AfroPerú, banda creada por el recordado Rafael Santa Cruz, estrenó Clan-Destinos, su primer y nuevo larga duración grabado en estudio. El disco habla sobre temas como el racismo, la discriminación, las luchas, el empoderamiento, la inclusión y unión. Sobre esta nueva novedad musical entrevistamos a Julie Guillerot, la mujer orquesta del grupo. Disfruta de su música en sus redes: FB, IG, Youtube y Spotify. Foto de portada: Rosana López Cubas.
Fotos: AfroPerú
Una de las bandas contemporáneas más representativas de la música afroperuana: AfroPerú, creada por el recordado Rafael Santa Cruz, estrenó en todas las plataformas digitales de música Clan-Destinos ( Premio Estímulo del MINCUL ), su nuevo y primer Long Play (LP) que el grupo graba en estudio. El título juega con las palabras Clan y Destinos para rendir homenaje a los ancestros, a los maestros de clanes familiares y pone el foco en los destinos de los afroperuanos en la historia y su condición de casi “clandestinos”, en un país donde aún sufren la falta de inclusión sociocultural.
-Julie, ya pasaron algunos años desde la conformación de AfroPerú, grupo de música afroperuana que heredaste de parte del legado de Rafael Santa Cruz. ¿Cómo observas a la banda?
– AfroPerú es un proyecto musical fundado durante los ochentas y comienzos de los noventas por los hermanos Rafael y Octavio Santa Cruz. Ellos proponían una renovación de la música afroperuana. Ellos venían de una familia de amplia trayectoria musical, cultural, y de todos los procesos de aprendizaje respectivos de la cultura afrodescendiente.
Rafael estaba familiarizado con los instrumentos de percusión y Octavio con la guitarra. Ellos estaban empapados de los géneros de la música afroperuana, sin embargo, pesó significativamente el ímpetu de ambos jóvenes por explorar con ritmos armónicos más modernos. Ellos fusionaban la música afroperuana con otros géneros. Esta es la primera etapa de AfroPerú. En este periodo se llamaban Los hermanos Santa Cruz y AfroPerú. En esa época estuvieron Juanchi Vásquez, Guajaja, Carlos Vargas, en el bajo.
Posteriormente, Octavio viajó a España y Rafael se dedicó a la actuación, a la investigación, a la enseñanza del cajón. Publicó su libro sobre el cajón peruano también. En ese momento el grupo tomó un receso. Rafael viajó a Europa. Estuvo por España, Marruecos, entre otros países en donde absorbió todo el conocimiento de otras culturas musicales. Retornó al Perú, gestó el Festival Internacional de Cajón y Percusión – Rafael Santa Cruz. Estaba en un periodo de crecimiento profesional. Asimismo, reactivó AfroPerú. Esto fue en el 2011. Empezó probando con algunos músicos hasta conformar la banda que quedó hasta después de su fallecimiento. Irónicamente, fue antes de su partida física que cuajó la constitución y estilo del grupo.
-El proyecto original de fusionar la música tradicional con las nuevas propuestas musicales globales se conservó.
-Claro que sí. Su propuesta musical estaba clarísima. Se basaba en sus propias investigaciones, en estudiar las raíces, en el rescate de temas e instrumentos antiguos y en trabajar todas estas iniciativas con distintas generaciones de músicos. Justamente, uno de sus objetivos fue poner delante la percusión africana, afroperuana, afrolatina, sin dejar de innovar, de ir adaptándose a los nuevos ritmos.
– Cuéntanos sobre el trabajo de Clan-Destinos.
-Este disco de estreno se gestó durante la pandemia. Es el nuevo LP de AfroPerú en su nueva etapa que empezó el 2011. Es el primer LP grabado en estudios. En la época de Los hermanos Santa Cruz y AfroPerú, se hicieron algunas producciones discográficas en formatos de aquella época. AfroPerú, en su nueva etapa, cuenta con anteriores producciones musicales más en la línea de live sessions y conciertos en vivo presentados también en las plataformas.
-En términos musicales ¿Clan-Destinos es una experiencia diferente?
-Esta producción es significativa, especial. Musicalmente, es un trabajo más consolidado. Pasamos por un sin número de maquetas antes de llegar al disco final. Fue un proceso largo que duró dos años aproximadamente. Pasamos una serie de idas y vueltas entre los temas, los arreglos, el trabajo de ir afinando el concepto musical que deseábamos trasmitir.
-Podríamos afirmar que los temas de Clan-Destinos son una fusión de la música tradicional afroperuana y las nuevas tendencias.
– El disco reúne temas tradicionales y nuevas composiciones. Le damos continuidad a la propuesta original de Rafael por lo cual seguimos la línea entre la raíz de la música tradicional afroperuana y las propuestas musicales globales. Mantenemos la idea de seguir con la investigación y el desarrollo individual, la libertad de creación de los integrantes de la banda. Este material discográfico cuenta con 11 temas. Algunos de estos vienen del cancionero popular de la música afroperuana y otros son composiciones de los integrantes del grupo.
– ¿Qué nos puedes decir en cuánto a las letras, la poética de los temas de Clan-Destinos?
– El disco propone un recorrido musical a través de la historia y las vivencias de los afroperuanos, desde la llegada de los africanos a tierras latinoamericanas, hasta experiencias más actuales que hablan del racismo, la discriminación, las luchas cotidianas, el empoderamiento, la inclusión, la unión, entre otros. El disco también incluye composiciones que honran a los ancestros, familiares de los mismos integrantes de la banda. Es un disco que habla de nosotros y expresa este puente entre lo tradicional y lo moderno, el pasado y el presente.
– ¿Qué nos puedes decir sobre las letras de las canciones de los compositores de las nuevas hornadas?
– Me parece clave su aporte. Es una forma de seguir la tradición y renovar la música afroperuana. La idea es renovarla sin desconocer de dónde venimos. AfroPerú cuenta con varios compositores: en este disco, Jair Santa Cruz se estrena como compositor al igual que Williams ´Makarito´ Nicasio; Carlos Pérrigo presenta ahí su segunda composición. No son los únicos: en la escena de la música afroperuana se pueden observar a un sin número de jóvenes compositores y músicos a los cuales se les debe apoyar. Debemos escuchar más allá de las radios locales las cuales no amplían su oferta. Pese a estos obstáculos existen grupos de músicos jóvenes que están desarrollando nuevas propuestas. Se debe salir de estos temas que hablan siempre de lo mismo, de la situación de la esclavitud, de lo qué rico bailamos, qué rico cocinamos y todo ese discurso festivo. Es necesario empezar con una propuesta desde lo cotidiano, la contemporaneidad del ser afroperuano o afroperuana para conectar con un público juvenil.
-Observé a lo largo de estos últimos años cómo te armaste de valor y fuerza para seguir dándole curso a todos los proyectos de Rafael Santa Cruz. El Festival Internacional del Cajón, la banda Afroperú, el Ensamble de percusión de Miraflores. ¿Cómo lo hiciste?
-Sinceramente, no lo sé. Ni idea… Cuando falleció Rafael sentí sin pensarlo mucho que debía seguir, debía continuar con sus proyectos porque siempre me parecieron trascendentes. Una forma de honrar su memoria, y de mantener su herencia que es también la de mis propios hijos. Si bien ya lo apoyaba en el Festival Internacional del Cajón no tenía ni idea cómo trabajaba con la banda. Los chicos se dieron cuenta que Afroperú debía trabajar duro para concretar su vigencia. Ellos tenían que contar con el apoyo de una persona responsable en la logística, en la administración, en la organización, en un cierto orden en el trabajo y la constancia. Me dieron su confianza y el espacio para hacerlo, asumí esta responsabilidad y aquí estamos.
– AfroPerú mantiene su trabajo y vigencia gracias a las plataformas digitales de música, ¿qué piensas de todo este sistema de difusión musical?
-No podemos trabajar sin los espacios digitales. Si no estás en estas no existes. Es a la vez tiránico. A nivel laboral es demandante. Otro punto tiene que ver con las regalías. Las plataformas de distribución en línea te ofrecen regalías ridículas. Se debe trabajar más en las radios locales. Las estaciones de radio nacionales deben de dar más espacio a la música peruana. Mientras no se cuenten con espacios de difusión en las radioemisoras o en los canales de televisión los músicos no van a sentir el fruto de su trabajo. Estaremos permanentemente reducidos a los conciertos autogestionados con peligro a desaparecer. Hay proyectos de ley para obligar a las emisoras a difundir un porcentaje mínimo de música nacional. Si se aprueba cuánto de este mínimo porcentaje se brindarán a la música afroperuana tanto la tradicional como la actual no lo sabemos.
-Los gremios afrodescendientes fortalece todo lo referido a la difusión de la cultura afrodescendiente. ¿Cómo observas todo este soporte?
-La cultura afrodescendiente tiene mayor visibilidad ahora. Es un tema innegable. Si pensamos en el Ministerio de Cultura, el papel que jugó Susana Matute en el fortalecimiento del ecosistema afrodescendiente desde su labor como directora de Políticas para Población Afroperuana fue clave. Susana trabajó permanentemente con la sociedad civil desde una serie de alianzas. El día de la cultura afroperuana se convirtió en mes de la cultura afroperuana, por ejemplo. Se generaron un sinfín de actividades entorno a la celebración del centenario de Victoria Santa Cruz. Existe un registro de organizaciones afroperuanas. Hay una política nacional del pueblo afroperuano al 2030 que reafirma el compromiso del Estado a contribuir con la reducción de brechas. Además, vivimos un proceso de empoderamiento cada vez mayor de las afroperuanas y afroperuanos. Las generaciones de 30 años para abajo tienen otra formación, otra visión de la vida y desarrollan iniciativas y propuestas sumamente interesantes desde el activismo. A todo este fenómeno se suman los gremios afroperuanos tradicionales los cuales mantienen y continúan en sus luchas en espacios más formales e institucionales. La participación de las mujeres, de los líderes y lideresas afrodescendientes en las mesas de diálogo de orden social y político es más sistemática. Ganamos mucho espacio. Sin embargo, debemos admitir que el país aún adolece de racismo y discriminación: no hay que bajar la guardia; hay que seguir trabajando desde los espacios que nos tocan.
Foto: Rosana López Cubas