Volver al futuro

Patricia Castro Obando
Beijing, jueves 26 de marzo de 2020

China es un planeta que vive en el futuro. Y allí estábamos, en el futuro, cuando se decretó la cuarentena en Wuhan y se encerró a la provincia de Hubei aquel 23 de enero, en las vísperas de la Noche Vieja, antesala del Año de la Rata. Hubiésemos podido abandonar a tiempo Beijing, pero 16 años en China se interpusieron. ¿Escapar del futuro para cambiar el pasado?

Lo que sucedió en las siguientes 960 horas que duró esta cuarentena quedó marcado en nuestro calendario familiar. Como el futuro jamás devuelve lo que se lleva, no hubo otro remedio que vivir un día a la vez ¡en 40 días de encierro! Desmembramos el horario: el sueño reclamó 8 horas; las comidas diarias 3; el teletrabajo, 6; al ejercicio le tocó una, igual que a la limpieza. Lo restante lo repartimos en partes iguales, reservando la mejor hora, antes de dormir, para nosotras.

Vivir en el presente nos mantuvo en alerta y permitió marcar distancia con la incertidumbre que mata. Despertábamos con el reporte diario de contagiados y fallecidos. Verificábamos una aplicación que apuntaba la ubicación de los nuevos casos: a 2,5 kilómetros el más cercano. Hubo días buenos, malos y terribles. Entonces dormíamos más, comíamos mejor y hacíamos mucho ejercicio. Estrategias para sobrevivir y reír.

Afuera, Beijing se había transformado en una ciudad fantasma. Podíamos cruzar la pista de seis carriles con los ojos cerrados y enmascaradas. Solo farmacias y tiendas de primera necesidad abiertas. En cada punto de ingreso, control de temperatura y limpiar las manos con gel desinfectante. Recibimos un carnet que nos permitía ingresar a nuestra propia casa cuando volvíamos con las provisiones semanales.

Hicimos un trato: despertaríamos juntas de esta distopía. El 8 de febrero cumplimos nuestro primer año de matrimonio. Brindamos por el privilegio de estar juntas y estar bien en Planeta China. Y una mañana azul esperanza, la curva se aplanó, cayeron los nuevos casos, los enfermos se recuperaban, menos gente partía. Los niños aparecieron, los ancianos observaban por la ventana. Tras una mascarilla, las personas en la calle sonríen con los ojos.

Hemos vuelto al futuro y no somos las mismas. Portamos máscaras como escudo y mantenemos una distancia de un metro que nos cuida. Pero no hemos despertado todavía. Desde el futuro estamos viendo cómo el pasado se ha replicado en otros lugares. Beijing avanza 13 horas por delante de Lima, aunque esta pandemia ha marcado 53 días entre que ambas ciudades decretaron cuarentena. ¿Cuántas de estas 1272 horas le quedan al Perú aún por delante? El tiempo es el enemigo, lo sabemos nosotras, que vivimos en el futuro. Despierta Perú.