El Centro Español del Perú rindió un homenaje a la popular actriz peruana tras cumplir 45 años de trabajo en las tablas
Actriz, escritora y activista feminista, Mercy Bustos, quien desde hace algunos años radica en España, visitó la ciudad de Lima para realizar una breve temporada teatral en el Centro Español del Perú con ocasión de las celebraciones por sus 45 años de carrera artística. La Asociación Teatro de la Tierra, institución que dirige, presentó esta interesante retrospectiva teatral que nos ofreció un paneo de las principales obras que interpretó a lo largo de su labor como actriz. Asimismo, tuvo un encuentro con los niños en la librería Escena Libre, espacio que le sirvió de escenario para recrear algunos pasajes de teatro para niños.
Al respecto Lima en Escena charló con la reconocida artista.
-Mercy trabajas en las tablas desde hace más de cuatro décadas. Ochentas, noventas. Obras dirigidas a los niños y al público en general. Una etapa de guerra interna en la cual el teatro peruano las pasó mal también.
-Sigo. No paro. Trabajo obras para niños y como bien lo expresas en tu pregunta para el público en general también. Hubo una etapa de crisis política, sin embargo, el teatro peruano siguió adelante haciendo sus luchas de sobrevivencia desde las tablas.
-Haces comedias, dramas, obras clásicas y contemporáneas…
-De todo… Y lo desarrollo, lo trabajo como un juego. El teatro es un juego.
Fotos: Rosana López Cubas
-Llevas la actuación en las venas…
-¡Por supuesto! Para ingresar al TUC tenía que ser alumna de la PUCP. Postulé a la universidad e ingresé a la Facultad de Ciencias Sociales. Estudié Antropología. Cuando empecé a estudiar me topé con un cartel que decía: “Admisión al Teatro de la PUCP”. Me presenté sin pensarlo. Me dieron el texto del monólogo de Laurencia en Fuenteovejuna para memorizarlo y decir el parlamento. Un hermoso y extenso texto. No me lo aprendí y me dieron la opción de improvisar. Improvisé e ingresé. Conocí a Jerry Galarreta, quien me invitó a formar parte del colectivo El Molino. Acepté y comencé a trabajar con Víctor Prada.
-¡Qué tiempos aquellos…!
-Te hablo del año 1973. En ese momento me pagaron alrededor de 30 dólares. ¿Te imaginas? ¡Nos pagaban!
-Hablamos de teatro para niños, ¿no?
-Por supuesto. Pero no le pongamos etiquetas al teatro. El teatro es un todo. ¿Por qué las personas somos de etiquetas? Soy antietiqueta. En el teatro los roles siempre se han compartido. En algunas obras interpretaba papeles de hombre y mis compañeros hacían de mujer. Nunca hubo discriminación. Interpreté el papel de varón más de cien veces y lo mismo sucedió con mis compañeros actores que interpretaron a mujeres un sin número de veces.
– Ahora se etiqueta todo…
-Sí… ¡Una locura! Ahora a todo le ponen nombre y especialidad. Sara Joffré, una de nuestras grandes maestras del teatro peruano nunca hizo diferencias. Hacíamos de todo. Compartíamos con María Luisa de Zela, Víctor Prada, Mario Pimentel, este último ahora vive y trabaja en España. Soy una persona integral: mente, alma y cuerpo. Soy una unidad.
-Cuéntanos sobre tu rol de feminista.
-Soy feminista desde pequeña. Nosotras las mujeres luchamos desde niñas. Mi activismo nunca fue una manifestación pensada. Cuando la televisión francesa/alemana me invita a grabar un documental sobre el tema de género sostengo que el feminismo es una militancia natural no aprendida. Jamás entendí porque un ser humano destruye al otro. La violencia de género es la causa de todos los problemas que suceden en el Perú. Es una problemática global pero lo más crudo se vive en nuestro país.
-Mercy también escribes. Cuentos y dramaturgia. Tienes un libro cartonero y te publicarán uno nuevo en los próximos meses.
-Descubro los libros cartoneros en España en donde vivo desde hace algunos años. Con la Editorial Cortapiés hice el primer libro de cuentos. En este se incluyeron cuatro relatos y una obra de teatro. Algunas de estas historias ganaron premios. De otro lado, el pasado año presenté aquí en Lima el libro de teatro “La máquina del bitute”.
-¿Cómo se desarrolla tu trabajo en el campo de la actuación?
-Ajustándose a los cambios modernos. Antes se hacía un tipo de teatro familiar. Todos se dedicaban al teatro. Tus compañeros actores y actrices eran prácticamente tus hermanos. Nos levantábamos haciendo teatro y nos acostábamos haciendo teatro. Todos ganábamos. Las municipalidades y entidades privadas contaban con presupuesto para contratarnos.
-Incluso viajaban con sus compañías o grupos para presentarse en las diversas regiones del país.
-Sí… Visitábamos Ayacucho, Cusco, Arequipa, entre otras regiones más. En Lima presentábamos nuestras obras en Villa el Salvador, Comas… Recuerdo que el grupo Yawar trabajó mucho en las zonas periféricas de Lima.
-Actriz, escritora, activista… ¿No descansas?
-¡No! Sigo haciendo teatro, escribo mis libros, salgo a protestar a las calles… En suma hago lo que deseo. Nadie me lo impide.
-Eres una de las actrices que se involucró en los unipersonales. “Ligeros de equipaje”, del chileno Jorge Díaz, fue una de tus interpretaciones más emblemáticas.
-Claro, es uno de los unipersonales con el cual me identifican más. Una obra importante. Trabajé de igual forma clásicos teatrales, nuevos clásicos y piezas modernas. Qué no hice. No terminaríamos nunca si te cuento sobre todas las obras de teatro en las cuales participé. ¡Soy una sobreviviente del teatro!
-Vives en España desde hace algunos años. ¿Cómo se desarrolla tu agenda por allá?
-En España trabajo periódicamente en obras de teatro. Hasta hace poco colaboré en un programa de radio. Participo en actividades feministas. Voy a ver teatro de todos los géneros. Allá por cuatro euros puedo ver el teatro que deseo.
-Se puede hacer teatro y activismo…
-El teatro es político. El teatro es nuestros ojos. Todo está en creer y en jugar. Una actividad se vincula con la otra.
-El sector cultural en nuestro país creció…¿Qué piensas al respecto?
-La cultura es un sector que se debe de apoyar desde todos los flancos. El estado, la propiedad privada, los municipios, la comunidad, en fin. Si las diversas especialidades artísticas como el cine, la danza, la música, el teatro, entre otras, no reciben apoyo qué hacemos. Muchos piensan que los artistas somos extraterrestres. No comemos, no tenemos gastos, no tenemos necesidades. Aquí en el país se ha perdido la solidaridad, la empatía. Es crudo decirlo pero así es.
-Al empezar nuestra charla, Off the record, nos acordamos de Sara Joffré…
-Con Sarita nos conocimos en el Cocolido. Ella tenía una relación estrecha con Aurora Colina. Ellas además de ser dos personalidades del teatro peruano eran unas sabias. Ambas me apoyaron en este trajín teatral. Fueron como las luces de la ciudad. Un poco recordando a Carlitos Chaplin. Ellas eran de esos seres extraordinarios que te brindan su apoyo. Son las flores en el camino que uno encuentra. A propósito de este tributo a Sarita y Aurora, no puedo de dejar de mencionar a Hernando Cortés, Jorge Guerra, Reynaldo D’Amore, Édgar Guillén, los colegas del Grupo de Teatro Telba, Claudia Dammert…
-Ahora ¿cómo observas al teatro peruano?
-Excelente en el tema de la calidad artística, sin embargo nos hace falta encontrarnos. Tenemos que vernos más. Apoyarnos, abrazarnos, hablarnos. Recuerdo el Movimiento del Teatro Independiente que ahora ya no existe… Falta unión, empatía, estar con los compañeros, ser buenos colegas.