posgrado en Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad Politécnica de Valencia. Ha participado en el Seminario de Fotografía Contemporánea en el Centro de la Imagen y en el Programa de Formación Fotoensayo Pachuca. Fue coordinador de Planeación Cultural del Departamento de Difusión Cultural de la Universidad del Claustro de Sor Juana y curador del Centro de la Imagen. Desde 2009 es miembro fundador y forma parte del colectivo TRES. Su obra ha sido expuesta en Copenhague, Ámsterdam, India, San Francisco, Nueva York, Manchester, Hong Kong y Cuba, entre otros. Es co-fundador y co-director de WATS (Where Art, Technology and Science Meet). Viñas es SNCA 2021-2023.
Torres del silencio
El lugar es […] sobre todo una relación
Cristina Rivera Garza
Revelar un espacio es, ante todo, hacerlo visible, donarlo a su manifestación. Pero ¿qué se manifiesta en un lugar como el Río Rímac? ¿qué podría implicar revelar al río hablador? En una de sus acepciones, revelar es mostrar lo ignorado o lo secreto. ¿Qué atestigua el Rímac de lo que se ignora, se guarda o no se quiere ver?
Un lugar es sobre todo una relación, una confluencia. Si el “hablador” contara historias, seguramente daría cuenta de entrelazamientos de vida y muerte que se tejen por los caminos de Lima. El Rímac es un río urbano que antecede a la ciudad misma, pero que no se mantuvo impoluto frente a la urbanidad. La ciudad lo ha convertido en río-muralla, río-desagüe, río- basurero, río-abastecedor, río-refugio de vida, río-tumba. Sus distintas maneras de ser río a lo largo del tiempo, dan cuenta de la complejidad de las ecologías urbanas que se producen en nuestras ciudades. En ese fluir compartido se encuentran una multitud de especies y seres humanxs, no humanxs, orgánicos e inorgánicos, vivos, muertos que buscan sostener la vida y la muerte de nuestros complejos entornos urbanos.
El enredo multiespecie del Rímac ha cambiado a lo largo del tiempo y en donde hace 30 años era posible encontrar camarones, truchas, pejerreyes y nutrias ahora lo habitan residuos tóxicos, perros, moscas, chanchos ahogados y gallinazos. Habría que decir que estos últimos, los catártidos, los que limpian, habitan Lima antes de que la ciudad tuviera su nombre. Más antiguos que lxs pobladores humanxs, los gallinazos atestiguan otra historia no sólo del río, sino de los procesos que procuran y lidian con lo que sobra, con los desechos, lo que se pudre, lo difícil de digerir a la vista, ellxs degluten lo que al humano se le atora, más por sus ideas que por sus hábitos. Porque al igual que muchxs humanxs, lxs gallinazos comen carne, pero no discriminan ni la procedencia ni el estado de la materia de la que se alimentan. Pero, sobre todo, como diría Vinciane Despret, no convierten a ningún ser en matable para su subsistencia. Es decir, no sólo no matan para comer, sino que, a diferencia del ser humanx se encuentran muy lejos de haber producido historias de exterminios multiespecie solo para alimentarse.
Nombrar las diferencias del paisaje del Rímac, de su ecología urbana, no busca hacer un elogio del pasado y romantizar que antes todo era mejor, sino narrar desde y con otros seres fundamentales estas historias, para comprender que en el devenir de un entorno hay una multiagencia produciéndolo. Ya desde 1700 el gallinazo tuvo un papel central en el problema de limpia en Lima, colaborando en el saneamiento de la ciudad. Sin embargo, en nuestros hábitats, el gallinazo es un animal de poca monta, ave de mal agüero, carroñero, pepenador, que lidia con la basura. En nuestras sociedades, ningún ser que trate con la basura y los desechos posee valor. Son cuerpxs que no importan. Pero que hacen posible la vida como se conoce, sobre todo en las urbes.
Compartimos la residencia, aunque a veces sin ver, olvidando y desconociendo. Un río se cerca para callarlo, porque el paisaje cuenta historias. Y esa que hemos estado narrando entre todxs, ya no se quiere ver. Compartir residencia sin responsabilidad y por ello se vuelven necesarias otras especulaciones sobre los territorios que habitamos. El gallinazo atestigua lo que se ignora, lo que no se quiere ver para contar una historia llena de jerarquías entre humanxs y no humanxs.
¿Cuánto pesan los animales para nosotrxs? Esta pregunta también se responde situadamente, en diferentes tiempos y espacios. Los gallinazos no siempre han sido seres de poco valor, existen rituales en diferentes partes del mundo que honran su existencia, esa digestión ácida que les permite hacerse cargo de lo complejo y lo difícil, su forma de observar y atender a eso que otros seres desechan desde la negación de la mirada. Los gallinazos son ante todo seres que observan, que contemplan y comen lo no útil, sostienen los riesgos de la vida y con ello colaboran en el sostenimiento de la muerte. En el zoroastrismo, las torres del silencio son edificios funerarios en donde se disponen lxs cuerpxs humanxs muertxs para ser devorados por los gallinazos. La religión zoroástrica considera que lxs cadáveres humanxs, su materia orgánica, no podían ni enterrarse ni cremarse porque contaminan la tierra, el agua y aire tan importantes en su cosmovisión.
Este ritual funerario ha dejado de ser una práctica común porque a pesar de la constitución de las edificaciones, torres altas circulares y descampadas que ofrecían los cuerpxs humanxs a los gallinazos, producían olores demasiado fuertes y también porque se consideraba que el espectáculo de ver devorar un animal a un humano era demasiado grotesco. Quizá por ello para comer animales desanimalizamos sus cuerpos y los transformamos en piezas y en kilos más digeribles para ser comidos. Es cierto también que, sobre todo en India, el deceso de gallinazos intoxicados por diclofenaco imposibilitó que esa forma de hacerse cargo de la muerte continuara, y se prohibió hacerlo como un ejercicio de responsabilidad y cuidado para estos animales.
Torres del silencio es una acción-ofrenda ritual que abre un espacio para poner atención a esta otra ecología urbana que se teje en las geografías del Río Rímac. ¿Qué podría requerirse para la atención? Al igual que en las torres del silencio, esta es una invitación a atestiguar la transformación de la muerte y resignificar, quizás, el lugar y la importancia que tienen otros seres en el sostenimiento de nuestras vidas y muertes. Honrar lo que somos también es agradecer a quienes nos ayudan a sostener aquello que no podemos tragar, y agradecer empezaría quizá por no negarles la mirada. Al final, el gallinazo y el silencio.
Nadia Cortés