Alina Gadea: “La ficción puede explicar mejor la realidad.”

Lima
en Escena charla con la autora de “Destierro”, su nuevo título que se presenta
este domingo 06 de agosto en la FIL Lima 2017
 Fotos:
Christian G. Sotomayor A.
En
una sociedad pacata, misógina y conservadora como la nuestra, el tema del
divorcio o la separación de una pareja sigue siendo un escándalo. Escándalo en
el que la mayoría de veces la mujer se lleva la peor parte.

“Destierro”
(Grupo Planeta, 2017), la nueva novela de la escritora Alina Gadea, es justamente
una mirada al complejo proceso interno que antecede a la separación de una
pareja. Esa ruptura, ese naufragio en el cual las personas afectadas por este
proceso quedan a la deriva en una embarcación hecha añicos. “Es como quedar sin un lugar en el mundo. Es
exiliarse de uno mismo, de su propia existencia. Es renunciar a su proyecto de
vida para intentar con los pedazos rotos formar una vida nueva, con mucho
temor”,
nos dice la autora, quien amablemente nos ofreció la presente
entrevista.
-Alina, en cuanto
a exploración temática, Destierro, tu nueva novela, rompe con tus primeros
libros Otra vida para Doris Kaplan, Obsesión y La casa muerta.  ¿Consideras que esta nueva historia vinculada
a las relaciones de pareja despedaza la idealización de la relación amorosa?
-Qué
interesante tu pregunta, tu mirada de la historia. Efectivamente el tema de esta novela no lo abordé antes. Trata
del destierro personal que vive en su interior el que se separa de su pareja,
rompiendo con ello el núcleo familiar. Es como quedar sin un lugar en el mundo.
Es exiliarse de uno mismo, de su propia existencia. Es renunciar a su proyecto
de vida para intentar con los pedazos rotos formar una vida nueva, con mucho
temor. Es también una exploración sobre ese miedo a la soledad, a esa ruptura
que es como un naufragio en el que uno queda a la deriva en una embarcación
hecha añicos.
Por
otro lado, considero que es hora de romper las idealizaciones y presiones
culturales que empujaron a las mujeres a asumir un rol que puede terminar colocándola
en una posición muy difícil y poco valorada. Por eso la represión es otro tema
que siempre exploro. En Destierro subyace en el personaje de la madre anciana y
tiene como función darnos a entender mejor a la protagonista.
En
mi experiencia particular, cualquier cosa me parece fácil al lado de lo difícil
que es ser madre, con todo lo que ello implica de sacrificios y renuncias personales
y la responsabilidad que conlleva. Además creo que no se respeta ni reconoce lo
suficiente a las mujeres que asumen solas los roles de padre y madre a la vez. Afortunadamente
esta nueva generación es más independiente y menos conservadora y cede menos a
condicionamientos sociales. Y así debe ser. Y así creo que deben ser mis hijas.
Asimismo,
la relación de pareja puede ser una de las cosas más maravillosas y a la vez más
complicadas que puede haber. Y la separación en sí, un tema tan duro, humano y
universal que sacude a la gente y hace aflorar los aspectos más oscuros de
nuestro ser. Las pasiones más encontradas. La ficción, creo, puede explicar
mejor esta realidad y estos procesos porque es reflejo de la vida misma pero ya
ordenada en una historia, porque en sí la vida no tiene la suficiente lógica
como para dejarse entender rápidamente. Para eso está la literatura. Y por
supuesto para volar lejos de la chatura a la que a veces nos somete la vida
real.
-En este nuevo
libro, al igual que en los anteriores títulos, das rienda suelta a tus
exploraciones del espacio y el confinamiento que se ponen en evidencia en
algunos pasajes de la relación de una pareja de esposos en notable crisis. Elementos
atractivos en esta historia por la manera como son recreados. ¿Cómo procesas
estas angustias, estos gritos, a través de tu escritura?
-Así
es Rosana, aprecio que tu lectura abarque varias capas. El tema del espacio es
fundamental para mí. Me gusta situar las historias en determinados escenarios
porque ayuda a hacer más visual y vívido lo que se cuenta. Por eso trabajo las
atmósferas.  Y dentro de eso me interesan
los espacios cerrados porque me parece que favorecen la interiorización, pero
también están presentes siempre el mar y los malecones. Con la clásica neblina
limeña que impregna de nostalgia y misterio, o también como en este caso, los
días azules del verano. El mar destellando como una metáfora de la esperanza de
una vida más iluminada.
En
Destierro, más que en las otras novelas incluso, está presente el elemento del malecón
y el abismo que late durante toda la narración como símbolo del vértigo y del miedo,
y el vuelo que supone el atreverse a romper con las reglas de lo establecido en
busca de la libertad. El texto nos habla de confinamiento y miedo que se vencen
al precio que sea. El encierro interior que puede llegar a ser esa jaula en la
que se torna a veces un matrimonio. La crisis de la pareja que mencionas es
puro conflicto y por eso te parece atractivo. Aporta una tensión en las pocas
páginas en que se desarrolla la historia, compuesta más por sensaciones límites
que por cantidad de acción. La acción transcurre más dentro de la mente y el
corazón del personaje.
Las
sensaciones son la sangre del texto. Las emociones se procesan a veces durante
años porque son intensas y complejas, hasta que se asientan dentro de uno y
recién ahí pueden ser expulsadas, elaboradas, reinventadas, acomodadas, en suma
podemos intentar poner orden en el caos y explicar un poco la vida y sus largos
procesos internos.  Me gusta decir mucho con
pocas palabras, así el texto vuela y a la vez tiene densidad. Y para eso está
el lenguaje.
-Un punto importante en tus novelas es situar la historia dentro de un contexto
histórico político. ¿Por qué?
-Porque
el Perú es un país muy convulso y eso es algo que a uno como escritor lo
inquieta. Es un aspecto que da pie a muchos cuestionamientos. En Destierro lo
hago porque ayuda a construir mejor la psicología del personaje, del hombre, más allá de ser un villano, y a
entenderlo como un ser de carne y hueso, que responde a su propia formación y
posición en el mundo.
-El desamor y
el hastío en la acomodada vida familiar son los principales disparadores para
que la protagonista de la historia opte por el difícil camino de la liberación. La protagonista de Destierro, no está lejos de las vivencias de miles de mujeres sean éstas de
estratos económicos altos o bajos. Hay una recurrencia en el tema del abuso
tanto psicológico como físico en los núcleos familiares en donde la mujer se
lleva la peor parte. ¿Cómo decides embarcarte en esta historia, dolorosa, por
decir lo menos?
-Sí,
más allá de lo lírico del lenguaje, sigue siendo una historia muy dura porque
el tema lo es. Y sí, nos toca a todos y pienso en las mujeres en general y en particular
en las que son madres. Por eso abordo el tema desde el punto de vista de la
mujer personaje narrador, considerando también la visión del hombre y de los
hijos. Siempre tuve este demonio pero demoró un buen tiempo en madurar. En
encontrar el camino para poder tomar las decisiones necesarias para narrar. Hay
muchas maneras de contar una historia y hay que optar por una. Me agrada pensar
en aquella que permita al  lector
conectarse emocionalmente.


-En la historia
el tema de los miedos son narrados con suma maestría. Háblanos de estos
episodios. 
-Como
te decía es también una exploración del miedo, en particular a ese abismo al
que se avienta una mujer con hijos al dejar el matrimonio. Y por qué no
también, a ese destierro que afronta un hombre al quedar lejos de lo que fue su
hogar. El precio a pagar para unos y otros, por la libertad, puede ser muy
alto. Pero de cualquier manera, considero que las cosas suelen ser más
difíciles para las mujeres, en especial cuando tienen hijos. En todo caso, el
miedo en general es una emoción primaria y que puede determinar el curso de la
vida. La superación del miedo que paraliza nos permite reinventar la vida y darnos
otra oportunidad, a todos.
-Esta novela
surge en plena campaña del movimiento internacional Ni una menos. Y es un
relato que no es ajeno a sus luchas. ¿Existe un compromiso a toda esta
violencia domestica de género?
-¿Cómo
una escritora podría no estarlo? Una persona que escribe es un ser crítico que
observa la realidad y que se revela contra lo que no es justo. Escribir es en
cierto modo reinventar la vida. Por eso creo que es válido que la escritura, desde
su propia poética, sirva no solo para liberar, para sensibilizar, para
reflexionar sino también para cambiar nuestras percepciones y prejuicios. Más
en un país como el nuestro.
-¿Estamos ante
una tema de auto ficción?
-Alguien
dijo alguna vez que el escritor es un ave que va recogiendo a su paso toda
clase de ramas para hacer su nido. Y eso es lo que uno hace.
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Presentación
Día:
domingo 6 de agosto
Hora:
a las 5:00pm
Comentarios
a cargo de: Gabriel Ruiz Ortega
Lugar:
Auditorio José María Arguedas

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Periodista y fotógrafa. Siguió la carrera de Comunicación Social y Periodismo Económico. Laboró en los diarios La Voz, Síntesis, Gestión y en la revistas Oiga. Desde el 2010 labora en Lima en Escena.