Hace diez años, el filólogo y filósofo Daniel Cassany publicó Prácticas letradas contemporáneas, un interesante análisis de cómo ha ido cambiado la lectura a lo largo de los años y afirmó que hoy en día se lee más, pero también reconoció que se lee “basura”. Una década después es evidente que el acceso a la lectura es enorme, pero ¿estamos con ello alcanzando el nivel esperado de literacidad o cultura escrita?
Revisando material sobre si es cierto que se lee más como afirma el catalán Cassany, hallé un comentario televisado del destacado Marco Aurelio Denegri. En 2012, en su espacio La función de la palabra, el autodidacta y polígrafo, como él solía autodenominarse, aseveró que la actual era digital está lesionando seriamente el cerebro de los seres humanos.
Entre los daños orgánicos que puede sufrir un cerebro figuran la afasia (dificultad para hablar), agrafia (incapacidad de escribir), afasia de Wernicke (incapacidad de entender lo que se oye) y lesión al centro de Kussmaul (incompetencia para entender lo que se lee). La sociedad informática está generando esos mismos traumatismos, sin que exista una razón orgánica, sentenció en su momento Denegri.
Recientemente pregunté a 64 personas vinculadas al ámbito académico si estaban leyendo un libro actualmente. El 43% respondió que no. Y de ese porcentaje, un 77% expresó que sí le gustaría leer alguno, el 23% restante dijo que quizás o que no lo haría. En el libro Estrategias docentes para un aprendizaje significativo (2010), Frida Díaz Barriga y Gerardo Hernández aseguran que leer y escribir son habilidades muy apreciadas en el contexto académico. Y como es obvio, aunque no para todos, la adquisición de conocimiento desde el nivel básico hasta el superior se logra a través de la lectura, esta última permite perfeccionar la escritura.
Cassany afirma que leer es un verbo transitivo porque en estos días se requiere aprender el lenguaje y el contexto de un artefacto letrado (libros, celulares, computadoras, anuncios, emails, periódicos, etcétera) para que tenga sentido. Hay que señalar que un verbo transitivo es aquel que requiere de un complemento para tener un significado completo. Entonces, el leer será una actividad que cierra su propósito cuando se construye conjuntamente con otros, pues permite el diálogo más allá del tiempo y del espacio, abre nuevos horizontes en el aprender y crea nuevas estructuras de pensamiento. ¿Y usted se anima a hacer que su lectura sea transitiva?