Las películas peruanas más importantes del año se hicieron en el norte del Perú, en La Libertad: En medio del laberinto, de Salomón Pérez, y Casos complejos, de Omar Forero, señala nuestro invitado en la presente interviú
¿Cuáles fueron los hechos más relevantes en materia de cine local? ¿Qué le ofrece al sector el Nuevo Marco Normativo para el cine y el audiovisual peruano? ¿Por qué películas como La revolución y la tierra marcaron un récord de taquilla? ¿Qué papel juega la plataforma Netflix en todo este universo local y global?… Estas y otras interrogantes son esclarecidas por Ricardo Bedoya, destacado crítico de cine y director del emblemático programa “El Placer de los Ojos”.
-Ricardo, ¿qué opinas sobre el Nuevo Marco Normativo para el cine y el audiovisual peruano que recientemente se hizo efectivo a través de un Decreto de Urgencia (DU)?
-Que sigue los lineamientos de la ley de cine existente desde 1994. No crea un sistema nuevo de promoción ni trata el asunto problemático de la exhibición de las películas peruanas en las cadenas de multisalas.
-Este DU establece los estímulos concursables y los no concursables. Esto ya se ejecutaba a través de los concursos fomentados por la Dafo/Mincul. ¿En qué puntos radica la diferencia?
-El Decreto de Urgencia señala un monto de dinero mayor para ser aplicado a la promoción del cine y de la actividad audiovisual. Eso permitirá realizar mayor número de concursos y moverse dentro de un rango más amplio de estímulos. Pero habrá que ver lo que diga el reglamento de la ley y, sobre todo, la ejecución de la ley en el día a día.
-Ahora, con este DU se destinará un presupuesto para las producciones de las diversas regiones del país. Un acierto, ¿no?
-Sí, eso es positivo, aunque el monto señalado sea menor al que se planteó en el momento de hacerse el proyecto. Lo que requieren los cineastas de todo el país es formación. El cine es una práctica que involucra muchas actividades y conocimientos. Es un oficio que se aprende y es indispensable que la promoción del cine se extienda también a la tarea de educación de técnicas y lenguajes expresivos.
-El Perú no cuenta con una Cinemateca y una escuela pública de formación cinematográfica. Contar con ellas es de vital importancia. ¿Por qué crees que instaurar estas instituciones no es urgente para el estado?
-Me imagino que se le considera una tarea secundaria, que puede ser postergada y que resulta muy costosa. No se percibe el desastre cultural que significa la pérdida del patrimonio audiovisual de un país.
-Pasemos a otro punto. El canal estatal podrá coproducir documentales, películas, series. ¿Cómo observas esto?
-Me parece muy bien como concepto e intención, pero para opinar habría que ver con qué recursos va a contar para hacerlo. Por otro lado, sería indispensable que el canal pase de ser estatal –o gubernamental, como fue en tantos regímenes- a público. Las decisiones de coproducción no deben tener ningún sesgo partidario.
-Este 2019 los estrenos de películas, a diferencia de años anteriores, se mostraron más efervescentes. ¿Cuál es tu percepción al respecto?
-Que no se debe crear expectativas en base a éxitos aislados. El Perú está lejos de tener una industria de cine. El fenómeno de Asu mare hace unos años, o el del documental La revolución y la tierra en 2019, son hechos excepcionales. En el Perú, las películas se hacen de maneras muy diversas. Algunas tienen detrás el apoyo de marcas importantes. Otras, se producen de modo autogestionado. Hay proyectos que buscan recibir los fondos que otorgan los concursos convocados por DAFO y que apelan a las coproducciones. No existe un fondo financiero que ofrezca reglas claras y estables de manejo de recursos destinados a la producción. Y las películas –con escasas excepciones-son invisibles para el público. Una campaña publicitaria que asegure visibilidad para una película tiene un costo muy alto y pocas son las empresas productoras que pueda afrontarla. Se crea un círculo vicioso. No hay, pues, efervescencia alguna. Por el contrario, las cifras son preocupantes. Las comedias que lograron recaudaciones muy altas en años anteriores parecen haberse ubicado en una meseta. El 2020 permitirá ver las cosas con más claridad.
-Este año las películas o documentales de autor como el caso de la Revolución y la tierra batieron récord en cuanto a presencia de público. ¿A qué le atribuyes este fenómeno?
-Solo La revolución y la tierra tuvo un notable desempeño en la taquilla. Las razones: el momento de debate político; tratar un asunto importante en la vida política y cultural peruana que no fue discutido con seriedad en las últimas décadas. Y algo muy importante: se habló de La revolución y la tierra en espacios en los que no se suele hablar de cine. Es decir, en columnas de opinión política y hasta en editoriales periodísticos. Eso movilizó a un público que no suele ir al cine. La película se convirtió en un evento cultural. Pero hubo otras películas de “autor” que fracasaron en la taquilla: Norte, de Fabrizio Aguilar; La bronca, de los hermanos Vega.
-Algunas, ojo, algunas películas peruanas: las musicales, las de zombis o la del género policial como la reciente Django La Película, tienen demanda de público pese a no tratarse de películas de excelente calidad. ¿Qué piensas al respecto?
-El cine peruano tiene que ser plural. Al lado de las películas de “autor” –que no son valiosas por el mero hecho de la “autoría” expuesta- estarán las películas de géneros diversos. El desafío está en mostrar creatividad en cada una de esas posibilidades y variantes.
– ¿Cuáles consideras son las mejores películas de este 2019?
-Dos de las películas peruanas más importantes del año se hicieron en el norte del Perú, en La Libertad: En medio del laberinto, de Salomón Pérez, y Casos complejos, de Omar Forero.
-El segmento de cine en el país se mueve también por el desarrollo de los Festivales locales, las semanas de cine, entre otros eventos afines. ¿De qué manera estos estimulan el sector?
-Son fundamentales como espacios de exhibición, cotejo y competencia. Los cineastas peruanos se encuentran ahí y conocen los trabajos que se están haciendo. El diálogo es central.
-Finalmente. ¿Hasta qué punto Neflix afecta el sector?
-El cine ha cambiado. El público ha cambiado. El consumo ha cambiado. Netflix es una plataforma. Hay muchas más y en el futuro próximo se multiplicarán. El cine ya no solo se ve en las pantallas grandes de las salas. Está en los museos, en las pantallas de las computadoras, en los celulares, en las plataformas digitales de menú generalista o especializado. Esa es una realidad irreversible. Los cineastas tienen que aprovechar esa multiplicidad de ventanas y pantallas. El cine del futuro será muy variado en sus formatos y en sus tiempos de exposición. ¿Por qué todas las películas tienen que responder al patrón temporal de los 90 minutos de duración? ¿Por qué las películas no pueden ser seriadas o interactivas? No quiero hacer futurología, pero estoy seguro que el cine dentro de diez años será muy distinto al de hoy.
Me gusta el comentario sobre el documental taquillero del año: la revolucion y la tierra, tan necesario en un pais con una aun mentalidad medieval.