Cantautora peruana afincada en Brasil puso en marcha el Festival Mujer Sabia que reunió a una serie de artistas mujeres de diversos países de la Región quienes intercambiaron saberes culturales y musicales. Foto de portada Fabiana Cozza y Martha Galdos. Foto: Mônica Bento
El Festival Mujer Sabia es una velada de música y arte en línea de mujeres comprometidas con la diversidad musical y se gestó en Brasil con la participación de cantantes, compositoras, músicas, de otros países de la Región. La presentadora y creadora de este importante intercambio de saberes musicales y artísticos es la cantante peruana Martha Galdos radicada en Brasil desde hace algunos años. Precisamente, Lima en Escena charló con Martha, quien nos brindó algunos detalles de este importante evento cuya nueva versión se llevará a cabo este 2023.
– Martha, ¿cómo surgió el Festival Mujer Sabia?
-El Festival Mujer Sabia o Mujer Sábiá nace como un movimiento para dar protagonismo a diversas mujeres quienes venimos hilando este encuentro cultural de cantos y saberes con las mujeres creadoras latinoamericanas. En esta primera fase lo hicimos desde Brasil. En una revelación de madrugada, recordé que Sabia es “zorzal” en portugués, y es un elemento presente en prosa y música. Supe que en el nordeste brasileño se le dice La Sabiá” en femenino. Sabia con acento adelante significa también sabiduría.
Justamente, el logo del Festival Mujer Sabia fue diseñado por la artista brasileña Ana Luiza Maissonnave. Ella unió a esta emblemática ave con una flor de la cantuta, símbolo de los incas. Justamente, jugué con esta palabra para desarrollar una plataforma en donde invitamos a cantautoras brasileñas a dialogar con América Latina, con las cantautoras de otros países latinoamericanos en Brasil. Se incluyó dentro de la curaduría el criterio afrodescendiente, LGTBQIA+, lo cual nos llevó a una selección bellamente diversa de artistas. El proyecto incluyó testimonios de mujeres de diversos frentes, narración de leyendas, entrevistas a las protagonistas, bastidores tipo “reality show”, una bella animación del “sabiá” a ritmo de festejo peruano y un homenaje a nuestra Chabuca Granda. Asimismo, generó más de 50 oportunidades laborales en medio de la pandemia gracias a la ley Aldir Blanc, y el apoyo de la Secretaría de Cultura y Economía Creativa del Estado de São Paulo.
Fabiana Cozza. Foto: Mônica Bento
Victoria Saavedra. Foto: Mônica Bento

-Técnicamente produjimos un contenido televisivo con lenguaje de teatro y cine documental abierto al mundo lo cual nos desafió pues era su primera edición. Fue emocionante conquistar este espacio. El próximo paso es generar el encuentro de manera presencial e híbrida. Procuramos traer videoarte durante los shows musicales, talleres decoloniales con niños y desarrollar ese componente desde la infancia, así como mesas de diálogo sobre literatura femenina y transmisión de documentales. Contamos con una ficha técnica compuesta 95% por mujeres. Estamos atentas a nuevos fondos a los que hemos postulado y ante cualquier escenario buscaremos otros medios para que el proyecto tenga continuidad e impacto en otros países también.
-¿Qué papel juega las mujeres compositoras, intérpretes, cantautoras, músicas, en el Festival Mujer Sabia?
-Ellas son el corazón que late del “sabiá”. Despiertan e inspiran con sus cantos, poesías, diálogos, sensibilidad y fuerza femenina. En un clima de sororidad, respeto, amor y afectos. El trabajo conjunto de ellas puede generar incluso creaciones colectivas, nueva música y colaboraciones, así como impacto social y educativo en comunidades. En la primera edición contamos con la participación de la cantora afrobrasileña Fabiana Cozza, Ju Strassacapa (Lazúli, vocalista de la banda mexicano-brasileña Francisco El Hombre), la cantautora paulistana Anai Rosa, la artista peruano-brasileña Adriana Mezzadri (reconocida por la banda sonora de la novela “El Clon”) y la cantautora colombiana Victoria Saavedra. Con mucha alegría participé como artista, conductora y directora artística del proyecto.
-Desde tu mirada. En una coyuntura como la actual en donde las mujeres siguen siendo violentadas, invisibilizadas, ¿qué papel juega el Festival Mujer Sabia?
-Una de las premisas del festival ha sido y seguirá siendo el compromiso con valores humanistas y el rechazo a cualquier tipo de violencia. Personalmente me siento sensible a las formas sutiles y silenciosas de esa violencia, y a como eso repercute en nuestra autoestima y desarrollo personal. “Ser mujer es ser ciudadana de segunda clase” escuché alguna vez. Para entender mejor, es sólo mirar estadísticas y hechos históricos. Personas que no tenían derecho a voto, a tomar decisiones de vida, a tener propiedad privada, a trabajar, o a trabajar y percibir menos salario o ser relegada de puestos de liderazgo, a vivir en un modo prácticamente de esclavitud, a haber tenido que publicar libros y firmar obras artísticas con nombre masculinos. Cómo podemos llamar a todo esto. Claro, que hemos avanzado. No se trata de una lucha de géneros, se trata de dar a todos los seres humanos el lugar que igualmente merecen. Ahora y desde las filosofías ancestrales, el femenino va más allá de un género. Se trata de entender el origen de la vida, el principio de la creación, de la fertilidad. Es honrar quienes somos y de dónde venimos.
Fabiana Cozza. Foto: Mônica Bento
-Cambiando de tema y centrándonos en tus labores artísticas. ¿Por qué elegiste Brasil para el tejido de tus vínculos culturales, musicales, amicales…?
-Tuve varias motivaciones desde un lado más intuitivo y hasta aventurero para escoger Brasil como residencia. De hecho, vivenciar la cultura brasileña como motor de nuevos caminos creativos fue un aliciente. El sonido nasal y la música que me ofrece el portugués en su variante brasileña -que ahora percibo viene también de los idiomas como el tupi, o guarani- fue algo que me cautivó desde niña. Seguido de un estudio autodidacta y en convivencia con brasileños en viajes que realicé en Estados Unidos. Luego de explorar su repertorio, desde una visión de extranjera e incrementa mi vocabulario con sus versos, sentí necesidad de entender los orígenes de su sonido, su historia y narrativas folclóricas, más allá de lo que era conocido como bossa nova.
Acompañar ruedas “rodas” de samba, bailes de “forró”, cantar en encuentros espontáneos tipo “saraus” y dar una “canja” o “palinha” -canto espontáneo-, tener conversaciones profundas con poetas, músicos, hacer parte de redes de artistas, en fin, ese infinito particular sólo podía ser presencialmente. Es como haber tomado una maestría de vida y estudio que continúa hasta hoy. Uno de los frutos es haber compuesto la primera samba de mi vida llamada “Amar, sentir, gozar”.
Brasil también dispone de un tejido cultural lleno de casas de show, teatros, centros culturales, conservatorios, formación gratuita, festivales y espacios que generalmente están ocupados por artistas nacionales, pero que abren algunas ventanas para el intercambio cultural y artistas de otras vertientes y países. Eso me ha permitido acceder al Centro Cultural SESC y a fondos del gobierno para hacer realidad sueños y proyectos musicales.
-Desde tu experiencia. ¿Qué nos emparenta con Brasil?
-Hay una canción titulada “Querelas do Brasil” (Aldir Blanc/Maurício Tapajós) que dice “El Brazil no conoce el Brasil”. La “Z” es del Brasil “gringo” que retrata a mi parecer lo que muchos ciudadanos latinoamericanos experimentamos respecto a lo que se nos ha vendido como nuestra cultura nacional, que funciona como un recorte de una identidad que claro homogeniza y opaca otras no menos importantes, sino invisibilizadas.
Nuestro continente posee culturas transfronterizas, regionales, somos un gran mosaico que no responde necesariamente a las fronteras geopolíticas actuales que en su haber tienen alrededor de dos siglos. Venimos de culturas de más de 5,000 años de antigüedad que nos han dejado un legado de saberes, lenguas, modos de entender el mundo, de una manera más horizontal con la naturaleza, en busca de un equilibrio con el ecosistema. Claro, sin idealizar, pues se convivía también con violencia, guerras, conquistas. Somos producto de un mestizaje doloroso. Sin embargo, vemos ahí los resultados de la creación cultural, leyendas, alimentación, música, danza, historia. Voy a citar algunos ejemplos que pueden hacernos entender esto. El uso del maíz, por ejemplo, como matriz alimentaria.
En Brasil se consume la “pamonha”, para nosotros “humita”. Se habla aquí en Brasil de un árbol semejante al pacae, llamado “Inga”. La historia de la población afrodescendiente y los caminos tortuosos que llevaron al trabajo en los campos de caña de azúcar. Y el uso y desarrollo de instrumentos percusivos. La presencia japonesa, siendo Perú y Brasil los países que mayor impacto recibieron en la región. El camino que llaman de “Peabiru” que dicen recorre São Paulo hasta Cusco según investigación histórica. Nuestros pueblos se comunicaron, intercambiaron productos. Actualmente, ocho a nueve etnias se encuentran en ambos lados de la frontera Brasil-Perú entre ellos los Ashaninkas e Tikunas.
Ahora todo esto no nos ha sido visible dado que siquiera hemos sido educados en lenguas originarias, y convivimos con naciones que desconocemos. Sin embargo, es enriquecedor entender de dónde venimos, y seguir alimentando este legado con creación contemporánea, ese es un metabolismo donde Brasil nos lleva la delantera: música moderna con una raíz potente, y si también un sonido con cierta sofisticación internacional, coexistiendo con el folclor más purista.
Anaí Rosa. Foto: Mônica Bento
-La música es una disciplina artística ancestral con las innovaciones típicas del paso de los años, la modernidad que además de unirnos con otros países también nos permite tejer y afianzar nuestras liricas desde sus diversos géneros. Qué similitudes encuentras entre la música peruana y la brasileña…
-Esta investigación no tiene fin. De lo que vengo explorando noto la fuerza de la afro diáspora como un núcleo conductor dentro del propio continente con rítmicas y sonoridades asociadas a rituales religiosos. Hablar de África es listar Angola, Mozambique, Guiné, entre tantos reinos que introdujeron diversas prácticas espirituales y musicales en mestizaje con las creencias e instrumentos europeos.
El proceso es bastante parecido con Perú, pero tomó caminos diferenciados, aunque es posible sentir esa identificación. En Brasil la matriz religiosa afro se siente en la poesía blanca de Vinicius de Moraes, la voz contralto de María Bethânia, los cantos en las fabelas y casas de rezo “terreiros”, el jazz brasileño, y hasta en las músicas de lxs artistas pop. Las deidades de matriz africana se entrecruzan con el santoral cristiano. Uno de los ejemplos que más me emocionan es el día 2 de febrero, día de la Orixá, diosa y madre del mar, Yemanjá, que coincide con Nuestra Señora de la Candelaria en Perú y otros países de Iberoamérica.
Hay decenas de canciones en Brasil con el nombre 2 de febrero. Lo mágico para mi es que yo nací justamente ese día también. Y por eso compuse una canción que relata todo esto. En el estado de Maranhão se celebra Bumba-Meu-Boi (una celebración que incluye el personaje de un toro) y las personas bailan una “toada”. En la Amazonía peruana se baila también la toada, y en Puno se coloca el personaje de un toro también en la danza “Waka Waka”. Y para completar la canción Mujer Hilandera que es prácticamente un himno amazónico para nosotros, nació como la canción nordestina “Muié rendeira”, cuyo origen viene de la historia de un bandolero apodado Lampião y su valiente compañera (entiéndase una mujer en medio de una guerrilla en vez de aceptar un casamiento arreglado) María Bonita, populares personajes del imaginario brasileño. Se dice que muchos nordestinos vivenciaron el boom del caucho y yo entendí que por ahí hubo intercambios no sólo musicales, sino de historias trágicas y difíciles con las poblaciones locales.
Martha Galdos. Foto: Mônica Bento
Martha Galdos. Cantora, compositora, investigadora, locutora, comunicadora y creadora del Festival Mujer Sabia, plataforma que destaca el protagonismo femenino en el universo musical. Martha Galdos presentó su primer disco, Respiraré (Pepe Céspedes, Leonardo “Gigio “Parodi) en el 2016. En este material discográfico ofrece una refrescante fusión de la música popular peruana. Ritmos afros y jazz en español, inglés, portugués, francés y quechua. Actualmente, radica en Sao Paulo, en donde sigue dedicada a la música. Su labor de cantante la llevó por Panamá y China. Su ímpetu de investigar la lleva a descubrir historias fronterizas en las cuales la propia trayectoria de la artista también se desarrolló. Nos referimos a redes de saberes y flujos entre los pueblos afrodiaspóricos, andinos, amazónicos y de otros rincones de América Latina que se agrupan a través de melodías, ritmos y cantos en su mosaico sonoro. Con alma nómade y políglota sus shows incorporan poesía, performance, teatralidad y artes visuales entre las cuales figuran las pinturas proyectadas de su padre, Galdós Rivas, reconocido pintor peruano conocido como “El mago del color”. Este 2022 la cantante prepara la presentación de nuevas canciones autorales en sociedad con artistas brasileños como Dante Ozzetti y Joãozinho Gomes con quienes creo la canción “Aya T’ica”, flor ancestral en quechua, en homenaje a Chabuca Granda y al Río Amazonas.