Transitar por literatura            

Rescatada en notas musicales
me sostengo con letras en cuadernos.

 Escribe: Violeta Gonzales Blanco

Mi madre me enseñó a leer a los generosos cuatro años, la edad de la primera adolescencia, luego hice lo mismo con mis dos hijos. Tenía una colección de cuentos coloridos, muy grandes para mis diminutas manos. Mi favorito es El gato con botas, ese personaje pequeño con quien me identifico de alguna forma.

Desde que empecé la etapa escolar, asistí a clases con las mejores profesoras de literatura. Ellas me encaminaron a la lectura con diccionarios, por si había que buscar el significado de palabras inentendibles. Al llegar a la facultad, cada lunes consistía en un vasto placer, ser alumna del Doctor Oscar Coello en su competencia de Lengua y Literatura confirmó en mí una debilidad. Los maestros con su entrega y sin sospecharlo me hicieron sentir que mantenía una deuda. Deseaba tener tiempo disponible para leer novelas, analizarlas y reseñarlas. Sin embargo, con doce materias anuales durante seis años de Derecho, debía dedicarme a códigos, manuales, enciclopedias y tratados.  Las prácticas, la Sesigra y el trabajo me dejaron tiempo escaso para pagar el cheque en blanco que emití en mi relación con las letras.

2009 fue un año decisivo, pasé por el posgrado y la especialización con cero materias en lengua y literatura. Derecho de la Empresa con mención en los Servicios Públicos se enfocaba en finanzas, economía de mercado o evaluación de las empresas vinculadas a los servicios de energía, telefonía, agua y transporte. Para entonces llenaba el hambre de letras con el Moleskine literario, blog de mi querido mentor Iván Thays. Era abducida con cada lectura, sus recomendaciones las anotaba en un cuaderno pequeño para luego ir por libros. Pretendía así saldar el déficit, hasta que una mañana apareció en mi bandeja de correo una invitación a seguir la Escuela de escritura creativa del CCPUCP. El sí, surgió de inmediato. En agosto de ese año iniciaba los dos semestres que me colocarían en este lugar. La información dejaba saber que la escuela era dirigida por Alonso Cueto, para conocerlo leí su novela La hora azul en los tres días previos al inicio de la travesía.

 

Primera clase, Alonso se presenta con una bondad más grande que él, debe medir un metro noventa. Es de esos seres que llamo “alados”, mi esposo es otro ser del mismo grupo. Segunda clase, ingresa otro profesor, no entendí que cada clase sería dirigida por invitados de diversas especialidades, todas vinculadas a la escritura: cine, dramaturgia, publicidad, teatro, poesía, narrativa. El desconcierto fue ver ingresar al mismo Iván, me costaba creer tal sino. Hace quince años habito una ruta con talleres de lectura y escritura de manera regular, estudios de posgrado en literatura comparada y normativa de textos. Desde julio difundo narradoras y poetas a través de @versosenlasenda, espacio tejido a un proyecto hermoso para mujeres privadas de su libertad. Me preparo para ser mediadora de lectura, escribo y edito poesía para mi amada Editorial Gafas Moradas, asimismo para Arte y Feminismo Perú. Apoyo la gestión cultural inclusiva buscando aliados para la causa, pertenezco a la logia púrpura, el grupo de amigos con quienes cursé la bendita escuela y mantengo admiración por ellos. Este año regresó Moleskine literario podcast, he vuelto a ser abducida, solo que esta vez sé que transitar por literatura es un camino repleto de humanos generosos.

 

Violeta Gonzales Blanco. Abogada, con maestría en Derecho de la Empresa. Especialista en Derecho Regulatorio. Tiene estudios de postgrado en: Literatura Comparada por la Universidad de Piura, así como en Normativa y Corrección de Textos por la UDEP y ASCOT. Es egresada de la Escuela de Escritura Creativa del CCPUCP, escribe poemas y promueve actividades en mediación de libros. Difunde narrativa y poesía de mujeres a través de @versosenlasenda. Es editora de Poesía en la Editorial Gafas Moradas y miembro de REDLIT en la Comisión de Cultura. Publicó Habitar el rojo y participó de publicaciones en Perú, México y Argentina.