Autoras y autores participantes del Mundial de Escritura tienen hasta el momento tres libros publicados los cuales recogen sus relatos obtenidos como resultado de esta interesante competencia
Justamente, Verónica Villarán, la principal impulsora de Mujeres peligrosas, cuenta que: «esta experiencia de publicar nuestros relatos nació en octubre del 2020, cuando varias compañeras/os y yo decidimos inscribirnos en la tercera edición del Mundial de Escritura que organiza Santiago Llach desde Argentina. Al registrarnos en la plataforma del Mundial, le pusimos ese nombre al equipo. Éramos once mujeres y tres varones. En esa ocasión escribimos dos semanas continúas descansando solo los domingos. Quedamos tan excitadas/os con la experiencia que, muy pronto alguien dijo que no lo podíamos dejar ahí. Y decidimos publicar. Nuestro primer libro colectivo salió en mayo del 2021 y en él hay relatos de diez de nosotras/o. El libro se llama Nueve mujeres peligrosas y un hombre valiente. Desde entonces hemos participado en todas las ediciones del Mundial, hemos pasado de catorce a treinta y cinco Peligrosas (y valientes) y acabamos de publicar nuestro tercer libro de relatos. Probablemente somos uno de los equipos más entusiastas y diversos del Mundial de Escritura: habemos personas de Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela y vamos de los veinte a los ochenta en edades. A estas alturas, estamos esperando con ansias que se convoque a la novena edición para anotarnos.»
Precisamente, las autoras y autores de estos títulos Luisa Aguilar, Katherine Alvarado, Sylvia Álvarez Calderón Alzamora, Marinés Estatuet Echecopar, Luis Guerrero Ortiz, Fernanda Gutiérrez, Violeta Gonzales Blanco, María Luisa Martínez, Claudia Pacherre Ávalos, Luis Pollack Chinchay, Vanessa Rolfini Arteaga, Milagros Sáenz González, Nita Tortosa, Virginia Velarde y Verónica Villarán, nos comentan cómo surgieron sus relatos y cómo fue el proceso creativo de estos.
Luisa Aguilar
El cuento “El señor del sombrero”, nació de la consigna en el Mundial de Escritura 2022. Esta consigna debía designarla otra escritora del mismo grupo, así fue como mi compañera Guadalupe inspirada en el inicio de la película Blu Jasmine de Woody Allen me invita a subirme a un medio de transporte cualquiera para contarle a un desconocido algo: una vida entera, una confesión, una culpa, un deseo oscuro, mentiras, lo que sea, así lo describió ella con sus propias palabras, lo importante era contar algo a un extraño. El segundo cuento “La Señal”, fue una consigna designada por un profesor universitario y ensayista mexicano y surge del famoso libro “Me acuerdo” de Joe Brainard, escrito en los setenta. Este libro tiene más de mil evocaciones y todas comienzan con la frase “me acuerdo”. Entonces se debía escribir una historia a partir de hechos que nos hayan movido. El cuento debía contarse de a poco, plantando pistas, jugando con lo implícito. La regla más importante era que cada párrafo debía empezar con “me acuerdo” emulando el libro de Joe Brainard.
El proceso creativo en este caso no me fue tan difícil puesto que el Mundial de Escritura se encarga de enviarte las consignas y de ahí viene la inspiración. Estos dos cuentos, en mi caso, tocaron la fibra del recuerdo para poder inspirarme del recuerdo y el sufrimiento, del sufrimiento y la muerte de seres queridos. Tuve que abrir esa caja no olvidada, pero guardada de la muerte de mi padre. Viviendo fuera de Chile tuve que lidiar con los sentimientos mientras esperaba el avión, con la llegada a mi país y pensar en lo que no nos dijimos o hicimos, el reencuentro con la familia paterna, con la patria misma. A la distancia una noticia así tiene muchos matices. En el otro cuento fue la muerte de mi abuelo primero y unas semanas después la de mi abuela, dos figuras muy importantes en mi vida mezclado con una duda que no me dejaba. Al evocar ese recuerdo me encontré con tías, con Lebu, mi ciudad natal, conmigo en la juventud. Cuando fallece un ser querido se pierde la parte física y aparecen nuevos sentimientos para experimentar, eso nunca deja de ser una inspiración, solo hay que buscar las palabras precisas que definan las historias.
Sobre Luisa Aguilar Gatica (Lebu-Chile 1978)
Escritora innata que encontró en las letras, en las palabras, en las historias su forma de expresar lo que su mente pensaba o imaginaba, a veces en voz alta, a veces en silencio. Así es como lo expresa en su Blog “El diario de Luisa Lein” donde se explaya en los recuerdos, en los detalles, en las vivencias personales, mezclando realidad, ficción, humor. En ese afán de encontrarse como escritora tomó talleres y cursos de Escritura Creativa y Narrativa con destacados escritores peruanos, aprendiendo técnicas y formas, sin dejar de sentir la libertar de crear, de encontrase también con su propio estilo. Mamá de Amanda y Amelia, la luz siempre al comienzo y al final de cada nueva aventura. Actualmente está participando en un libro colaborativo con otros escritores que conoció en el Mundial de Escritura. Veintitrés Mundos, libro que reúne cuentos cortos de veintitrés escritores que no dejan de soñar.
Katherine Alvarado
Mis relatos han surgido a partir de las consignas brindadas en cada día del mundial de escritura desde el 2021. Es interesante porque aparecen ideas de escritura, de cosas que no hubiera imaginado si no fuera por la consigna. En “Relatos valientes de mentes peligrosas” está “Olores”, en el cual contamos la vida de una persona a partir de las experiencias que le evocan los aromas. Un segundo cuento es “Crazy Cat” el cual se desprende de los cuentos de hadas. Traté de contar la historia de una manera más contemporánea pero igual a veces sorprende el desenlace porque no es algo que surja en un primer momento y a veces son hechos que no haríamos o veríamos en la vida cotidiana. En el libro “23 mundos” encontramos “Latidos en rojo” y “Tres veces mi nombre”, los cuales tienen algo de experiencias personas mezclados con la fantasía inspirada por la consigna.
Una vez que recibía la consigna, pensaba en el tema a escribir. Generalmente lo hago de noche cuando ya estoy más relajada. Sin embargo, en más de una vez, había pensado una historia y cuando escribía aparecían situaciones completamente distintas como si mis dedos cobraran vida y contaran el relato a su gusto.
Sobre Katherine Alvarado
Psicóloga Social, consultora independiente en recursos humanos. Interesada en el desarrollo de la flexibilidad corporal mediante yoga, pilates y natación. Apasionada por cualquier manifestación artística que nos permita estar en contacto con las expresiones personales.
Sylvia Álvarez Calderón Alzamora
Me encantaría hablar de un cuento en particular. Fue un viaje compartido con dos de mis hermanos y mi papá cuatro meses después de la partida de mi mamá. Cuando llegó la consigna del Mundial de escritura de escribir de algún lugar del mundo en mi mente se materializó Buenos Aires y de pasada Mendoza. Las experiencias compartidas, las emociones que surgían a borbotones fueron la inspiración para crear el espacio de catarsis que necesitaba y poder llorar la ausencia de mi mamá.
Ahora sí me gustaría ser más general en mi explicación. El proceso de creación tiene sus etapas y me concentro mucho en cumplirlas. Empiezo por el horario, siempre en la mañana temprano. La disciplina de hacerlo temprano me ordena y me ayuda a que las ideas surjan sin problemas. Sigo con el espacio, siempre el mismo, con luz, aire y silencio. Y para formar la idea investigo, pregunto, converso para que luego pueda plasmar en palabras lo que generalmente se dibuja en mi mente a través de imágenes. Escribir se convierte en un placer y me brota con naturalidad. Cuando me paralizo y no sé por dónde ir, me detengo, paseo un rato, me sirvo un café y me vuelvo a sentar.
Sobre Sylvia Álvarez Calderón Alzamora
Soy mamá de Santiago y de María José y abuela de Mateo, Vasco y Martina y de un bebé que está por llegar en julio. Vero y Juka son los hijos que me regalaron mis hijos. Lucy es mi perrita de seis años y en casa vivo con Ani, mi hermana menor, y con Mica quien nos acompaña hace más de 30 años. Amo a mi familia numerosa y bullanguera. Trabajo mucho y me encanta. Tengo un consultorio en donde me dedico a ayudar a gente que quiere ser más feliz. También tengo una consultora en gestión de personas que colabora con las organizaciones peruanas a darle el toque humano que se necesita. Me gusta viajar, estar con mis amigas, leer y el cine.
Marinés Estatuet Echecopar
Mis tres relatos en esta publicación son muy distintos en fondo y forma. Quizá los asemeja mi inclinación por una observación meticulosa y mi tendencia al análisis de situaciones y vivencias; forma en que canalizo mi necesidad de comprensión y conexión para conmigo y con los demás y el mundo. Surgen los tres de una consigna externa y son la des enmadejada espontánea de la primera idea que aquella me suscitó. En un caso una memoria, en el otro una meditación, en el otro un puro discurrir que podría decirse quizá contemplativo. Esto lo puedo decir ahora y no antes. Uno es la narración-cuento de una escena que vi años atrás en la playa. Incluye la descripción de mis observaciones de un ave en particular de la costa peruana, con el sustrato de mi sentir sobre el pasar y la memoria. Narra una mascota que no es mi mascota, mi voz que es su voz.
Otro surge de una conversación profunda con mi hermana sobre un tema actual polémico relacionado a las libertades y la vida y el pesar que a ambas nos producen posiciones extremas que cancelan la escucha. De pronto se cruzó esto con la consigna y me encontré escuchando a un tercer personaje, su posible sentir, él hablando a través mío. Una memoria que no es mi memoria y que pide a las memorias de los lectores una escucha desde un otro lugar. El 3ro surge del nombre de una canción que de pronto comenzó a correr en el teclado por un sinfín de asociaciones, pasando por colores, texturas, elementos, naturaleza, linajes hasta venas y arterias, a un compás de séptimas. Un paseo de afuera hacia adentro, sin plan ni ruta, que tenía el ímpetu de una canción sin serlo.
Siempre me nació escribir. En general escribo textos cortos de corte reflexivo o memorias más que narración de historias. El Mundial fue el permiso perfecto para darme el espacio/tiempo, acompañada por un grupo maravilloso de amantes de la escritura. Lo principal era lograr el reto, acompañarnos y disfrutar en el proceso. Escribir siete días seguidos sin excepción, un relato cada día a partir de una consigna externa tan cuerda como loca fue una aventura fascinante. El temor cada día al leer la consigna, ¿se me ocurrirá algo, tendré qué decir? El aliento del equipo ¿cómo vamos, alguien necesita ayuda? Acompañarnos leyéndonos y comentándonos con tanto cuidado como rigurosidad, tiempo generoso de unos a otros. Partir de la consigna, el compromiso de seguirla y la libertad para alejarse. Hurgar en la memoria, bucear en la imaginación, sentir vivencias propias, escuchar conversaciones y observaciones pasadas. Soltar y descubrir con sorpresa que los dedos se mueven solos sobre el teclado, sin receta ni anticipo. Releer para pulir, saberlo no perfecto y aun así satisfacción. Así surgió cada relato para descubrir que aquello que me sorprendía en mi escribir era sólo un granito en un mar de arena con textura y calidez similar, si bien infinita diversidad. Tan placentero ver lo que de mí salía, como cuán diferente podía ser cada mirada desde un mismo punto de partida. Y como si ello no fuera suficiente aprender que el paso a una publicación era posible con un poco de dedicación y la magia de un trabajo colaborativo de un grupo entregado.
Sobre Marinés Estatuet Echecopar
Psicóloga Educacional, MBA y Coach Ontológico con experiencia corporativa y universitaria en diseño y dictado de talleres sobre habilidades, valores, procesos y comunicaciones. Me interesa la confluencia entre personas y objetos y cómo confluyen y se articulan para crear formas nuevas, armónicas, saludables. Soy una permanente observadora de la Naturaleza y sus sincronías; creo que la conexión con su belleza nos une y libera. Actualmente busco incorporar la escritura y la fotografía en un proceso de integración y balance en mi espacio de Instagram marines_estatuet (mirada cotidiana).
Luis Guerrero Ortiz
Esta es la tercera antología que publicamos y aquí he incluido dos relatos: El triste y La habitación secreta. En sentido estricto no son cuentos, son relatos de vida cotidiana escritos con estilo literario y que recogen dos experiencias personales que ocurrieron hace mucho tiempo. El primero sucedió en mi adolescencia, en un intercambio epistolar con una red de estudiantes de diversos países. No había internet en esa época, todo era por correo postal. Un día recibí de una muchacha colombiana un poema de Juan de Dios Peza llamado Reír llorando, que contaba la historia de un payaso triste. Alguna fibra tocó en mi pues sus versos me acompañaron por largos años. El segundo relato, La habitación secreta, cuenta otro episodio de mi adolescencia, el descubrimiento del cuarto de música de un monasterio, acústico, espacioso, pintado todo de blanco, con muebles blancos y alfombra blanca, bien aprovisionado de discos de vinilo con obras maestras de la música clásica que, en ese contexto, te invitaba al nirvana, ese estado espiritual que según el budismo te libera del dolor, de los deseos y hasta de la conciencia. En ambos casos, relato el impacto, la huella, que estos hechos dejaron en mí, a mis dieciséis años. En las antologías anteriores sí he publicado cuentos, relatos breves, que es el género que más cultivo. En noviembre pasado publiqué mi primer libro de ficción, Amapolas en el Jardín, que reúne 10 cuentos breves.
Se dice que los seres humanos no solo estamos hechos de historias, sino que somos historia, los protagonistas de una historia que escribimos a diario. Más aún, escuchamos historias todos los días, de nuestros amigos o parientes, en la prensa, en el cine o en los mismos textos literarios. No es por falta de fuentes de inspiración que no escribimos más sino por la dificultad de escoger. Se trata de elegir o cruzar las que nos muevan el piso porque se conectan con algunos de nuestros universos interiores, no necesariamente los más felices, e imaginar cómo ficcionarlas. Naturalmente, la vida puede pasar delante de nosotros sin darnos cuenta, por eso uno necesita tener la piel abierta para dejarse impactar por lo inesperado, no dejar que se apague esa capacidad de asombro que nos acompañó en nuestra infancia. Algunos apuntan. En mi caso, mi cabeza es la que registra todo lo que me impresiona y me persigue como una obsesión. El problema es el tiempo. Vargas Llosa dijo en una entrevista que cuando era joven no quería ser un escritor de fin de semana. En mi caso, modestamente, no me queda otra opción, salvo durante los mundiales de escritura, pues la presión de los plazos obliga a escribir a diario. Empiezo a las cinco de la mañana, antes de que el mundo despierte y el celular empiece a sonar. Lo más difícil es el primer párrafo, después, la mano se va sola. Como decía Ionesco, muchas veces empezamos una historia sin saber cómo terminará.
Sobre Luis Guerrero Ortiz (Lima – Perú, 1955)
Soy docente, especialista en educación infantil, con postgrados en Terapia Familiar Sistémica, Política Educativa, Periodismo Narrativo y Escritura Creativa. Desde 2006 ensayo literatura en mi blog El río de Parménides y, desde 2014, dirijo la revista virtual EducAcción. He publicado recientemente el libro La llave extraviada, donde analizo diversos temas educativos; y el libro Amapolas en el jardín, que reúne diez cuentos (2022). Cultivo el relato breve y practico ajedrez desde mi adolescencia.
Fernanda Gutiérrez
Tengo que empezar diciendo que todos los relatos fueron creados a partir de consignas precisas lo cual ya representaba un reto en sí mismo. La Madejada, terminó siendo la historia de un par de hombres, de generaciones diferentes, que comparten una actividad, dentro los estándares del patriarcado, “nada masculina”. Distorsiones, es una historia de casi de ciencia ficción, me encanta el resultado. Una mujer persigue y encuentra a su doble, en todo diferente a ella, menos en lo físico, dos gotas de agua. El final, es una sorpresa. Confieso que cada una de las historias que escribí tiene un secreto que me pertenece, un guiño de ojo para mí misma.
Me volví viciosa, la alarma sonaba a las siete de la mañana en punto, café a un costado, laptop abierta y cartel de “No tocar, mujer escribiendo” en la puerta de mi taller, revisar varias veces la consigna del día. Y luego, en sus marcas, lista… no puedo describir el momento en el que mis dedos tocaban el teclado y la manera en que las historias iban apareciendo, si no como magia pura. Y luego dejarla ahí, a la historia, como castigadita, prohibido ver hasta las 4p.m., donde le daba otra revisada, y luego en la noche, como a las 10p.m., otra revisada más. Una coma, una frase, un punto, siempre había un algo para editar. Y temblando la subía a la plataforma del Mundial de Escritura.
El Mundial de escritura ha sido una aventura maravillosa. El éxtasis de leer 23 historias diferentes nacidas de un solo impulso, todas tan disímiles y maravillosas. Es no era solo escribir, era sumergirme en esos 23 mundos lo que me motivaba. ¿Qué si me animo el próximo año? De todas maneras. Igual me quedó la manía de levantarme a las 7a.m., a escribir.
Sobre Fernanda Gutiérrez (Guayaquil – Ecuador)
Soy actriz, improvisadora, clown y escritora. Migré a Perú en el 2008. He participado en el cortometraje “Cero”, como coguionista en el 2015, dirigida por Antolín Prieto. También soy coguionista de dos largometrajes estrenados “Los Helechos” en 2018, dirigida por Antolín Prieto – Cactus Film. E Intercambiadas en 2019, dirigida por Daniel Vega – Tondero Producciones. Soy autora de dos comedias musicales, “Hadas” estrenada en el 2014 y una publicación teatral “Brujas” (2015) estrenada en el 2016. Desde el 2020 laboro como directora de Talleres de Escritura Creativa para niños, niñas, adolescentes y adultas.
Violeta Gonzales Blanco
En Veintitrés mundos presento un par de relatos inspirados en eventos que marcaron mis días de confinamiento, ambos tejidos a las culturas Afroperuanas, de donde aprendo su historia y su música. Primero encontrarán Pata de perro a raíz de una caminata en el hermoso centro histórico de Lima por los cien años de la emblemática Victoria Santa Cruz Gamarra y el segundo relato es A la mar canción del grupo AfroPerú, una letra que moviliza mi ser con tan conmovedores sucesos de esclavización en nuestro país y como consecuencia de mi taller de baile El bailarín interior.
Mis procesos suceden cada mañana al recibir la consigna y durante once días en este octavo mundial de escritura. No suelo escribir temprano, necesito la calma de la noche después del trabajo diario. Necesito haber cumplido todos mis roles antes de adentrarme en mis letras llenando una hoja de papel o una hoja en Word. Voy creando lo que pretendo: cuento, prosa o poesía desde que medito y cada actividad suma. Me envío audios o grabo notas de voz con ideas, versos, datos concretos. La mejor hora es la de mi entrenamiento en bicicleta, entro a la cadencia del pedaleo visualizando una historia, hace tres años me funciona, lo demás lo completo a partir de las 22:00 horas de cada día, cuando normalmente cierro alguno de mis talleres de escritura, baile o percusión.
Sobre Violeta Gonzales Blanco
Abogada, con Maestría en Derecho de la Empresa y Especialista en Derecho Regulatorio. Diplomada del Posgrado en Literatura Comparada por la Universidad de Piura. Egresada de la Escuela de Escritura Creativa del CC PUCP. Gestora Cultural, Fundadora del proyecto Ilumina Perú: grupo que gestiona actividades de salud, cultura y deporte para poblaciones vulnerables. Miembro fundador en Siete Mapas: espacio de siete escritoras en diferentes ciudades difundiendo poesía. Libros publicados Habitar el rojo de Editorial Gafas Moradas, noviembre 2022. Antologías: La poesía es fuego FCE Perú, Un lugar en el mundo FIL ICA, La poesía está en todos lados FCE Perú, Hilar la herida Mapa de escritoras contemporáneas México, Sabia primera CCUdep. Antologías de narrativa: Veintitrés Mundos, Hilando Confidencias FCE y Al final de la luz Púrpura Esparta Ediciones de Estruendo Mudo.
María Luisa Martínez
Saqra es la historia de demasiadas mujeres. Y de una en particular a la que conocí y ayudé a sobrevivir tras haber sido abusada. Ella me llama a contarme que está muy bien, que tiene un buen esposo y dos hijas y eso me da paz. Hay que denunciar el tema de violencia, rechazarlo, en la ficción también. Es un tema que aparece en mis textos. Mi segundo relato, Panza de burro es sobre la despedida de un ser querido. Desde que murió mi hermana, el tema de la muerte me acecha, inevitablemente. Me parece que hablar con nuestros muertos es una manera de tenerlos presentes. Para bien o para mal.
El mundial de escritura te obliga, te alienta al proceso creativo. Hace algunos años que intento escribir ficción y me gustaría tener la disciplina que por esos días logro. Después sigo siendo una lectora con discreto deseo de escribir. Algunas consignas te despiertan más emociones que otras. Algunas consignas logran que tus relatos alcancen ese lugar deseado de conmover a tu lector. O la maravillosa catarsis de contar algo que explota desde dentro. Verlo publicado es un pequeño placer. Una promesa.
Sobre María Luisa Martínez
Periodista, corresponsal de Univisión. Lectora y aprendiz de danza y escritura. Surfer. Mamá de Fernanda.
Claudia Pacherre Ávalos
Para este libro, escogí dos cuentos a publicar. Dos cuentos con temáticas diferentes y también con energías quizás opuestas. El primer cuento es “El diario de una Brujita”. Es un cuento escrito en forma de diario y tiene una energía bastante lúdica e inocente. Aborda el proceso de duelo y aceptación de la muerte de un ser querido, que se encuentra representado por la muerte de un animal de compañía desde el punto de vista de una niña. Quería hablar sobre la muerte, sobre la incertidumbre y sobre las diferentes formas en que nos aconsejan afrontar una perdida. Así como de las narrativas que construimos en torno a este hecho para afrontar una realidad nueva. Paralelo a ello, y en base a mi experiencia, los procesos de duelo pueden relacionarse con una mayor “sensibilidad mágica”. Y quise hacer referencia a ello en el personaje de una niña que termina convirtiéndose en una Brujita. El segundo cuento es “Un mar verde teñido de rojo”. Este cuento es el que más me conflictúa explicar porque el proceso de escritura fue bastante sensorial. La idea que tenía en mente era sobre alguien que nos cuenta una historia que involucra un secreto. Y un secreto que por generaciones ha permanecido en la familia, en la línea materna, hasta que alguien decide romper con ello. De hecho, en este cuento hay varios elementos que quedan sueltos, que no se explican o cierran correctamente. Aquí hay también algunos elementos mágicos que se relacionan con nuestra “sombra”. Es una historia que es más experimental en mi proceso y que seguiré explorando para ver a dónde me guía.
Como alguien que no ha publicado un cuento hasta ahora y que siempre ha vivido la escritura como un proceso bastante personal e íntimo, el apoyo del equipo fue indispensable para no abandonar este proyecto o permitir que mis dudas y prejuicios hacia mis creaciones me arrollaran. Al momento de decidir participar con mi equipo esperaba que hubiera la oportunidad de publicar mis escritos. Decidí transformar ese hecho en una motivación para escribir, al mismo tiempo que le restaba importancia a sentirme juzgada por el resultado. Fue desde esta mentalidad que escribí para compartir. ¡Y me divertí mucho! Esto fue lo más importante en mi proceso creativo.
Sobre Claudia Pacherre Ávalos
Librera por vocación, lectora insomne y escritora porque el destino así lo quiso. Hace algunos meses nació mi librería virtual @contandohistoriasparati, que reconoce el poder de las buenas historias y de los cuentos medicina. Actualmente estudio Antropología en la PUCP y me estoy formando en Arteterapia holística.
Luis Pollack Chinchay
Aun no público. Sin embargo, puedo comentar brevemente el segundo relato que escribí para la más reciente versión del Mundial de Escritura (la octava). Mi texto en aquella ocasión no surgió a partir de la consigna pues está no me funcionó. De modo que recurrí a una vivencia desagradable en mi trabajo. Recuerdo que describí en detalle todo lo que ocurrió en el día hasta llegar al momento cumbre: un pleito que tuve con un paciente. Pero le agregué en la ficción un final algo más dramático, como una suerte de catarsis.
Háblanos de tu proceso creativo. ¿Cómo fue el proceso de creación de tu historia? Dada la naturaleza del Mundial, que exige una “pesca del día”, lo que hacía generalmente es escuchar y luego leer la consigna y escribir algunas ideas sueltas, como punto de partida. En este caso, como la consigna no funcionó, recurrí al recuerdo del conflicto laboral, que aún tenía fresco. Luego pensé a grandes rasgos la ruta por la que iría el relato y decidí describir los sucesos de manera cronológica, detallando con la mayor precisión posible los escenarios y a las personas.
Sobre Luis Ernesto Pollack Chinchay
Nací en 1980, en Trujillo. Soy biólogo de profesión, pero me dedico a la microbiología clínica en el laboratorio del Hospital Central de la Policía. Me agrada la lectura desde chico, y ocasionalmente escribí. Los Mundiales han sido la oportunidad para despertar, y renovar, esa antigua inquietud. Ingresé al Equipo Mujeres Peligrosas por invitación de mi amiga Vanessa Rolfini, a quien conocí en un Club De lectura, al que también asistió Verónica Villarán, a finales del 2019. Si bien es cierto aun no me he animado a publicar en los libros que ya ha sacado el equipo, es mi deseo seguir participando en los futuros mundiales y eventualmente, participar en alguna publicación más adelante.
Vanessa Rolfini Arteaga
He publicado en las tres ediciones de las Mujeres Peligrosas. Los relatos son muy distintos entre sí porque han sido las respuestas a consignas. Como periodista estoy acostumbrada a escribir con cierta estructura, a verificar todo y narrar la realidad con la mayor fidelidad posible. La ficción es algo nuevo, porque la materia prima es mi imaginación. Entonces, ¿qué los vincula? Anécdotas de mi familia asociadas a la muerte, como el viaje que hice para despedir a mi papá y cuando vestí a mi tía en la morgue. Reconstruyo historias como rompecabezas de gente cercana que habla poco de sí misma a la que he tenido la oportunidad de observar y lleno los espacios vacíos con elucubraciones. También la magia de mi propio entorno o la delgada línea entre la luz y sombra que todos tenemos. En alguna ocasión, he echado mano de los géneros periodísticos porque en ese terreno me siento más confiada, como la entrevista a “Dolly, la sabrosona”.
Aplico muchas herramientas ganadas del periodismo como la práctica de escribir primero los textos en mi cabeza. Necesito tener claridad con el tema principal y un bosquejo de la historia, que puede cambiar, pero es un punto de partida. En el caso de estos relatos, las tramas siempre surgían de la primera idea que pasaba por mi cabeza al leer la consigna. Hacía algunos apuntes, incluso algún dibujo, y un primer texto que usualmente estaba listo antes de las nueve de la mañana. Luego en el día lo iba masticando, rellenaba algunos huecos, se me ocurrían algunos detalles, o recordaba alguna anécdota o historia de alguien conocido. Ya en la noche lo pulía, afinaba y hasta replanteaba de ser necesario. Pero antes de publicarlos en papel, han sufrido modificaciones, porque con la cabeza fría percibes y escuchas los textos de otro modo.
Sobre Vanessa Rolfini Arteaga
Comunicadora social y cocinera venezolana dedicada al periodismo gastronómico. Egresada de la UCAB con estudios de especialización en la Universidad Complutense, de crítica gastronómica en The Foodie Studies y entrenamiento sensorial en la Escuela de Catadores de Madrid. Experta catadora de chocolates, café y destilados.
Milagros Sáenz González
Cada cuento corresponde a una consigna diaria que nos entregaban en el mundial. En ambos cuentos las temáticas corresponden a supersticiones familiares. Por ejemplo, soñar con muelas – según mi abuela – significa muerte de alguien y el otro cuento trata sobre las energías familiares.
Para mis historias siempre recurro a anécdotas e historias familiares, también a vivencias personales o de seres queridos que me comparten las suyas. Incluso en un par de ocasiones titulares de periódicos me han inspirado a crear cuentos. Las anécdotas e historias que me comparten, al igual que los titulares me inspiran a crear una historia en la que las cosas no son necesariamente como sucedieron en realidad, sino como me hubiera gustado que sucedieran o cómo me hubiera aterrorizado que fueran.
Sobre Milagros Sáenz González
Casada con Gonzalo, mamá de tres chinos bellos: Bernardo, Catalina y Francisca. Licenciada en sociología por la PUCP especializada en cultura y religiosidad. Luego MBA de Tuck School of Business – Dartmouth. Co-fundadora y vocera del colectivo Volvamos a Clases Perú. Lectora voraz y escritora publicada de cuentos gracias al mundial de escritura y el equipo de peligrosas y valientes, al que siempre llevo en mi corazón.
Nita Tortosa
Recién cuando formamos el grupo Mujeres Peligrosas y Hombres Valientes para participar en los Mundiales de Escritura de Argentina me di cuenta que, mis historias, aunque sigan una consigna, como en los mundiales, nacen de sueños que tuve desde niña. El jardín de nuestra casa en Córdoba, Argentina, donde pasábamos varios meses al año, era un hermoso lugar para soñar, trepada en una rama oculta o detrás de un alud de piedras, traviesa, siempre escondiéndome de los mayores, soñaba con mi vida futura. La construía con deseos y personajes ideales. Me di cuenta que nunca había dejado de soñar. Cuando me senté a escribir cuentos mi laptop se convirtió en mi máquina del tiempo y mis sueños habían tomado forma a lo largo de la vida. Había construido un hilo conductor que ahora me ayuda a ir y venir en el tiempo cuando escribo; aun hoy se entrelaza con mis acciones y es parte de la inspiración que parece salir del teclado.
Durante los concursos mundiales recibimos una consigna en la madrugada para narrar nuestra historia del día y publicarla antes de 24 horas. Suelo despertar temprano para leer la consigna, volver a la cama a dormitar, Navego por mi subconsciente buscando la historia perfecta, relacionando lugares, personajes, hechos, tiempos. Entre dormida y despertar va tomando forma. Poder escribir es un regalo de la vida.
Sobre Nita Tortosa
Argentina, 82 años. Empresaria y educadora, luego de volar por el mundo como hostess, trabajé en dos universidades y un instituto como profesora. En 1999, formé mi propio instituto de carácter social enseñando tecnología y negocios con proyectos del Estado en zonas vulnerables. Durante muchos años escribí textos de estudio y manuales. Sin dejar de soñar que algún día escribiría narrativas. Ese día llegó gracias a nuestra capitana, Verónica Villarán, y a los Mundiales de Escritura.
Virginia Velarde
Mis tres relatos, incluidos en el libro “Veintitrés Mundos”, tratan de experiencias vividas en base a las consignas que nos dieron en el Mundial de Escritura 2022. En este sentido, uno es sobre mi color favorito que es el verde, el color que me da esperanza, paz y bienestar. Otro relato tenía que empezar con el disparador “Yo me acuerdo”; este es el más triste, pero a la vez milagroso. Por último, el tercero tiene por título una canción que debíamos escoger. En mi caso fue la canción “Noche eterna”, lo cual me hizo recordar episodios de mi luna de miel y considero que es el más gracioso de los tres relatos.
Primero tengo que decir que mi proceso creativo parte del hecho que escribir me hace sentirme viva. Me hace liberar energía. Todo es energía ya sea energía física, emocional, energía producida por los pensamientos o incluso la energía espiritual. En este sentido, el proceso creativo de mis relatos me hacer liberar energía positiva o negativa lo cual me sirve para explicarme como me siento. Me hace organizar o dejar fluir mi creatividad. Dejar volar mi imaginación y sentirme totalmente libre y auténtica. Siento que cuando escribo crezco más, me comprendo y, escribir me motiva a ser la mejor versión de mí misma.
Sobre Virginia Velarde (Bryan- Texas).
Diseñadora Gráfica, Profesora de Inglés, Coach de Salud y Nutrición Integral, escritora novata. He trabajado en el sector educativo con niños de primaria aproximadamente 18 años. Me apasiona trabajar por los niños y empoderarlos en su desarrollo tanto emocional como de aprendizaje. He sido maratonista, me encanta correr, hacer ejercicios, bailar. Leer y escribir son mis grandes pasiones. Soy aficionada a escribir mis diarios hace 23 años. Soy madre de Milo Mateu, mi cantante favorito y Mateo, mi regalo de Dios. Crecer espiritualmente es una constante en mi vida. Me llena de sentido y propósito.
Verónica Villarán
Empecé escribiendo en diarios sobre lo que me pasaba o lo que fantaseaba o soñaba. De una manera u otra, con los años eso no ha cambiado demasiado. Lo que escribo es personal, intimista, muchas veces una manera de entender/me, otras me sirven para cerrar procesos o despedirme, otras veces me estoy “comunicando” desde la ficción. Pero, también es verdad que ciertos temas que me preocupan ocupan un lugar central en mis relatos. En el segundo libro, por ejemplo (Relatos valientes de mentes peligrosas) publiqué cuatro relatos que nacieron en los tres distintos mundiales del 2021 y todos tienen un tema común: la violencia contra las mujeres. ¿Es algo que elijo de manera consciente? Sí y no. Entre los textos, por ejemplo, empecé Ardor Dolor sin saber para dónde iba. De hecho, en algún momento visualicé un accidente de tráfico, pero mientras escribía, llegué a otro lado. En Te veré sí sabía perfectamente qué quería contar. Tantos niños muertos es un relato que me ha dolido escribir. Llevé al extremo ese dolor porque provenía de historias reales que conocí por mi trabajo en educación y, no podía eximirme de contarlo. Lo mismo pasó con La Purita, el relato que representó al equipo en el Mundial del 2020 y que habla de una violación en manada. Supongo que ese es uno de los temas más recurrentes en lo que escribo.
Me fascina leer desde pequeña. Y, la verdad, también escribo desde pequeña. Como muchas chicas, empecé con los diarios. Cuando era adolescente hice algunos talleres en el Museo de Arte de Lima. Ha habido tiempos en los que no he escrito y otros en los que no he parado. Y en realidad, escribo así. Cuando aparece el deseo, las ideas, algún disparador, escribo. No tengo método ni técnica ni nada que se le parezca. Lo que tengo es algo así como un mundo entero dentro que, inspirado, sale y sale y sale. La idea se va formando en mi cabeza. La “narro” mentalmente y, cuando me siento en la computadora o con el teléfono en la mano, escribo. Más de una vez me ha pasado que, ante una consigna (en el Mundial y en talleres previos) he escrito el relato de un tirón y luego no le he cambiado prácticamente nada. Supongo que debería intentar tener un poco más de disciplina o técnica o algo así, pero, por ahora estoy bien.
Sobre Verónica Villarán
Para todo efecto, me gusta que me digan Vero. Acabo de cumplir 51 años y tengo dos hijas y un hijo. Leo y escribo desde chica; me gusta mucho la música y me encantaría cantar, pero soy bastante mala en eso; me apasiona mi trabajo en educación, particularmente en escuelas rurales multigrado, aunque a veces me deprime lo lento que avanzamos y las brechas que persisten y se profundizan. Hace dos años exactamente abrí en Barranco Placeres compulsivos, una pequeña librería independiente y de barrio dedicada a la literatura escrita por mujeres y por disidencias y en este tiempo la he visto crecer y enriquecerse de una manera deliciosa. He descubierto que disfruto dialogar con las personas que la visitan y, si me piden alguna recomendación, preguntarles primero quiénes son y qué les gusta para pensar en algo realmente adecuado. Y, con el Mundial he descubierto también que soy bastante buena motivando que las personas escriban y que se animen a publicar. Y, me es claro: soy de las que disfrutan el proceso. Aunque disfrute el punto de llegada, es el camino lo que más amo.