La oferta y diversidad cultural que ofrece una ciudad como Nueva York es inmensa, variada y asombrosa. Aunque históricamente no ha sido una sede cultural prolífica como la mayoría de las capitales europeas, atesora legados maravillosos y puede quitar el aliento a cualquier admirador de las artes escénicas, plásticas y editorial. Sugiero que, si ya ha visitado esta ciudad, en su próxima parada, vaya más allá de Broadway, el Metropolitan Museum of Art (Met) y el American Museum National History.

Por: Romina Paredes

Para los amantes de las artes escénicas el Lincoln Center, uno de los centros de artes escénicas más grandes del mundo y el primero en el que se centralizan 11 instituciones culturales en Estados Unidos, es una de las instituciones de visita obligada. En el Lincoln Center funcionan The Metropolitan Opera, New York City Ballet, New York Philarmonic, The Chamber Music Society of Lincoln Center, The Film Society of Lincoln Center, Jazz at Lincoln Center (Lincoln Center Jazz Orchestra), The Juilliard School, Lincoln Center Theatre, The New York Public Library for the Performing Arts, American Ballet Theater y el Lincoln Center for the Performing Arts, Inc.

Con una arquitectura que invita a recorrer su amplia infraestructura sugiero que asistan a una de las presentaciones que se dan en cualquiera de sus salones. Es importante comprar sus tickets con unas semanas de anticipación para no correr ningún riesgo. En una reciente visita pude asistir a la presentación de la Filarmónica de Nueva York en la que se ofrecía un homenaje a Beethoven por los 250 años de su nacimiento. Un concierto admirable imposible de perder.

Cabe destacar que cada temporada que la Orquesta ofrece un concierto conecta con hasta 50 millones de amantes de la música clásica a través de conciertos en vivo en Nueva York y en todo el mundo a través programas, emisiones, grabaciones y actividades educativas. Un fenómeno que lamentar con este género: poca gente joven asiste a escucharla. Esto sucede en Nueva York o en Lima. ¡Una pena!

La Biblioteca Pública de Nueva York, ofrece un recorrido de una hora que a los visitantes les permite entender cómo funciona esta institución y qué hacer si uno requiere acceder a sus colecciones privadas como las cartas originales de Virginia Wolf. Sin duda estamos ante otro espacio de vital importancia que todo turista debe visitar y conocer.

Su imponente edificio principal inaugurado el 23 de mayo de 1911 nos ofrece el Stephen A. Schwarzman Building, ubicado en la 5ª Avenida con la 42. Actualmente, la Biblioteca Pública de Nueva York, es una institución que abarca una red de 92 espacios culturales distintos en la ciudad y dispone de un fondo de 51 millones de documentos: libros, películas, entre otros, a los que su comunidad y los turistas pueden acceder de forma gratuita.

Finalmente, debo comentarles sobre el Solomon Guggemheim Museum, museo de arte contemporáneo que constantemente renueva sus muestras. Disruptivo desde su concepción abrió al público en 1959. Este icono arquitectónico y una venerada institución de arte está ubicado en la esquina de la 5th Avenue y 89th Street. Su edificio en forma de nautilo, sinónimo de arquitectura moderna, es ahora uno de los museos más famosos del mundo y uno de los recintos más importantes de la ciudad de Nueva York. Me impresionaron la muestra del controversial Robert Mapplethorpe, fotógrafo estadounidense, célebre por sus fotografías en blanco y negro de gran formato, especialmente de flores y desnudos masculinos y la exhibición de Jean Michael Basquiat, “The Radian Child”, ícono de los ochentas que popularizó el grafiti y generó gran controversia con su forma de vivir y hacer arte. Ambas muestras son de visita ineludibles.

Podría escribir sobre todo lo que Nueva York ofrece al visitante, sin embargo, la destaco como un punto vital de visita por todo lo que brinda a nivel artístico. Es una ciudad que particularmente aprecio y admiro. Considero que si usted amable lector cuenta con un presupuesto de viajes es importante pasear por el mundo, invertir en ver, disfrutar y consumir arte a fin de encontrar espacios en donde la mente se abre y el espíritu se nutre.