Artista multidisciplinario destacado, Augusto Montero estrena “Se busca Teng Siao Ping”, obra que se presentará en la Sala Quilla por seis únicas funciones, del 19 al 28 de mayo a las 8:00 p.m. ¡No se la pierdan!
El hijo de un policía recuerda la desaparición de su padre junto a su perro llamado Teng Siao Ping, durante el Conflicto Armado Interno en el Perú. En el presente se enfrenta a estas dos ausencias explorando en su memoria y reviviendo las sensaciones del contexto en el que desaparecieron. La danza, el teatro y el circo componen un juego escénico atemporal en el que el personaje transita entre sus recuerdos, encontrando en el rock subterráneo un catalizador de su memoria.
Esta obra se inspira en la icónica foto de Carlos Bendezú publicada en Caretas en diciembre de 1980, que retrata la primera incursión de Sendero Luminoso en Lima. Siete perros callejeros son colgados en los postes de luz con carteles que decían “Teng Siao Ping hijo de perra”. En la foto se aprecia un policía trepado a un poste de luz para descolgar un perro. Esta imagen funciona como punto de partida para la exploración escénica desde la técnica acrobática/circense del mástil chino. A la acrobacia se suma la danza y la música, con una fuerte presencia del rock subterráneo peruano de los ochenta, con bandas emblemáticas como Voz Propia y Leusemia.
Al respecto charlamos con Augusto Montero, artista multidisciplinario, protagonista de “Se busca Teng Siao Ping”.
– Se busca Teng Siao Ping, es un unipersonal que nos lleva al periodo de la guerra interna en el país. ¿Cómo surgió la idea de crear este proyecto escénico?
-Esta foto de Carlos Bendezú publicada en Caretas que retrata la primera acción de Sendero Luminoso en Lima en donde siete perros callejeros son colgados en unos postes de luz con carteles que decían “Teng Siao Ping hijo de perra”, la tengo en mi memoria, en mi disco duro desde niño. En mi casa compraban la revista Caretas y nunca se la arrojaban a la basura. Uno ojeaba estas revistas obligadamente y de manera recurrente porque estaban en casa como colecciones.
-Un pequeño lleno de curiosidades…
-Claro. Le consulté a mi papá -quien fue policía- sobre esta foto. Él me dijo que este policía estaba bajando a su perrito. Su explicación fue suave porque era pequeñito.
-En qué momento este tema llamó tu atención como para volcarte a trabajar este proyecto.
-A partir de mi vistita a la muestra Yuyanapaq, en el LUM, en el año 2000. Justamente, está instalación es un relato visual sobre los años de la guerra interna vivida en el Perú entre los años 1980-2000. Gran parte de estas tomas fueron hechas por reporteros gráficos de la época. Hoy son documentos históricos con valor testimonial. Es así como empecé a investigar sobre estos temas, en especial sobre esta fotografía.
-Hiciste un tejido entre esta foto y lo escénico.
-Por supuesto. Cuando más indagaba sobre esta fotografía más escénica la encontraba. La visualicé como una performance de protesta. Esta imagen tiene una acción cuyo desarrollo es absolutamente escénico y performático. Me apropié de la historia de la foto. Como en su momento lo hicieron los artistas plásticos locales, quienes también trabajaron sus obras con esta foto.
-Háblanos sobre este ingrediente autobiográfico en la obra.
-En este trabajo involucré algunas pinceladas biográficas desde la ficción. Mi papá fue policía y en una etapa de mi niñez me regaló un perrito. Justamente con esta información autobiográfica se desarrolla la obra “Se busca Teng Siao Ping”.
-Permítenos adentrarnos a tus orígenes como artista multidisciplinario. ¿Cómo surgió Augusto Montero?
– Me reconozco como un artista multidisciplinario y mi formación como tal fue de manera casual.
– ¿Por qué casual?
-Porque era un estudiante de sociología de la UNMSM. Un día caminaba por el Centro Histórico de Lima y en una de sus añejas calles observé a un chico que aplaudía e invitaba a los peatones a ver un espectáculo gratuito. Ingresé y observé unas instalaciones. Cada instalación tenía un personaje y una plástica alrededor. Me llamó significativamente la atención. Me pareció interesante.
– ¿Año?
-2000.
-Estabas descubriendo la magia de las artes escénicas.
-Absolutamente. Esta acción, esta obra me dejó sorprendido. Observé toda la puesta en escena. Percibí el aporte histórico en la pieza. En ese momento estudiaba Sociología. Pregunté quiénes eran. Yuyachkani, me contestaron. La pieza era “Hecho en Perú”. Les consulté si ellos enseñaban teatro y me invitaron a participar en sus talleres de verano en su casa.
– ¿Qué tal experiencia?
-Sí. Pasó un año y los visité para seguir uno de sus talleres. Uno básico dirigido a quienes nunca hicieron teatro. Este taller me permitió hacer una conexión entre el teatro y la sociología. El teatro nos permite hacer sociología de una manera más práctica y eficiente.
– ¿De qué manera empiezas a nutrir tu formación como artista escénico?
-En esa búsqueda de talleres de formación llegué a la Casona de San Marcos en donde Ricardo Delgado, director de Angeldemonio dictaba un taller. Ese año Gustavo Buntinx era director de la Casona. Ana Zavala, era la directora del Teatro de San Marcos. Eran momentos de revolución cultural. Esa gestión hizo un trabajo interesante. Ricardo me facilitó información. La propuesta de Angeldemonio se centraba en un teatro comprometido con el contexto y el cuerpo. El cuerpo en el contexto social. Esta información fue primordial para conectarme con las artes escénicas. En ese momento me dije: esto es lo mío. Abandoné la UNMSM para dedicarme a lo escénico.
-Dejaste la Sociología para jugártela por un trabajo artístico comprometido con discursos históricos, políticos, de memoria en estrecha ligazón con el cuerpo…
-Sí. Trabajar el cuerpo en medio del contexto social y desde ahí empezar a crear en escena.
– ¿Cómo se da el vínculo con la danza?
-Ricardo Delgado me invitó a trabajar algunos proyectos de Angeldemonio. Colaboré en el colectivo. En la investigación y trabajo a partir del contacto físico. Justamente, en ese momento llegó un bailarín alemán que trabajaba esta técnica. Ricardo y quien te habla seguimos su taller. Me encantó su técnica, la proximidad con el otro cuerpo. Todo esto se trabajó desde la danza. Particularmente, seguí mis estudios de danza lo cual me llevó a la danza contemporánea. Las y los maestros con los cuales me formé me invitaron a algunos de sus proyectos dancísticos. Cori Cruz, Mónica Silva, entre otros, trabajaban sus procesos creativos con la compañía Agárrate Catalina. Aquí fusionaban la danza, el teatro y el circo. Aquí las maestras me convocan para hacer trabajos específicos y así llegó el circo.
-Realmente te nutriste…
-Así es. De la danza pase al circo y al mástil. Llegó una maestra argentina que trabajaba con el mástil y ofreció un taller de una semana el cual lo seguí. Me encantó. Después me compré uno y perfeccioné mi formación con al mástil.
-Tu formación diversa te permite desplazarte por disciplinas opuestas y no estar canónicamente en una sola práctica escénica.
-Claro. A estas especialidades las llamo herramientas y siempre me pregunto cómo me reinvento. Los artistas deben descartar las muletillas. Debemos estar en constante cambio, innovación. Toda esta formación con diversas disciplinas se dio porque no seguí una formación académica puntual.
– ¿Qué te dejan quienes te dirigen?
-El último proyecto en el cual me dirigieron fue Tumi. Un trabajo de movimiento, de danza y muchas imágenes. Luz Gutiérrez, la directora contó con un material ya existente. El proceso fue enriquecedor. La dirección -en esta obra en especial- me dio una lucidez y ordenamiento de mis saberes. Ser consciente del ordenamiento de tus saberes es un aprendizaje privilegiado.
– ¿Qué nos puedes decir de Yuriko Tanaka?
-Cuando me convocó no la conocía. Después de nuestra primera charla en donde me habló de su trabajo me pareció interesante. Me gustó además su energía de juventud. Durante el proceso ella contaba con una lógica para la creación. Tenía material y ejercicios escénicos. Me sorprendió que una joven directora contara con un cúmulo de conocimiento e intuición. Aprendí mucho de este proyecto de circo, teatro, danza y performance.
-Vayamos a una de nuestras directoras independientes más significativas: Paloma Carpio.
-Los proyectos en los cuales trabajé hasta el momento en el que Paloma me dirigió eran absolutamente físicos. El cuerpo siempre en movimiento. Paloma me propuso trabajar con el cuerpo, pero desde una dimensión cotidiana y ambigua al mismo tiempo. Desde lo cotidiano a lo público. Ella me centró en ver cómo tus problemas personales son los mismos que los sociales. La dirección de Paloma fue una experiencia de aprendizaje aleccionador.
– Finalmente. ¿Cuáles son tus temas de interés?
-La coyuntura social. Considero que el cuerpo que danza, actúa o se mueve lo debe hacer desde lo social. Los problemas y manifestaciones sociales constituyen el principal disparador de mis trabajos. El tema de memoria y la tradición cultural.