Abuso sexual, abuso infantil, abuso a las personas de la tercera edad, amor lésbico en las comunidades indígenas son los temas de reflexión de las obras cinematográficas de la destacada actriz y directora originaria de Oaxaca/México. Fotos: archivo de la directora.
Su cine nos conmueve, nos desnuda, nos indigna, nos interpela… A través de los cortometrajes Arcángel, La carta, La tiricia o de cómo curar la tristeza, la actriz y directora mexicana Ángeles Cruz, habla del abandono de las personas de la tercera edad, las relaciones de las mujeres lesbianas, la vida y abuso sexual de la mujer en las comunidades indígenas. “Hablo de los temas dolorosos que es necesario revisar”, señala la destacada cineasta, quien le concedió una entrevista a Lima en Escena.
Escena de la película Arcángel
-Ángeles, La tiricia o de cómo curar la tristeza, es uno de tus primeros cortometrajes. La violencia de género en una comunidad indígena es el punto de partida. ¿Por qué es de vital importancia poner en el tapete esta problemática?
-Tocar el tema de la agresión sexual a las niñas y la complejidad de los entornos de violencia sistemática es fundamental para frenar este tipo de conductas, exponerlas públicamente y cuidarnos entre todas y todos. El tema se abre en mi comunidad y en los espacios donde se presenta el corto. Hablo de lo que me conmueve, me enoja o trato de entender.
El cine llega a todos, vence las resistencias que un tema tan delicado puede provocar. Genera también otro tipo de debates. El cine es un lenguaje con una tremenda potencia. Es a través de esta disciplina que hablo de los temas dolorosos que es necesario revisar. El cine es el medio que elegí para hablar y abordar desde mi corazón los temas que me duelen, que no entiendo o que me estoy cuestionando. Asumo mi compromiso total con las historias que abordo como realizadora.
– La carta, por otro lado, nos lleva a una comunidad indígena. En ella una pareja de mujeres, de amigas se enamoran. La homosexualidad en las mujeres es mal vista. Es una «enfermedad». ¿Es una denuncia abierta a toda esta pacatería pueblerina?
-Hablo desde el silencio. Creo que ahora lo puedo tratar de entender. Cuando escribo mis guiones que son la semilla de mis proyectos: hablo de lo que no se habla públicamente, de lo que es para mí una necesidad vital. El cine es para mí el espacio de posibilidad donde mis personajes tienen la posibilidad de tomar decisiones. “La carta” es abrir, visibilizar la existencia de las mujeres lesbianas en nuestras comunidades que sufren día a día la estigmatización y el desprecio, el silencio cómplice, las sociedades tremendamente machistas y como digo, las realidades de las que hablo no son exclusivas de nuestras comunidades, hablo de temas que desafortunadamente permean todos los territorios, clases sociales y demás. La triple estigmatización. Ser mujer, ser lesbiana y ser indígena, es una tremenda discriminación aún en estos tiempos en muchos lugares del mundo.
Escena de la película La carta
-Arcángel es un grito a la injusticia social, en este caso en particular, a las inhumanas injusticias que padecen los ancianos. El abandono, la falta de sensibilidad para brindarles una vida digna. ¿Cuál es el origen de esta película? ¿Qué te lleva a abordar esta problemática?
-Es un cortometraje personal sobre la vejez. Patrocinia existe en la realidad y a los 86 años ya no pudo valerse por si misma. Se quedó quieta en su casa pues no podía moverse y no tiene un familiar que se hiciera cargo de ella. La comunidad a la que pertenece que es también mi comunidad no hizo nada por ayudarla. Guardo una relación de amistad con ella desde que era niña. Junto con un grupo solidario de mujeres increíbles empezamos a curarla. Buscar un asilo en donde pudieran darle la atención necesaria. Las dificultades, obstáculos y rechazos que recibimos de las instituciones públicas me llevaron a escribir el corto. No podía dar crédito a la falta de empatía por la precaria situación de Patrocinia.
Finalmente, logramos encontrar un lugar digno y tres años mas tarde, con Patrocinia totalmente recuperada, le propuse hacer el corto de ficción que había escrito para denunciar, por un lado, el desprecio de las instituciones, por otro, la solidaridad. Patrocinia interpreta una parte de su historia y nosotras ganamos una abuela y una excelente actriz. El corto es la travesía interminable de Arcángel por encontrar un hogar para Patrocinia, la discriminación, su condición económica y física los convierte en seres vulnerables. Arcángel, desde su ingenio y sencillez tendrá que superar los obstáculos para lograr su objetivo.
-La sexualidad de las mujeres indígenas y cómo se desarrollan éstas en una comunidad indígena son temas prioritarios en tu cine. Podrías ahondarnos al respecto.
-Bueno, soy una mujer indígena. Siempre evito el retrato de la mujer indígena asexuada, sumisa y abnegada. Somos mujeres con la complejidad de cualquiera. Me interesa explorar a partir del silencio como lo comenté antes, de lo que está dentro de nuestras puertas, en nuestra intimidad.
Es un tema que me conmueve, me toca el corazón y lo quiero compartir, en “Nudo mixteco”, mi ópera prima, abordo la historia de mujeres que se hacen un replanteamiento sobre su vida sexual. Las mujeres de las comunidades indígenas hemos sido consideradas como parte de un proceso reproductivo. Un estereotipo que debemos romper. El amor y el placer es parte fundamental de nuestra sexualidad.
Escena de la película La tiricia o de cómo curar la tristeza
-Problemáticas como las muertas de Juárez ha influenciado en tu formación como cineasta.
-México es un país enorme y diverso. Tremendamente complejo y azotado por la violencia sistemática a las mujeres. Un caso como el de Juárez no es el único desafortunadamente. Esta problemática de violencia de género devasta y nos obliga a preguntar ¿por qué contra las mujeres? ¿por qué la injusticia? ¿por qué sigue sucediendo? … No sé si todo esto influyó en mí como cineasta, pero es evidente que a todas en este país nos lacera esta y muchas realidades que coexisten en la injusticia y la terrible violencia en contra de las mujeres.
-Finalmente. ¿Por qué sostienes que las mujeres indígenas no son tomadas en cuenta por las feministas?
No lo sostengo, de hecho, no lo creo así. La lucha feminista se ha validado en muchos lugares y hay un trabajo profundo, fundamental y necesario que han hecho muchas mujeres. Las mujeres indígenas seguimos estando al final de la lista, llevando entre nosotras nuestros procesos y nuestras luchas.
Sobre la actriz y directora Ángeles Cruz
Nació en Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oaxaca, México. Estudió en el Centro de Educación Artística Miguel Cabrera, en Oaxaca, y posteriormente realizó la licenciatura en Actuación en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes. En el 2000 fue nominada al Premio Ariel por coactuación en Rito terminal. En el 2012 debutó en la dirección con el cortometraje La tiricia o de cómo curar la tristeza, el cual ganó La Palmita EFM del XVI Tour de Cine Francés, y el Ariel al Mejor Cortometraje que otorga la AMACC en 2013, así como la Diosa de plata que otorga Periodistas Cinematográficos A.C. Como actriz fue nominada al Ariel a mejor actuación femenina en 2018 por su trabajo en Colón de Plata (2017). En 2020 Ángeles Cruz presentará su ópera prima, Nudo mixteco, una cinta dramática que concursó en la categoría Work in progress del concurso por el Fondo Fílmico Gabriel Figueroa (GFFF) 2019 que impulsa el Festival Internacional de Cine de Los Cabos.