No hay nada más en la tierra

Con un lenguaje coloquial rico en jerga social y replana, No hay nada más en la tierra, el poemario de Álvaro Ique Ramírez, expresa una visión rebelde, irreverente y anti establishment del mundo; un mundo global, interconectado por redes sociales y apuntalado por la tecnología más avanzada, pero que es, en esencia, un universo mortalmente desolado.

Por: Carmen Ollé

Este libro nos enfrenta a la codicia, a la indiferencia, ya no como peligros latentes o simples amenazas, sino como el escenario donde reina el odio y el abuso de poder. En sociedades caóticas, lujuriosas, prosaicas, iracundas, la ira del poeta, la cólera del villano de cabello largo y aspecto de mandrágora, sirven para ajustar cuentas con un dios impostor y opulento.

El ritmo de los versos viene pautado por dos registros: el clásico y el popular:  encontramos canciones para bailar, poesía culta, aunque siempre al compás de tambores de guerra, que crean una atmósfera anárquica. El ambiente que predomina en el libro es el de los puertos, su descripción se logra por permanentes giros en la dicción y la métrica: de lo castizo a lo atípico, del verso largo y/o prosa desbordante al verso corto o de arte menor:

Lo que veo me gusta y deslumbra: / I like it and it dazzles: interminables junglas de cemento, altas chimeneas, bulldozers / excavadoras, grúas / cranes. Dragadoras / draglines, docks / muelles abarrotados de maquinaria electromecánica: grúas pórtico / gantry cranes, montacargas / lift truck, camiones de jardín / yard trucks, carretillas pórtico / straddle carriers, etc. Astilleros / Shipyards. 

El autor ha creado un personaje singular: el poeta marginal, sucio y maloliente, alcoholizado. En esta figura atrabiliaria se puede rastrear la influencia de los poetas malditos franceses de la segunda mitad del siglo XIX, con su programada intención de Épater le bourgeois al poner de cabeza los valores establecidos. Recordemos a Baudelaire y Rimbaud. Pero también es indiscutible el influjo de la poética integral de Hora Zero, el movimiento peruano de los años setenta del siglo XX, con sus poemas estructuralistas de largo aliento y el lenguaje coloquial.

 Entre la temática desarrollada destacan ambientes clandestinos; sobre todo, importan los antros limeños, con su música abolerada llena de anécdotas ácidas, vitriólicas. También la muerte y las enfermedades, que no dejan respirar a los más vulnerables.

Es notoria la admiración por la mujer fuerte, autosuficiente, aunque en el amor que se presenta en algunos poemas de Ique no hay término medio: o te comportas o eres una loba feliz o terminas en la orfandad; invisible. El amor es carnal, no existe romance, ni lúdico ni pasional, tampoco pragmático; la seducción está ausente en el trato sentimental entre hombre y mujer, y la relación se torna rijosa, salaz:

“¿Te imaginas por qué dejé de quererte? /Porque no me paleteas. /Porque no me besas la trucha. /Porque no me aprietas el culo./Porque no me tocas la cuca./Porque ‘no metes gol’.”

Este tipo de pasión carnal se explica con una simple y poderosa frase del acervo popular: “Así es la pinche vida.”

Para el autor, la poesía y el poeta constituyen un binomio siempre asociado con la locura, en “Molienda poética” leemos: “Los locos son los de afuera y no los que estamos encerrados”. Este importante verso nos interroga sobre qué es ser loco. La antipsiquiatría de David Cooper, Ronald Laing, y Foucault, entre otros, negaba la enfermedad mental en los años 60 del siglo XX cuando desafiaron las prácticas “curativas” convencionales de la psiquiatría por considerarlas un instrumento del capitalismo.

 Otro dato interesante que asocio  con los versos de Álvaro Ique proviene de la película de Rossellini sobre Sócrates quien, en vez de cumplir con las órdenes de los invasores espartanos, los desafía. Y cuando sus discípulos le advierten que está loco si no obedece, Sócrates les dice: “Hay veces en que hay que saber ser loco”. Ese el tenor del personaje predominante en No hay nada más en la tierra: Los poetas (hombres y mujeres) saben cuándo ser locos, rebeldes, inconformes.

Prolífica escritora peruana. Marcó un antes y un después en la historia de la literatura local a propósito de la publicación de su primer libro Noches de Adrenalina. Tiene publicado más de 10 libros de narrativa. Actualmente conduce un Taller de Escritura Creativa.