¿Por qué escribo?

Estaba pensando hace unos días en mi infancia y adolescencia, creo que en esa época empezó todo. No fue una etapa de mi vida que recuerde colmada de juegos y esas cosas precisamente, pues hubo a veces violencia familiar y esa situación me retrajo de niña a un mundo imaginario, el de las historietas, que entonces se conocían como chistes. Los kioscos estaban llenos de ellos; yo leía vidas ilustres, la biografía de escritores y artistas, y trataba de imitarlos literalmente: si Goethe, por ejemplo, se iba a leer o a escribir bajo un árbol en una colina, yo me iba al parque Castilla en Lince.

En mi juventud, el deseo de conocer universos alternos –así los llaman en los juegos virtuales los niños-, me llevó a escribir poesía, inspirada en versos simbolistas y surrealistas. Una especie, digamos, de simbiosis entre la catarsis y el deseo de descubrir enigmas a través de la palabra para embriagarme de misterio. Aunque ya no me lo cuestiono ni me vacila contestar esa pregunta, escribo porque es el espacio de libertad donde nadie me acosa, ni los bancos ni las personas demandantes que no pueden estar solas. Me encanta además corregir un texto conforme avanzo, ver cómo le doy forma, al estilo de una escultora de cerámica; me fascina este símil; corregir es lo más delicioso, pero también exige trabajo y dedicación.

¿Son las escritoras más visibles en el siglo XXI?, este tema depende de muchos factores: la edad, la posición en la sociedad, el deseo que tienen las autoras y sus editores de posicionarlas en el medio; del perverso centralismo, en parte contrarrestado por Internet. Años atrás, a fines de los setenta un escritor me lo dijo: “tienes un problema para que tu obra llegue a los lectores”: el estar casada con un poeta famoso; en los ochenta otro me lanzó a quemarropa que las poetas para tener éxito literario debían tener ángel. Ahora me dan un poco de risa estas opiniones, ya que los libros siempre siguen un largo camino antes de llegar al lector o lectores ideales, aunque el de los libros de las escritoras peruanas suele ser más largo y espinoso, si no veamos cómo se lee recientemente a Pilar Dughi, a más de diez años de su muerte, una gran narradora. Y en cuanto al ángel, claro que lo necesito pero para cuidarme de una ciudad violenta como Lima y no para considerarlo como un agente literario.

Prolífica escritora peruana. Marcó un antes y un después en la historia de la literatura local a propósito de la publicación de su primer libro Noches de Adrenalina. Tiene publicado más de 10 libros de narrativa. Actualmente conduce un Taller de Escritura Creativa.