Claudia Apablaza: “Tenemos que aprender a trabajar en comunidad”

Con más de siete libros publicados, una de las autoras más destacadas de Chile y de América Latina, ganadora del Premio ALBA de Novela (2012) por su libro Goo y el amor, charla con Lima en Escena. Fotos: Redes Sociales de la escritora

A lo largo de esta coyuntura de pandemia global, observamos en redes sociales a la escritora y editora del sello independiente Los libros de La Mujer Rota, Claudia Apablaza, muy activa. A través de sus cuentas podemos acceder a noticias sobre los títulos de su editorial, sobre autoras chilenas, sobre feminismo, sobre sus libros y anécdotas de situaciones familiares y domésticas. En medio de todo este conglomerado de temas ubicamos uno de interés: el homenaje a la escritora peruana Patricia de Souza. Para charlar sobre este y otros temas, Lima en Escena contactó con la escritora chilena.

-Claudia, gracias por acceder a nuestra petición de entrevista. Empecemos con una pregunta cliché. ¿Cómo cambió tu día a día la pandemia global?

-Ha cambiado de forma brutal desde todo punto de vista, afectivo, laboral, familiar, académico, corporal… En realidad, es algo que jamás imaginé y además fue muy repentino. No tuvimos ningún tipo de preparación. Vivías de una forma, te movías por la ciudad de una forma determinada, optabas o no por visitar a tus amigos, a tu familia, había una cierta “libertad” que hemos perdido, y no tanto el hacer o no algo, sino que la opción de decidir hacerlo. O incluso más allá de eso, vivir en una especie de penumbra del futuro, se han borrado todos los horizontes.

Estamos inmersos en un estado sin perspectivas, no sabemos si esto va a terminar algún día o es algo que vino a instalarse para siempre. Incluso es más allá. Si supiéramos que va a terminar, podríamos aferrarnos a ese término, a esa imagen o, en cambio, si supiéramos que no va a terminar nunca, también podríamos visualizar otras formas de vida. Independiente de todo lo anterior, me ha servido mucho. Esta detención, este limbo, me ha ayudado en varios aspectos. Sobre todo, a visualizar lo innecesario, que también es parte de nuestras vidas.

-Consideras que la relación entre literatura, tecnología y redes se afianzó a partir de esta coyuntura.

-Creo que es algo que está en proceso. Aún estamos en pandemia, pero sí veo que las redes de trabajo, los colectivos y en general las redes colaborativas, sobre todo, las que funcionan desde internet y redes sociales, se han afiatado mucho y nos hemos dado cuenta que trabajar desde y para esas redes es fundamental, a pesar del distanciamiento físico. Tenemos que aprender a trabajar en comunidad. Literariamente también somos parte de una comunidad.

– En este momento de crisis sanitaria, de cuarentena y encierro, observé en el público dos puntos. Por un lado, releer libros físicos diversos, por otro, hacer uso de los formatos de lectura digital. ¿Cambiaron drásticamente nuestras formas de lectura?

– Esto lo podremos ir evaluando una vez que todo esto termine. Pero sí, también estoy de acuerdo con que ha cambiado nuestra forma de leer, aunque sea de forma momentánea. Esto, por ejemplo, te lo puedo decir como estudiante. Estoy actualmente cursando un doctorado en literatura y no he podido acceder a bibliotecas. Hay muchos libros que necesito que no están a la venta y he tenido que conseguirme pdfs con profesores, con amigas. También hay muchas librerías cerradas, para qué decir las bibliotecas, hemos tenido que leer más que nunca en formatos virtuales. También han nacido, en este contexto, iniciativas de poner al alcance de los lectores textos digitales. Por ejemplo, hace unos meses nació en Neón ediciones, la colección single, que publica cuentos de autoras chilenas contemporáneas. Uno cada domingo, descargable de forma gratuita de las redes de la editorial. Cuentos de Paulina Flores, Romina Reyes, Bernardita Bravo, María Paz Rodríguez, ente otras, han estado disponibles domingo a domingo. Entonces, en resumen, ve mucha más circulación de libros y plataformas digitales, hoy por necesidad, mañana veremos si llegó para quedarse.

-En estos días charlamos de una literatura de o en cuarentena. Incluso se publican antologías de autoras y autores diversos ficcionando sus experiencias en cuarentena, en línea. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

-Me parece muy bien, porque también es importante pensar en la crisis económica que estamos viviendo. Si bien el libro es un bien necesario, no todos podemos acceder a comprar los libros que quisiéramos, y si están cerradas las bibliotecas, las redes de préstamo es una excelente iniciativa para que el libro siga circulando.

-Permíteme pasar a tu labor como escritora. Tus libros abordan temas de interés como la literatura, el internet, la maternidad, el erotismo, la soledad, entre otros. ¿Han cambiado tus universos temáticos o son recurrentes en tus nuevos proyectos o proyecto?

-Van cambiando en relación a circunstancias vitales. No soy ajena ni tampoco inmune a mi entorno, a la cultura en que vivo, al cotidiano, a los conflictos personales y colectivos en que me sitúo. Escribo desde esa relación con la vida, no hago “literatura de investigación”.

– ¿Qué te permite el género de la novela que no te permite el cuento, el relato, una disciplina con la que te iniciaste y que abandonaste en el camino?

-La novela te permite “desvariar” más, darte más libertades. El cuento es preciso, al grano, no permite mucho error ni texto demás. En las novelas puedes darte ciertas licencias con la escritura, extenderte, dar rodeos. El cuento tiene muchas reglas, es en definitiva un género mucho más clásico y castrador que la novela. Te sientes atado a una forma y debes rendirle respeto y homenaje. Es muy de técnica, de demostrar una dominación. Eso por momentos es bueno como ejercicio o aprendizaje de taller, pero con los años lo he ido abandonando.

– Sobre tu labor como editora al frente de la editorial Los libros de La Mujer Rota. Los títulos que publicas es una apuesta que rompe con lo canónico, lo comercial, lo light, lo cliché…

-El ejercicio de la edición complementa el de la lectura, la escritura, la investigación. Es un proceso que se va extendiendo de uno a otro. No creo en los ejercicios por sí mismos, es decir, no saco nada con estar investigando y haciendo una tesis de autoras contemporáneas, si eso va a quedar guardado en mi escritorio. Creo que hay que hacer circular los conocimientos y aprendizajes en relación a una disciplina. Por eso también existe la editorial, es una forma de concretizar ciertas lecturas e investigaciones, que eso llegue a los lectores y que de ahí nazca el germen de nuevas propuestas de escritura, y así, todo muy cíclico.

– Podrías hablarnos brevemente del catálogo Los libros de La Mujer Rota. Observamos una sólida apuesta por el universo femenino…

-Cuando publiqué mis primeros cuentos, por ahí por el 2002, comencé con la típica búsqueda de editor. Me cerraron muchas puertas, fue muy complejo, el universo del mundo editorial, la crítica, los medios de difusión, las universidades, las publicaciones en general, estaba liderada por un campo masculino o más bien masculinizado que te exigía escribir de una forma para un cierto público también que respondía a esas formas. Era una escritora que no compartía esos códigos, ni esa escritura, ni esos roces, y creo que aún no los comparto, entonces, cuando abrí la editorial decidí también hacer evidente esa problemática y esa apuesta de darle cabida a autoras que escribieran desde proyectos genuinos y divergentes.

Sobre Patricia de Souza

– Claudia, permíteme hablar sobre Patricia de Souza. ¿Cómo tejieron amistad? ¿Qué significado tiene para ti el vínculo?

-A Patricia la conocí el 2007. Ella me ayudó mucho, era una autora muy “sorora” por decirlo de alguna forma. Siempre estaba promoviendo el trabajo de otras autoras latinoamericanas. Después de leer su libro “El último cuerpo de Úrsula” le escribí para conversar de su trabajo y fuimos tejiendo una amistad. Luego me ayudó a publicar en México y en España. Incluso, en la época en que yo estaba viviendo en Barcelona, trabajando en una tienda de bolsos, me ayudó a entrar a trabajar en una editorial española. Siempre he valorado mucho su ayuda y amistad. Fue fundamental. Siempre me estaba presentando a nuevas autoras, a mujeres para ir leyendo. Ser amiga de ella se parece mucho a leer su libro “Descolonizar el lenguaje”, donde ella nos expone su intimidad a la vez que nos va hablando de las escritoras que está leyendo, cómo las recomienda y por qué. Luego, con los años, la invité a ser parte de nuestro catálogo, y ya le hemos publicado tres libros: “El último cuerpo de Úrsula”, “Descolonizar el lenguaje” y “Ecofeminismo decolonial y crisis del patriarcado”.

– Patricia es una autora peruana prolífica: novela, ensayo. Figura en el catálogo de Los libros de La Mujer Rota. ¿Qué nos puedes decir sobre su escritura y sus aportes a la literatura contemporánea hecha por mujeres?

-Por un lado, lo que decía en la respuesta anterior, que siempre fue una escritora que apoyó a otras escritoras y creo que eso es fundamental, sobre todo si volvemos a la primera pregunta. Necesitamos de esas redes, del trabajo en colectivo, ese apoyo. Por otro lado, su obra tiene mucha fuerza, y más fuerza aún por el contexto en que se gestó, la literatura peruana es muy machista, es algo de lo que constantemente se estaba quejando. Por último, si nos vamos directamente a sus textos, y que obviamente no es inmune a los dos puntos anteriores, nos encontraremos con una autora muy intensa, con una prosa muy particular, que va sumergiéndose en sí misma por medio del ejercicio de la palabra, se va como ella misma decía, descolonizando por medio del ejercicio de la escritura. Cada libro suyo es un viaje hacia esa descolonización. Es una autora que nos conecta con su intimidad a la vez que nos está hablando de un universo y una historia que muchas habitamos.

 

Periodista y fotógrafa. Siguió la carrera de Comunicación Social y Periodismo Económico. Laboró en los diarios La Voz, Síntesis, Gestión y en la revistas Oiga. El 2000 fundó el portal digital MIAMI EN ESCENA (Florida, Estados Unidos) en donde radicó 10 años. A su retorno al Perú crea el magazine online LIMA EN ESCENA.