En el título Bestiario de Ludovico, el autor describe la fauna del Perú bajo un particular planteamiento. Este original libro lo puede encontrar en la FIL 2024 en el Stand 113
Tercer libro de del escritor Jorge Rivera Rojas, es un bestiario desde el cual se plantea un juego que interpela a los hipotéticos lectores. Presenta, bajo la mirada de un supuesto cronista, a animales cuya forma hoy nos parece indubitable, pero que su ejercicio de escritura, que emula a la del siglo XVI, nos permite apreciar desde otra óptica. Además, crea una atmósfera a través de diversos elementos que nos generan la idea de que estamos ante la reproducción de un texto fidedigno, que efectivamente existió en la realidad.
Al respecto, Lima en Escena charla con el autor
-Jorge, ¿por qué este interés de poner en foco, sacar a luz un texto, un manuscrito cuyos orígenes se remontan al período colonial?
-Una crónica, como las de Garcilaso o Huamán Poma son un acercamiento a las fuentes de lo que conocemos como historia nacional, pero pueden leerse también como narrativa y, en el caso de los bestiarios, como una mirada a la historia natural y al estado de esta en otras épocas. Ahora, el Bestiario de Ludovico está planeado como un juego borgiano de metaficción en el que se presenta un texto ficcional como si fuera uno real, de ahí que tenga un estudio preliminar o que mostremos en contraportada un fragmento del «manuscrito original», lo que incluso lo acercaría, en cierto modo, al libro objeto.
– ¿Cómo llegaste a estos documentos?
-Particularmente, siempre me han gustado las crónicas del descubrimiento, sobre todo por el asombro con el que intentan describir lo que se encuentra en este lado del hemisferio, aderezado con su propia mitología. Hay un texto de Leonard Irving: Los libros del conquistador en el que se repasa lo que leyeron los españoles venidos a América y cómo estos libros influyen en su visión del Nuevo Mundo. Algo de eso hay en Ludovico.
-Dado que este bestiario data de tiempos inmemoriales, cuéntanos cómo fue el trabajo con el lenguaje que observo tiene ligeras variantes…
-El juego fue tratar de conseguir un texto que diera la impresión de ser antiguo pero que a la vez pudiera leerse sin dificultad. Para esto traté de imitar un poco libremente la sintaxis del siglo XVI además de usar algunos arcaísmos y referentes de época: por ejemplo, las veces que el texto menciona a Lima o Panamá, lo hace con los nombres antiguos: Los Reyes o Tierra Firme. Incluso en la ortografía se ha colocado una que otra palabra tal como se escribía en el siglo XVI, lo que da pie incluso a que en la introducción se explique que para la edición se ha «modernizado la ortografía», lo que es un recurso bastante usual en la publicación de crónicas.
– Hablemos sobre los animales, sobre este perfil que se ofrece de cada especie. ¿Consideras que algunas de estas descripciones, pese al paso de los años, mantienen cierta vigencia en las representaciones de cada especie?
-Si bien Ludovico interpreta a partir de sus conocimientos de humanista del siglo XVI, en principio, describe de lo que capta mediante los sentidos, lo que no lo hace diferente a cualquier persona actual o de otro período histórico. El juego es tratar de pensar como lo haría alguien de la colonia; si nosotros, en el siglo XXI tuviéramos que describir a un armadillo, podríamos decir que lleva un casco, Ludovico dice que lleva un morrión. Podríamos decir que los bestiarios, en la actualidad han mudado de destinatario y se han transformado en enciclopedias de animales o libritos para infantes. El hecho de trabajar uno como si se tratara de un texto colonial apunta a un público quizá más familiarizado con las publicaciones de este tipo y a la vez presentar un texto «histórico» de un modo asequible para un lector no especializado.
-A través de nuestra lectura identificamos a una serie de animales sean estos de tierra, agua o aire que conviven aún en nuestro ecosistema. ¿Estoy en lo cierto?
-Por supuesto, el libro es un viaje por la fauna del Perú, no solo de los animales habituales que todos conocemos sino también de otros que no lo son tanto y de algunos que son mitológicos o ficticios.
-Desde tu mirada, ¿cuál es el encanto del Bestiario de Ludovico?
-En el libro hay mucho humor, y es un humor que nace de reconocer algunos rasgos curiosos en las descripciones que hace Ludovico (las que son lógicas para él) una vez que las confrontamos con nuestro propio conocimiento de ellos. Por otro lado, las ilustraciones tienen un carácter que, al igual que el texto, buscan representar el imaginario de una época cuidando que puedan ser atractivas para un lector actual.
-Finalmente, y, ¿cuál es su importancia en este siglo XXI?
-En estos momentos en que asistimos a los 200 años como nación, creo que es la oportunidad de redescubrirnos, de conocernos un poco mejor y para esto, una mirada externa que nos saque de lo cotidiano ayuda bastante. Hay muchos viajeros que han descrito el Perú en diferentes épocas y resulta revelador descubrir qué es lo que permanece y qué es lo que ha desaparecido o se ha modificado. En ese sentido, el Bestiario de Ludovico intenta desde el pasado, lograr que nos reconozcamos en un medio ambiente que, con cambios y todo, nos puede ser familiar.
Sobre el autor
Jorge Rivera Rojas (Lima, 1965). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabaja rodeado de libros. Es, además, traductor y corrector de estilo. En dos ocasiones ha resultado finalista del premio Copé de cuento. Ha publicado Cuando hayamos partido (2000) y Butaca en primera fila (2014) y es un decidido cultor de la microficción. Algunos de sus textos aparecen en diversas antologías: Circo de pulgas (Perú, 2012), Antología Trinacional de Minificción – Borrando fronteras (Argentina, Chile, Perú, 2014), Abril (Luxemburgo, 2015), Más allá de lo real (Perú, 2018), e Imaginario (Perú, 2023).