Ethel Barja: “Travesía invertebrada aborda la experiencia del exilio”

La autora del novísimo título de poesía Travesía invertebrada/ Rambling Journey seguido de/followed by Wandeo, nos ofrece algunas precisiones de su cuarto libro

Hace poco nos visitó la joven y destacada poeta peruana Ethel Barja, quien presentó el libro Travesía invertebrada (Alastor Editores, 2019). Precisamente sobre la mencionada obra, el reconocido poeta Roger Santivañez señala: “Travesía invertebrada coloca a su autora como una de las más expectantes voces en el concierto de la poesía hispanoamericana de hoy. Porque quien es en verdad poeta no tiene espacio ni lugar sino dentro de sí mismo. Como dice Ethel Barja en el último poema de su brillante libro: “Ante la promesa de nuevos vientos, / alguien espera bajo su piel, / porque ya no le queda techo”. Pero sí le queda la poesía.”

Al respecto, Lima en Escena charló con la autora.

-Ethel, Travesía invertebrada, tu cuarto título, fue una grata sorpresa. Una obra cuya estructura es diferente a tus anteriores libros. ¿Cómo se gestó este trabajo que se desglosa en 28 días a manera de inventario, de diario?

-Mi intención fue construir cierta experiencia de viaje y transmitir una inclinación hacia su rememoración, aunque se trate de vivencias resbaladizas y difíciles de organizar. La enumeración de los días implica un intento de domesticar impresiones fuertes y efímeras derivadas de la travesía; es decir, tratar de vertebrarlas; y, sin embargo, no suprimir su desorden interno. Cuando me preguntan por mis libros, suelo decirles “hay una historia”, pero lo que trato de decir es que hay una intencionalidad, una razón de ser que el libro construye, y sobre el que se sostiene su mundo imaginado.

Es cierto que hay puntos ciegos, lugares de inoperancia de la razón poética, que igual juega a las sombras de la primera, en sus lados inconscientes e inadvertidos. La “razón poética” de este libro se inspira en los diarios de viaje de la temprana modernidad, como el diario de Cristóbal Colón, en los que se cuenta el enfrentamiento con un mundo desconocido. En mi libro, más allá de esta connotación, se indica un desplazamiento cuasi-mítico desde un espacio rural. No se sabe si fue o no un lugar feliz, una arcadia, sólo que se debe abandonar. Las “pulsaciones” de esta trama del poemario aparecen sugeridas, pero no impuestas, porque a mi modo de ver, la “razón poética” se completa en la lectura.

-En la década de los ochentas, Martín Adán publicó en el diario La República unos sonetos que formaron parte de una sección que llamó Arquitectura. A propósito del epígrafe que abre el contenido de libro ¿Cuál es tu vínculo con Martín Adán?

-No conozco estos sonetos, pero es curioso ese afán de estructura que el título de esa serie sugiere. Se sabe que la búsqueda de Martín Adán fue amplia y después de deslumbrar con la versatilidad de la prosa poética de La casa de cartón, produjo poesía en versos medidos de gran belleza y precisión. Creo que el afán de que el poema no sólo gire alrededor de una estructura, sino que su sentido se integre simbióticamente con ella es algo que aprendí de Martín Adán, sobre todo en la etapa de Travesía de extramares (1946), libro subtitulado Sonetos a Chopin.

En respuesta a tu pregunta, el vínculo se da por dos vías, la del préstamo de la palabra “travesía”, que para Martín Adán es una exploración de las coincidencias entre música y poesía a través de un yo, que emprende la riesgosa invocación de la belleza; y que, para mi libro, preservando la connotación del peligro y la turbulencia del viaje, no invoca el ansiado punto de destino, sino la envergadura del desplazamiento con sus expectativas y pérdidas. Por otro lado, la referencia a Martín Adán corresponde al origen de mi epígrafe “El beso que aún no soy está conmigo”, que viene del poema “…Ma immoderato” del libro de Adán ya mencionado. Es un poema inquietante y seductor que invito a leer, tanto por la convergencia de lenguas entre los epígrafes el cuerpo del poema, que es una línea creativa que me ocupa mucho y que está ricamente dispersa en todo el libro de Adán. También, de ese poema me fascina la fuerza del verso “¡Realidad, el ángel que me guía! …”, que es un predicamento para la poesía y la literatura, ya que apunta al contacto entre la concreción de la vida y el artificio del hecho literario, una tensión fascinante que exploro continuamente al crear.

– Las metáforas que día a día nos entrega Travesía invertebrada nos aproxima a un sin número de temáticas, de imágenes que forman parte de nuestro cotidiano…

-Los objetos cotidianos son responsables del tono y la atmósfera del libro. Para mí, los detalles cotidianos se relacionan con lo que llamo “empírea del poema”, el libro sostiene ciertos hechos, ciertas cadenas causales que tienen validez en su mundo poético. En este caso, debido a que el libro aborda la experiencia del exilio, se coloca intermitentemente la imagen de una comunidad rural que se ve obligada a desplazarse, a dejar alguno que otro familiar, sus cultivos, su ganado, entre otros. Se verá que hay momentos de concreción, donde la “empírea del poema” es más fuerte, donde se puede relacionar momentos, y habrá otros pasajes en que la causalidad se rompe definitivamente. Es parte de la apertura que la imaginación poética demanda.

-El tema erótico figura de una manera sutil. “Animal mío de cada día/no puedes venir conmigo…”. ¿Es posible?

-No estoy segura de la centralidad del tema erótico, aunque la apertura necesaria de signo y sentido en el poema, de la que hablaba anteriormente, permite que el lector se apropie de connotaciones, cuya intencionalidad de escritura pueden ser muy distintas. Tu pregunta es interesante porque en lecturas de Silvia Goldman y de Giancarla Di Laura en el poemario es visible una sensualidad de las palabras y una especie de erotismo del sonido, que son líneas de lectura muy sugerentes. Sin embargo, los pasajes que rozan el erotismo en el libro comparten su elusividad y su sutileza con la alusión a otras experiencias, sea el desarraigo, la esperanza, la soledad, la muerte, entre otros, que por la vocación del libro sólo pueden nombrarse en fragmentos.

El viaje mismo es un espejo roto donde el yo trata de reconstruirse y orientarse, se rinde y vuelve a intentar, y persevera sólo en el balbuceo de lo vivido. Es una suerte de pronunciamiento de nuestra contemporaneidad como bien ha visto Víctor Vich en el libro. En referencia a los versos que citas, ese animal de cada día, no lo imaginé como compañero romántico, es efectivamente un animal. Dentro del mundo del libro, refiere al caballo de la casa que se debe abandonar, se le dice que sus cascos saben ir “sobre la lumbre”; precisamente, porque a diferencia del yo poético el caballo es capaz de ir sin angustiarse sobre los escombros en llamas, pues tiene un coraje que el sujeto no posee. No se sabe si lo tendrá, pero reconoce que es un valor digno de nombrarse. Debo añadir que mi afición por la imagen del caballo viene de las pinturas y esculturas de Salvador Dalí.

-El núcleo familiar a flor de piel. Figuras como el hermano, el abuelo…

-En la atmósfera del libro la descomposición que es inherente al viaje, tanto de los lazos afectivos como de la identidad, se refleja en los poemas donde se nombran a ciertos miembros de la familia del libro. La memoria poética que invoco está traspasada por una memoria histórica que se reconoce peruana. He ahí la importancia de la palabra “puma” en el poema “Día 9”, que preserva su connotación andina, motivo por el cual no lo tradujimos al inglés. Además, la referencia al abuelo pertenece a una figura muy relevante de la escritura colonial indígena, que no voy a nombrar para no arruinar la lectura del poema.

 

-Una fuerte presencia de la naturaleza. Se percibe en gran parte de los 28 días…

-Comprendo la dirección de la pregunta, pero me gustaría precisar que en mi noción de escritura ningún elemento se propone inevitable. Yo pasé parte de mi niñez en el campo y esa experiencia marca mi subjetividad, pero no la determina, y no determina mi escritura. El poema para mí es un artefacto de puro magnetismo imaginativo, con tensiones internas, atracciones y descargas de energía. Por eso, la naturaleza no aparece fortuitamente, la naturaleza aparece para determinar la espacialidad de los poemas, porque suceden en un lugar en el imaginario. Señalar espacios es fundamental porque quería dar cuenta del desplazamiento y no hay travesía sin referencias espaciales: sean concretas o abstractas, reales o imaginarias. Por eso hay referencias a Perú, a la sierra peruana, pero también a otro tipo de espacios. No es casual que el libro editado por Alastor (2019), a diferencia del bello libro cartonero editado por Lumpérica Cartonera (2019), venga acompañado por Wandeo un conjunto donde la alusión a espacios urbanos retoma la idea de viaje, y donde se ponen en acción el viaje de las palabras mismas entre lenguas, como el título que es suma de las palabras “wandering” y “paseo”. Debo añadir que el viaje de la palabra se amplió más con la traducción conjunta que realizamos mi persona y David Silverberg, que fue un proceso de transmutación y hallazgos.

– Finalmente, ¿qué nos puedes decir de la versión bilingüe del volumen?

-Más allá de lo dicho, creo que en mi última entrega Travesía invertebrada Seguido de Wandeo ofrezco algunas formas de viaje en las que se proyectan experiencias contemporáneas, personales e imaginarias no sólo para aludir a la efervescencia de migraciones y refuerzo de muros; sino, sobre todo, para dejar en la poesía, que es un campo para pensar e imaginar, inquietudes, ciertas sensaciones, e ideas sueltas para que inciten al fuero interno de quien lee y abandonen su rumor solitario y se unan a un diálogo.

Con formas de viaje también me refiero a la versión bilingüe del volumen, que en el quehacer de la traducción revela la intención verbalmente camaleónica que lo impulsa. Mi interés es que la vida que le espere al libro impreso en dos idiomas sea la de continuar con su vocación viajera, y de exploración del contacto y los choques de las travesías en términos espaciales y lingüísticos. La co-traducción me condujo a des-corporeizar mis poemas y resucitarlos en otra carne, como quien hace un Frankestein y lo lleva del brazo al día siguiente. A propósito de la traducción poética y sin afán conclusivo, sino de abrir puntos de debate hace poco tengo una columna llamada Wortreise en TraLaLit, una plataforma alemana sobre la traducción literaria, donde escribo sobre traducción poética y a la que les invito a dar una mirada a quienes quieran profundizar en el tema.