Delia Ackerman: “La cultura milenaria de nuestros campesinos es sabia”

En el marco del 25 Festival de Cine de Lima, en la sección Hecho en el Perú, Delia Ackerman estrenó el documental Hatun Phaqcha, Tierra Sana, película que destaca la importancia de los alimentos nativos cultivados en el Perú, de su herencia cultural y de asegurar su supervivencia. Foto de portada: Juan Durán

Justamente sobre el documental “Hatun Phaqcha, Tierra Sana”, la directora peruana Delia Ackerman señala: “es urgente para nuestra supervivencia el respeto y la conservación de nuestro medio ambiente, de la biodiversidad. Las políticas para preservar a los pequeños agricultores y los alimentos que producen son indispensables. El cambio climático, además, tendrá un impacto devastador sobre nuestros recursos alimentarios: es por eso necesitamos crear consciencia en la población y desarrollar políticas que nos permitan proteger la agrodiversidad”.

Foto: Marco Antonio Arango

Al respecto una breve charla.

-Delia, el documental nos acerca al trabajo de los pequeños agricultores que apuestan por una práctica biodiversa en productos como la papa. Habla también de la importancia de nuestra cultura ancestral y el valor de la tierra. ¿Qué te llevó a trabajar este tema?

-Me gusta que la gente esté sana, que coma bien. Me parece una paradoja que, teniendo toda esta riqueza de alimentos, tan variada y nutritiva, tan famosa ahora en el mundo, en el Perú se sufra de malnutrición y otras enfermedades ligadas a una dieta inadecuada. Esa fue la raíz de todo: querer cambiar las cosas, ganar conciencia en relación a una mejor nutrición.

-Asimismo, “Hatun Phaqcha, Tierra Sana” nos ofrece un panorama de cómo –a través de los años- hemos arruinado nuestro ecosistema. Minería ilegal, derrames de petróleo, tala abusiva. ¿Es urgente el respeto y la conservación de nuestro medio ambiente?

-La cultura milenaria de nuestros campesinos es sabia. Ellos ofrendan un despacho con hojas de coca y otros elementos de regalo a la tierra para propiciar una buena cosecha el año entrante, y eso nos habla de valores como la reciprocidad y la gratitud. Es urgente para nuestra supervivencia el respeto y la conservación de nuestro medio ambiente, de la biodiversidad. Las políticas para preservar a los pequeños agricultores y los alimentos que producen son indispensables. El cambio climático, además, tendrá un impacto devastador sobre nuestros recursos alimentarios: es por eso necesitamos crear consciencia en la población y desarrollar políticas que nos permitan proteger la agrodiversidad.

– ¿Por qué debemos recuperar en mayor escala las fórmulas ancestrales de cultivo y conservación de semillas y productos?

-Las técnicas agrícolas ancestrales son producto de la lucha del hombre por la subsistencia, de su necesidad de enfrentar los retos de una naturaleza impredecible. Son testimonio de esa lucha milenaria con la naturaleza: vemos los andenes de Ollantaytambo y los andenes circulares de Moray, empleados por los Incas como laboratorios de investigación agrícola para adaptar variedades de cultivos a diferentes condiciones climáticas y pisos ecológicos. Este conocimiento milenario favorece la biodiversidad y la seguridad alimentaria. A esa sabiduría ancestral se suma la labor abnegada de los agricultores conservacionistas, quienes comparten con la comunidad sus mejores semillas: tenemos mucho que aprender de ellos todavía. Así como existen los bancos de semillas globales de Svalbard en Noruega y los bancos de germoplasma de la Universidad Agraria, los pobladores andinos tienen su propia manera de mantener viva la diversidad de sus cultivos, a través del intercambio de semillas.

-Finalmente. Pauchi Sasaki, dio el marco musical a “Hatun Phaqcha, Tierra Sana”. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

-La música debía ser compuesta especialmente para el documental, y deseaba que hubiera un contrapunto entre la armonía y la disonancia. Soy gran admiradora de la música de Pauchi y, siendo esta una película de alguna manera holísitica, requería una banda sonora que acompañe el sentimiento profundo de los andes, de la tierra.

El tratamiento musical ayuda a profundizar el tema, yuxtaponiendo elementos sinfónicos, pero incorporando los sonidos de la naturaleza. Los instrumentos que Pauchi eligió son principalmente de viento, percusión y cuerdas, pero también instrumentos andinos y selváticos.