«Su interés radica en generar memorias, testimonios de una época particularmente injusta y hostil con la mujer…» Palabras de la directora Nishme Súmar, quien en la presente entrevista nos habla de Yerma, obra que este 4 de junio finaliza temporada en el Teatro La Plaza. ¡No se la pierdan!
Una de las obras más significativas de la temporada teatral 2019 llega a su fin. Yerma de Federico García Lorca, adaptada y dirigida por Nishme Súmar, y protagonizada por Urpi Gibbons, Vanessa Vizcarra, Haydee Cáceres, Irene Eyzaguirre, André Silva, Alejandro Villagómez, Rina Corzo, Adelaida Mañuico, Muki Sabogal, Trilce Cavero y Julia Thays, destaca por ofrecernos una pulcra y poética adaptación, dirección y actuación.
Yerma anhela tener un hijo con Juan, su compañero, y no puede. Ser madre es el único camino para sentirse una mujer completa. A través de la mirada de Nishme Súmar los espectadores somos conscientes desde qué lugar escuchamos la voz de las mujeres en pleno Siglo XXI, momento en que siguen disputando el derecho a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos.
Foto: Vanessa Ferro
-Nishme, osamos pensar que Yerma será una de las mejores obras de 2019. Pulcra adaptación, dirección y actuación. Empecemos con Federico García Lorca. ¿Cómo lo descubres? ¿Qué te emparenta con él?
-Te agradezco por tus comentarios y por pensar esto. Estamos iniciando el año teatral y estoy segura que a Yerma le seguirán trabajos importantes e interesantes. Me alegra particularmente saber que estos proyectos están en manos de mujeres. Ahora mismo tenemos en cartelera varios montajes dirigidos, escritos y/o creados por mujeres. Esto es algo a lo que se le presta poca atención, pero viene ocurriendo con fuerza y merece visibilidad.
Mi relación con Federico García Lorca tiene diferentes etapas. Lo descubrí siendo adolescente: en ese momento bailaba flamenco, y estaba descubriendo ese arte apasionante, cautivador; el universo Lorquiano guarda esta esencia, y a mí me atrapaba, no desde un entendimiento lógico, sino desde el cuerpo, desde las sensaciones, y a través de la fuerza de sus palabras, de sus personajes tan humanos y desgarrados, como el lamento del cante flamenco.
Luego, de adulta, me he reencontrado con el autor siendo también una apasionada de su poesía, así como de la gran capacidad que tiene para adentrarse en la psicología femenina; de percibir nuestro universo complejo e inconmensurable, utilizando palabras e imágenes tan poderosas, tan hermosas y dolorosas al mismo tiempo.
-Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma, son algunos ejemplos de obras en donde las mujeres desde lo político y social constituyen el foco de interés de García Lorca. ¿A qué le atribuyes esta recurrencia?
-Sabemos que Federico García Lorca era un gran observador de la realidad de su tiempo. Su grandeza radica precisamente en esa mirada aguda, y en su capacidad de expresar los grandes conflictos humanos, con poesía y fiereza al mismo tiempo. A través de su teatro – y de su obra en general- Lorca supo expresar el dolor de su pueblo, el gemido hondo que nadie escucha, la insatisfacción y falta de libertad de la que muchas veces somos presa los seres humanos. Habló de su realidad, y al hacerlo se conectó con el dolor del mundo.
Los personajes de sus obras contienen esa lucha; son seres llenos de contradicciones, de conflictos que podemos reconocer por su profunda humanidad expresada con visceralidad. Pienso que su interés radica en generar memorias, testimonios de una época particularmente injusta y hostil con la mujer, y hacia todo aquel que se atreviera a sentir y a ser diferente, a transgredir los cánones establecidos social y políticamente. Él experimentó en carne propia esta represión, hasta morir a causa de ella.
-Centrémonos en Yerma. ¿Podríamos afirmar que una de las variantes de tu versión está en tu mirada: actual, moderna, que mira desde el grito de justicia de las mujeres, desde los nuevos colectivos feministas?
-Respecto a esto, en el trabajo de adaptación ciertamente se han permeado nuestros conflictos y diálogos actuales. ¿Cómo volver a Yerma hoy, sin escuchar el grito de la calle, la voz de las mujeres? Secretamente hemos pensado durante todo el proceso, que al autor le hubiera gustado que hiciéramos esto; sobre todo él, que escuchó y abordó con total responsabilidad y compromiso social las grandes heridas de su tiempo.
Yerma nos duele y horroriza porque nos habla de una situación que nos es familiar y cercana. Más allá del dilema del personaje central -y su imposibilidad de concebir un hijo- la obra nos plantea una acepción más amplia sobre la infertilidad: hablamos de seres atrapados en situaciones imposibles, seres que no gozan de libertad, que se sienten secos, vacíos, infelices… El texto nos habla de esto con claridad. En ese sentido, la incorporación de una dramaturgia expresada a través de imágenes, partituras de movimiento, música e incluso acciones, más allá de las palabras fue muy natural.
-La obra se centra en la búsqueda de la fertilidad y maternidad de Yerma en una sociedad represora y patriarcal. Juan era estéril. Su condición estéril pasa inadvertido. ¿Por qué crees que se habla poco o nada del origen de esta infertilidad?
-Pienso que tiene que ver precisamente con la condición de la época en la que fue escrita la obra. Nos referimos a un contexto profundamente machista, patriarcal, en donde el mandato esencial hacia la mujer era la maternidad. La mujer como sinónimo de madre, la no madre como sinónimo de seca. La mujer casi como única responsable de este asunto… “tiene hijos la que los quiere tener” –dice una de las lavanderas, juzgando la situación de la pareja.
Ahora, pienso que es un tabú que se extiende hasta nuestros tiempos. Incluso hoy podemos decir que, en una primera instancia, es a la mujer a la que se le atribuye la infertilidad, y no al hombre. La mujer es sometida a controles, pruebas, y demás experiencias que encierran mucho estrés y también muchos prejuicios; como si fuera una maldición no poder procrear. Felizmente se están modificando estas prácticas y cada vez tenemos mayor acceso a la información, pero es inevitable pensar en el tema como un fantasma que aún ronda a las mujeres.
-Pese a las angustias por no poder tener el hijo anhelado Yerma goza de un poder indescriptible. Ella camina libre, guerrea por su libertad y honestidad cuando su esposo la tilda de loca, de terca y puta. ¿Deseabas que Yerma pese a sus momentos de tensión, sufrimiento y delirio se proyecte con estas cualidades?
El gran riesgo que tiene este personaje es que se le observe de manera unidimensional; que se le tilde de loca y obsesiva, cuando es mucho más que eso; cuando cada una de sus decisiones está cargada de lucha y plena conciencia de lo que es justo, de lo que desea. Desde las primeras lecturas percibimos esta fuerza, esta búsqueda genuina de su libertad y su necesidad de expresión. Todos sentimos una gran admiración hacia Yerma, y hemos defendido cada una de sus decisiones y acciones, reconociendo que es un personaje atrapado en una situación trágica, que la lleva a experimentar situaciones límite, hasta llegar a la catarsis final.
-¿Cuál es tu lectura sobre el hecho de asesinar al esposo?
-Este ha sido y sigue siendo un tema espinoso. Todos entendemos la necesidad de la catarsis final del personaje para que se cierre la tragedia; sabemos que absolutamente cada momento de la historia nos lleva hacia eso, como un caballo que empieza galopando y termina por desbocarse. Entendemos también que finales tan duros, invitan al diálogo y un debate ético por parte de los espectadores. No pretendemos aleccionar a nadie ni imponer reflexiones, pero sí expresar un punto de vista, desde el dolor y la preocupación. El Perú ocupa el tercer lugar en el mundo por violencia contra la mujer. No somos las mujeres quienes dialogamos a través de la violencia: a nosotras nos están matando. Internamente nos resultó catártico que Yerma, una mujer con tal fuerza, conciencia y determinación, decidiera seguir adelante con su vida, sin apelar a la violencia, sino con la plenitud del entendimiento de lo que es mejor para ella, de lo que se merece.
-El tejido con los elementos poéticos: flores, sangre, entre otros, con los que juega García Lorca en sus obras de teatro se hicieron evidentes en Yerma. Incluso la música. Cuéntanos sobre este trabajo.
-Es una pregunta amplia, pero lo que podría compartir contigo es que nos hemos sentido profundamente inspirados por los elementos que construyen el universo de Yerma; tan ritual, uterino, y cercano a la esencia más primaria de la mujer, expresados a través de una sensorialidad penetrante. Por esta razón decidimos iniciar el proceso habilitando un espacio para la creación a través del cuerpo. Para esto contamos con la compañía de Franklin Dávalos, un bailarín y coreógrafo, que con gran sensibilidad, logró despertar imágenes, partituras físicas, en fin, material que finalmente fue un insumo súper importante para realizar el ensamble del montaje.
La sonoridad también se concibió desde el cuerpo. Desde un inicio teníamos la intención de generar sonido en vivo, no sólo a través de instrumentos como el piano y el violín, sino desde el cuerpo de los propios actores, y su contacto con elementos de utilería; para lograrlo contamos con la asesoría y composición de Ernesto Hermoza, un artista que nos ha acompañado con total generosidad y maestría. Consideramos que este carácter multidisciplinario se constituyó como dramaturgia que complementa el espectáculo
-¿Por qué en este momento, en estos tiempos de aparente modernidad, es urgente y necesaria una puesta en escena como Yerma?
-Porque plantea debates actuales. Porque nos invita al diálogo. Porque nos hace preguntas trascendentales. Porque nos interpela, no sólo a las mujeres -aspirantes a ser madres o no- sino a todo aquel ser humano en conflicto por no poder ser quien desea ser.
-Finalmente. ¿Por qué es importante hacer una revisión de las obras de García Lorca?
-Porque al ser un gran observador y conocedor de la condición humana, así como guardián de las memorias de los oprimidos y relegados, nos acerca a las heridas que debemos seguir revisando para seguir en nuestro camino de cambio, evolución y compasión hacia el otro.
Yerma
Teatro La Plaza de Larcomar
Temporada: hasta el 4 de junio
Funciones: de jueves a martes a las 8.00 pm.
Domingos a las 7.00 pm