Manuel Adrián López: «Crear en Nueva York es un acto de total soledad”

Hoy nos trasladamos virtualmente a Nueva York para charlar con nuestro invitado, quien tiene más de siete títulos publicados y participa activamente en una serie de ferias y festivales internacionales de literatura

El escritor cubanoamericano Manuel Adrián López, es un activo poeta y gestor cultural de Nueva York, ciudad que alberga a un sin número de artistas de todos los países del globo y de especialidades diversas. Cineastas, escritoras, escritores, actores, actrices, pintoras, pintores, fotógrafas, fotógrafos, músicos, cantantes, entre muchos más. Participa en mesas de dialogo, encuentros y veladas literarias que se llevan a cabo en esta metrópoli del arte. Al respecto una charla con Manny, como cariñosamente le llamamos sus amigos.

-Manny, cómo seguir adelante en una coyuntura como la actual. Inmersos en la pandemia, en el encierro…

Sinceramente no tengo una fórmula. Al principio, como todos, estuve encerrado por 27 días. Hasta un día que sentí una presión rara en el pecho y dije: “Voy para la calle.” Necesitaba caminar, hacer un poco de ejercicio. Con precaución, empecé a salir una vez cada dos semanas primero, luego una por semana y así. Algo dentro de mí, ese susurro de los muertos que me decía: “Tranquilo, esto también pasará.” Lo que me ha ayudado a vivir es no ser parte del coro. Pensar, cuestionar, indagar, leer todo tipo de teorías, porque habitan gotas de verdad en cada una. Desobedecer, rebelarme, porque ese es mi primer impulso cuando me dicen que no puedo hacer esto o lo otro. Trae malos recuerdos de un régimen totalitario.

-Los colectivos culturales son activos en Nueva York. ¿Qué pasó con estos grupos?

He notado que luego de un receso volvieron las propuestas de librerías y otros venues ofreciendo lecturas y presentaciones vía Zoom lo cual me parece interesante. No se puede parar.

-Observo que participas activamente en las actividades literarias de la ciudad. Háblanos de estas comunidades artísticas.

Hay varios grupos, no realmente definidos por agrupación alguna, simplemente como en todos los sitios, pequeños clusters de personas que se reúnen. No pertenezco a ninguno. Mi filosofía siempre ha sido que voy si me invitan, si me pareció que fue enriquecedora la experiencia y me vuelven a invitar, pues vuelvo, y si no me aportó nada, entonces no regreso. Algunos no me han vuelto a invitar, y tampoco regresaría a ciertos eventos.

Lo que me llama la atención en Nueva York, lo enriquecedor aquí es que somos todos de algún sitio diferente. Es otra experiencia. Comulgar con poetas de otros países, que no siempre sean de tu mismo infierno. Escucharlos. Descubrir a otros poetas de otras latitudes.

-Tu trabajo en la poesía es de larga data. ¿Qué implica crear en Nueva York, una ciudad de una amplia población de artistas de origen hispano, de migrantes?

Crear y vivir en Nueva York me ha dado una libertad que no conocía del todo. Aquí me he depurado de cargas, de preocupaciones, de pequeñeces que intentan frenarlo a uno. Por lo demás, crear aquí es un acto de total soledad, como puede suceder en todas partes. La idea de una familia literaria es simplemente un espejismo.

Con respecto a mis últimas publicaciones, en diciembre se publicó en Madrid el libro, Un juego que nadie ve (Ediciones Deslinde) que llevaba escrito casi 10 años. Después de tiempo de dejarlo ahí engavetado, otras veces cambiándolo y corrigiéndolo, finalmente vio la luz. Luego ya salió una segunda edición del libro, Los días de Ellwood (Nueva York Poetry Press) con prólogo del escritor, critico de literatura y académico, Daniel Torres. Además, me acompañan las palabras en la contraportada del escritor y académico Vladimir Guerrero.

– ¿Esta ciudad cambió tus miradas de las cosas, tu proceso creativo?

Es la primera vez que realmente amo a una ciudad. Como te dije antes, aquí me siento libre. Camino y soy un punto, sin rostro. Nadie sabe absolutamente nada sobre quién soy. Pueden pensar que soy un hombre que vive en la calle, que deambula día y noche por este barrio. Puedo ser alguien recién salido de la cárcel por cometer algún crimen. En realidad, nadie piensa nada, ni me ven… y esto me hace libre, sólido y en paz conmigo mismo.

Esta ciudad de una vez confirmó las pocas dudas que todavía quedaban. Estamos realmente solos. Mi proceso creativo es el mismo. Despierto muy temprano, atiendo a mi jefa, le doy su comida y limpio su caja. Luego, con café en mano me siento a escribir. No me gusta escribir en la noche. La noche, cuando logro dormir, es para recibir los mensajes.

– ¿Qué temáticas te movilizan ahora?

Me interesa mucho mostrar, señalar de algún modo la hipocresía reinante en el mundo que nos toca vivir. Ahora mismo escribo sobre la resignación. Pasarle la mano al niño. Intento hacer las paces con mis demonios. Ir al pasado, tomar lo que debo, exponerlo, darle un lugar en el poema, hacer lo posible por ir cerrando capítulos.

– ¿Planes de publicación?

Tengo varios libros inéditos. Me gustaría que estuvieran publicados en un lugar. Con la inseguridad de estos tiempos, quién sabe cuándo le toque la hora de irse a uno. Quisiera que estuvieran ubicados en algún anaquel. Por ahora siguen escondidos, viviendo a la par mío y de la gata.

-Finalmente. La fotografía cotidiana es una actividad que ahora también forma parte de tu trabajo artístico. La podemos apreciar en las redes sociales. ¿Qué te permite el ejercicio de esta disciplina en estos momentos?

No soy un fotógrafo profesional como lo he dicho anteriormente en otros lugares. No quiero que los censores oficialistas de la policía fotográfica me caigan encima (se oyen carcajadas por toda la casa). La poesía te obliga a observar, a tener visión, a ver más allá de la superficie. Pienso que la poesía ha sido la que me ha llevado de la mano a otros mundos.

Siempre he tenido una afinidad con las artes. Amo a los pintores y su elegante manera de plasmar mundos en un lienzo. La fotografía me fascina, me atrapa. Uno es capturado cuando inocentemente pensaba que era el cazador. No tengo ni cámara. Ando con mi celular en alto. Es mi tabla de salvación en esta jungla. Como no puedo escribir un poema a cada momento, la fotografía me ayuda a resguardar la imagen. Quizá logre convertirla en un relato, o estrictamente en un verso de un poema. La mayoría de las veces es aliciente para respirar.

Además, archivo estas imágenes en mis ojos para cuando ya no las tenga. Alguien como yo, siempre sabe cuando es tiempo de irse de un lugar, aunque ese lugar sea uno de los grandes amores de su vida.

 Sobre Manuel Adrián López

Nació en Morón, Cuba (1969). Poeta y narrador. Su obra ha sido publicada en varias revistas literarias de España, Estados Unidos y Latinoamérica. Tiene publicado los libros: Yo, el arquero aquel (Editorial Velámenes, 2011), Room at the Top (Eriginal Books, 2013), Los poetas nunca pecan demasiado (Editorial Betania, 2013. Medalla de Oro en los Florida Book Awards 2013), El barro se subleva (Ediciones Baquiana, 2014), Temporada para suicidios (Eriginal Books, 2015), Muestrario de un vidente (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2016), Fragmentos de un deceso/El revés en el espejo, libro en conjunto con el poeta ecuatoriano David Sánchez Santillán para la colección Dos Alas (El Ángel Editor, 2017), El arte de perder/The Art of Losing (Eriginal Books, 2017), El hombre incompleto (Dos Orillas, 2017), Los días de Ellwood (Nueva York Poetry Press, 2018), y Un juego que nadie ve (Ediciones Deslinde, 2019-2020). Su poesía aparece en las antologías: La luna en verso (Ediciones El Torno Gráfico, 2013) y Todo Parecía. Poesía cubana contemporánea de temas Gay y lésbicos (Ediciones La Mirada, 2015), Voces de América Latina Volumen II (Media Isla Ediciones, 2016), NO RESIGNACIÓN. Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer (Ayuntamiento de Salamanca, 2016), Antología Paralelo Cero 2017 (El Ángel Editor) y Escritores Salvajes (Hypermedia, 2019. Ha participado en varios eventos literarios, algunos son: Miami Book Fair International, XXXV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad México, IV Festival Atlántico de Poesía de Canarias al Mundo en Gran Canaria, España, V Festival de Poesía de Lima en Perú, Poesía en Paralelo Cero 2017 en Ecuador, en la lectura bilingüe, Poetry of the Americas, en New York Public Library y Americas Poetry Festival New York, 2017.