Uno de los músicos y productores peruanos contemporáneos más importantes del Perú apostó por descentralizar su trabajo y se enrumbó a Arequipa en donde continúa su inagotable labor musical. Fotos: Archivo Javier Lazo
Lleva más de 20 años de labor como cantautor, investigador y productor de la música popular peruana contemporánea, particularmente de la afroperuana en sus diversas variantes y orígenes. Además de ser el productor de intérpretes y grupos locales como internacionales estos también han interpretado sus composiciones. Susana Baca, Araceli Poma, Novalima, y Rubén Goldin, son apenas algunas figuras que trabajaron a su lado. Como productor musical, el 2020 fue nominado al Latin Grammy por The Warrior Women of Afro Peruvian Music. Hace algunos meses decidió romper con la centralización y se enrumbó a la ciudad de Arequipa en donde labora en el segmento de producción, composición e investigación musical. Para Lima en Escena es un honor charlar al respecto con Javier Lazo.
-Javier, te acabas de mudar a Arequipa, cuéntanos exactamente, ¿qué proyectos trabajarás en esta región?
-Tengo siete meses en Arequipa. Una de las razones por la que vine a esta ciudad es porque siempre sentí que todas las oportunidades artísticas, musicales, las más importantes, la de internacionalizarse, la de tener contactos con músicos de otros lugares, de tener espacios de difusión están centrados en Lima. Siempre trabajé y trabajo con músicos de las diferentes regiones del país. Hay mucho que mostrarle al mundo. La oportunidad que nos permitió la nominación del Latín Grammy en la en el 2020 por el proyecto de Las Guerreras de la Música Afroperuana, es un trabajo que se da en gran medida porque Matt Geraghty y yo nos encontramos en la ciudad de Lima. Si me hubiera encontrado en otra ciudad del país este proyecto no existiría.
Con este viaje a Arequipa pretendo ponerme en contacto con otras comunidades musicales, con artistas del sur del país. Puntualmente, nuestro trabajo aquí empezó con la banda Lundú y su álbum “Afroestampa”. Diego Cárdenas, director del grupo me llamó para asumir la producción musical. Con ellos trabajamos juntos este álbum. Ellos ganaron el premio Center Stage que promueve la Embajada de los Estados Unidos para realizar giras por ese país este 2022. En marzo de este año viajaron con el disco y tuvieron una exitosa gira tocando en el Lincoln Center en NYC y el Kennedy Center en Washington entre otras ciudades importantes; Lundú es una de las bandas más innovadoras de Arequipa, apostando además por un repertorio propio que cuenta nuevas historias.
En Arequipa concretamente en Acarí hay presencia africana y quisimos contar con ellos sobre el aporte de las mujeres durante la lucha independentista; Juana Kikongo un tema que recuerda ese momento de nuestra historia y da luz a nuestras invisibles heroínas peruanas.
Estoy asesorando artistas y produciendo proyectos con una identidad sonora nueva. Hace unos meses comenzamos con Emanuel Rivera, un talento peruano-paraguayo que participó con éxito en La Voz y que busca perfilarse como un artista pop nacido de las raíces latinoamericanas; lanzamos Song Lab un proyecto de capacitación para compositores a nivel internacional pero hecho desde Arequipa. En unos días vamos a producir un especial de televisión donde todos los grandes talentos son hombres y mujeres de Arequipa, el mundo tiene que conocer lo que estamos haciendo acá, uno de los mensajes es que Arequipa deje de ver a Lima como la medida de sus anhelos. Las regiones deben ser capaces de producir talentos globales pensando en la región estratégica en la que están, en el caso de Arequipa es el sur, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay, lo digo con el mayor de los respetos por la ciudad en la que yo nací y donde aprendí de grandes maestros que admiro y respeto.
-Musicalmente qué se gesta en Arequipa que como productor te permita universalizar, generar el entramado o diálogo con otros continentes…
Como país somos el resultado de la fragmentación cultural. Existen muy pocas expresiones que nos integren a todos. El Perú no es solo un color o una cultura. El Perú está hecho de comunidades pequeñas o grandes que tienen sus propias costumbres, sus propias formas de integrarse. Arequipa, pienso, es la capital del sur, muy desarrollada a nivel económico y cultural. La integración de las culturas es rica y diversa. Aquí podemos encontrar la típica cultura arequipeña mestiza, del español, quechua y aymara. El casi extinto loncco y sus campiñas, los yaravíes, las pampeñas, la poesía loncca, las expresiones nacidas del campo la majestuosa arquitectura colonial. Observamos, además, la presencia que han dejado en la cultura local la comunidad alemana, española e italiana
Destacaría que la comunidad puneña tiene una presencia preponderante en la ciudad de Arequipa. Asimismo, la cuzqueña, la moqueguana. Por todo esto me sentí atraído por Arequipa. Hay música diversa pendiente de ser trabajada. Se están perdiendo algunos géneros, pero también hay grandes exponentes que los están rescatando. En la tarea de integrar Puno y Arequipa está Pedro Rodríguez a quien considero uno de los mejores compositores e intérpretes de latinoamérica.
Uno de los trabajos que estamos haciendo con mucho amor en Arequipa es fortalecer la cultura afroperuana del sur, por ello este 27 de octubre presentaremos Todo es ritmo, un espectáculo contemporáneo en homenaje a Victoria Santa Cruz organizado por el Centro de las Artes de la Universidad San Pablo. Participan artistas diversos de Arequipa en una puesta en escena moderna y atrevida dirigida por Fernanda Toro una artista visual colombiana que toma el teatro como un lienzo y que está sumándose a crear una nueva narrativa de lo afroperuano.
– Desde tu experiencia como compositor y productor, ¿cómo cambió la música afroperuana, particularmente en las últimas tres décadas?
– Sin duda se ha acentuado el interés de las nuevas generaciones por buscar una alternativa para expresarse generacionalmente, pero también la búsqueda de una fórmula para hacerla más global, más internacional. Particularmente, tengo mis propias ideas. Unos están por el camino de la salsa, otros por el Hip-Hop, otros la han utilizado como un elemento para sus propias composiciones. Es mi caso. Mi camino fue recorrer algunos pueblos básicamente del sur. Conversar y aprender con los grandes cultores del zapateo, de la guitarra afroperuana del campo.
Sobre este punto puedo mencionar una larga lista de personajes con los que me encontré. Manuel Acosta Ojeda, Julio “Chocolate” Algendones, Lalo Izquierdo, la familia Ballumbrosio; Chebo, con quien trabajé durante muchos años con el Circo de La Tarumba. Mis entrevistas a Lorenzo Coronado, el último tocador de las pallitas en El Carmen. Grandes aprendizajes. Aprendizajes que fueron más allá del tema musical. Beber estos saberes implicaba que la vivencia de lo afroperuano iba más allá de una música de gozo y de aquella música estereotipada y proyectada como una alegría perpetua. Mi encuentro con Susana Baca. Trabajamos juntos algunos años y me permitió proponer mis canciones para sus discos. A lo largo de mi carrera como músico y productor compartí con diversos músicos locales e internacionales.
Todos ellos me dicen que es una maravilla, un tesoro nuestra música afroperuana. Hay un espacio para investigar, tomar las raíces, buscar lo más profundo, lo más oriundo, lo más autóctono y a partir de ello poder involucrarse con un sentir personal y recrear algo nuevo. En ese sentido, mi interés está por el África, por el fenómeno de la rumba congoleña y los músicos que la lideraron. Conocí a Alan Brain, cineasta peruano que trabajó muchos años en África, específicamente en el Congo. El hizo el premiado documental Los Reyes de la Rumba.
De esa experiencia pude compartir con Pépe Felly Manuaku, un guitarrista de rumba congoleña con el cual hicimos un festejo de Caitro Soto todo esto para el álbum que produje para Araceli Poma, una artista a quien quiero y admiro mucho, ella acaba de ser nominada al Latín Grammy junto a Matt Geraghty con Afro-Andean Funk.
– ¿Cómo observas la música afroperuana a nivel global?
-La música afroperuana no figura a nivel global; creo que debemos tener una visión más grande para internacionalizar nuestro acervo, hace unos meses conversando con Nicolás Verástegui actualmente director del SAE Institute en París, me hizo reparar en que las músicas del afropacífico estaban unidas, estamos más cerca de Esmeraldas en Ecuador o de Buenaventura en Colombia; por ello la marimba de chonta de Hugo Candelario o de Papá Roncón vibra con nuestro festejo, estas culturas están hermanadas.
En mi visita al Sae Institute de París, terminando el show se me acercaron jóvenes músicos de Zaire, Senegal y el Congo. Ellos empezaron a rapear dentro de lo que yo proponía; compartimos algunos patrones rítmicos, algunas ideas, bebíamos de la misma fuente. Fue una experiencia reveladora y me hizo ver la posibilidad de lo afroperuano. Mientras más gente la toque, mientras más experimentos se realicen en torno a ella, mientras más librerías de sonido tengan los estudiantes, los músicos electrónicos, más se divulgará. Recuerdo con mucho cariño mi encuentro con Novalima para quienes compuse el tema Tinkalamina para el álbum Planetario. Actualmente, observo a una nueva generación de músicos como Adiel, Daniel Bazán Jr., Nero Luiggi y Yanna; se está construyendo el camino de la Nueva Música Afroperuana.
– Porqué es importante rescatar la música afroperuana de la costa del Pacífico Sur.
Comencé a viajar, a investigar, a grabar, a registrar, a transcribir, estudiar la música afroperuana desde un punto de vista vivencial. Estoy atraído por la música afroperuana por un tema de justicia. Hay una comunidad importante que aportó y aporta a la cultura peruana que no tiene visibilidad. Las contribuciones de Nicomedes y Victoria, de Chabuca Granda, Susana Baca, Eva Ayllón, entre otros. El Museo Afroperuano aporta tanto. Me siento atraído a estos ritmos maravillosos y los tomo con respeto y cariño para crear una música personal. Lo afroperuano tiene mucho que ofrecer. Así como tiene alegría tiene melancolía, sensualidad, el elemento épico. Hay muchos matices. Es una de las razones por lo que estoy enamorado de lo afroperuano.
– Finalmente, cómo se ubica la música afroperuana contemporánea en el mapa internacional.
-Se ubica como una música importante, admirada, pero no tiene aún el lugar que debería. Les comenté a mis alumnos sobre mi participación en un festival de música en Portugal. Estaban presentes bandas que tocaban música afroperuana, sin embargo, ninguna era peruana, eran chilenas y argentinas. Esto nos hace ver el gran interés que genera nuestra música y creo al igual que Victoria Santa Cruz, de quien soy devoto, que lo afrodescendiente es universal, es el patrimonio de todos y todas y cada día avanza para convertirse en universal.