Carlos Olivera: “Mostraremos a Francia la vitalidad de la poesía peruana”

Nuestro invitado de hoy radica en Burdeos, Francia, en donde labora como editor y coordinador de la asociación francesa Kaleidoscope Laboratoire Culturel (KLAC) que promueve la interculturalidad a través de la literatura y el arte. En la presenta entrevista nos informa sobre sus labores en esa ciudad

Desde la ciudad de Burdeos, Francia, el escritor, músico y gestor cultural peruano Carlos Olivera, nos habla sobre su intensa labor cultural al frente del Kaleidoscope Laboratoire Culturel (KLAC) o Laboratorio Cultural Kaleidoscopio cuyo objetivo principal es promover la poesía peruana en esa ciudad y viceversa. “La idea es difundir la poesía peruana en Francia y crear lazos entre Francia y Perú a través de la poesía”, señala.

-Carlos, permíteme empezar esta entrevista sobre ti. ¿Qué te trajo a Burdeos?

-Es una respuesta simple y a la vez compleja. Mi novia es del sudoeste de Francia. Vivimos juntos durante varios años en Lima y en un momento ella tenía ganas de regresar a su país. De mi parte me gustaba la idea de experimentar el estar lejos confrontado a una cultura diferente. Había tenido la oportunidad de estar en Francia gracias a una beca en gestión cultural que daba el gobierno francés, en el 2012. Allí pude apreciar las posibilidades que hay en un país con un sistema cultural bien estructurado. Asimismo, existía en las universidades la posibilidad de estudiar maestrías en gestión cultural. Así, el 2015 decidimos venir a este país. Sabíamos que íbamos a Francia, pero no sabíamos a donde. En la universidad de Burdeos había una maestría interesante en gestión cultural en la que me aceptaron y así es cómo aterrizamos aquí.

– Retomemos el tema de tus labores en Francia. ¿Cómo surgió Kaleidoscope Laboratoire Culturel (KLAC)?

– KLAC es fruto de una idea que tuve desde que llegué a Francia en el 2015. Deseaba crear una asociación para promover la interculturalidad. En Burdeos encontré una diversidad enorme de prácticas culturales, de comunidades y de lenguas de los cuatro rincones de la tierra. Pensé crear una asociación para promover la valoración de esta diversidad desde el arte. Con mi amiga Eliza Orellana, antropóloga cusqueña y Solène Dumont, ingeniero agrónomo -que conocí en el marco del festival de Jazz in Marciac– formamos esta asociación.

La idea es la cultura diversa y el respeto del otro. De un lado organizamos exposiciones de arte y el 2021 invitamos a Elliot Túpac para una exposición. En el 2022 armamos la exposición fotográfica “Donde baila el diablo”, sobre los bomberos de Lima. Asimismo, trabajamos talleres para niños sobre la herencia de las culturas africanas en la sociedad actual, entre otros proyectos. Desde el 2020 trabajamos en el proyecto Les rives embrassées (Las orillas que se enlazan) para la publicación de poesía peruana. 

– ¿Cómo deciden traducir al francés La Mujer, el último libro de la poeta y activista Victoria Guerrero?

-Durante el confinamiento surgió la idea de publicar poesía peruana. Es en ese momento que me di cuenta la falta que me hacia la poesía, sobre lo poco conocida que es nuestra poesía aquí y lo poco traducida al francés. Hicimos dos pequeñas antologías bilingües Les rives embrassées, 2021 y Dans la brume de deux siècles /Entre la bruma de dos siglos, 2022. Después de esta experiencia decidimos continuar con el proyecto, más sólido y con la publicación de libros de un solo escritor o escritora.

La elección de publicar a Victoria Guerrero fue sencilla. Hice una lista de algunos poetas peruanos que me gustaría publicar. Hicimos una reunión con varias personas, un comité de edición y leímos los diferentes poemas de su libro y todos estuvimos de acuerdo con Victoria. Cuando Victoria me envío sus libros para ver qué textos publicar, rápidamente me llamó la atención el libro La mujer. Un libro increíble. Potente, simple y al mismo tiempo complejo. Tan lleno de dolor, de fuerza, de resistencia. Tan en concordancia con los tiempos que nos tocan vivir. Pensé en publicarlo. En principio había pensado publicar solo una selección de textos, pero hablando con Victoria decidimos que lo mejor era publicar el libro entero y así se hizo. 

La traducción fue un proceso rico e interesante. Tengo la suerte de tener cerca a la poeta y traductora Patricia Houéfa Grange, que está en estos días por Lima, quien hizo un excelente trabajo de traducción con mucha investigación detrás. También nos apoya la profesora Lise Segas, hispanista de la universidad Bordeaux Montaigne, quien nos ayudó a hacer la revisión de textos y traducciones. La verdad es que si no fuera por la ayuda de varias personas no habría podido publicar este libro. Finalmente deseo mencionar a Dominique Souse, gran fotógrafa francesa que nos facilitó la foto para la portada.

– ¿Por qué es importante involucrar a las autoras y autores peruanos a la cultura francesa?

-El Perú es un país de poetas. También es un lugar en donde la poesía está viva. Tenemos escritores magníficos en un país en donde hacer literatura es una dura labor. Nuestra forma de ver el mundo, y por tanto nuestra forma de escribir, es diferente de lo que encontramos en Francia. Este proyecto busca mostrar al público francés la vitalidad de la poesía peruana, la calidad de escritores y escritoras, mostrar nuestra forma de ver el mundo -por ello una parte de los libros que publicamos son dados gratuitamente a profesores de colegio y liceo para que puedan conocer más sobre literatura peruana-, y al mismo tiempo tratar de apoyar una internacionalización de poetas peruanos.

Y es por eso que el proyecto no se queda en la publicación de libros. También organizamos, con el apoyo del Instituto Cervantes de Burdeos, los “Encuentros de poesía peruana”, evento al que invitamos a autores peruanos para que presenten sus libros, lean sus textos y se encuentren con el público público de Burdeos. Así hemos recibido a los poetas Carlos Villacorta y Robert Baca Oviedo de Arequipa. Este marzo tendremos a Victoria Guerrero, que estará dos semanas en Burdeos. Ella ofrecerá talleres para jóvenes de un liceo y presentará una lectura de sus poemas en el marco de la prestigiosa Escale du livre, la feria del libro de Burdeos. Un proyecto que realizamos gracias al apoyo de la Casa de la poesía de Burdeos.

– ¿Qué viene después?

– ¡Esperemos que el proyecto continúe! Hemos logrado captar la atención de varias instituciones francesas que han comenzado a apoyarnos: la Municipalidad de Burdeos, institución que nos apoyó desde el principio del proyecto, la Embajada de Francia en Perú, La Casa de la Poesía de Burdeos, la Escale du livre, el Instituto Cervantes de Burdeos y la Alianza Francesa de Lima. La idea es continuar con la publicación de libros de poesía peruana en formato bilingüe, porque el libro es un objeto poderoso y ayuda a legitimar varias de nuestras acciones.

Asimismo, deseamos que el proyecto crezca. En estos momentos hacemos las gestiones para crear un intercambio anual de poetas. Invitaremos a poetas peruanos para presentar su trabajo aquí en Burdeos, como lo hará Victoria Guerrero. De otro lado, enviaremos a poetas franceses para que conozcan el Perú y presenten su trabajo allá, encuentren a los peruanos y aprendan también de nuestra cultura. Esto ya lo trabajamos con la Alianza Francesa de Lima. Esta importante institución se mostró interesada por unirse a este proyecto y el primer poeta francés ira pronto al Perú.  En todo caso, la idea es continuar para difundir la poesía peruana en Francia y crear lazos entre Francia y Perú a través de la poesía.

-Permítenos hablar sobre otra de tus pasiones: la música. Cuéntanos sobre tu vínculo con el Jazz…

-Siempre me apasionó la música. El jazz, ante todo. Lo descubrí de joven. Cuando era adolescente era fan de la música grunge y tenía un grupo de rock. Iba a los conciertos subtes que había a fines de los 90’s y principios de los 2000 en la Agraria, en Pueblo Libre y en varios lugares como el bar Bernabé en Barranco. En esas idas y venidas en la música descubrí el jazz y cambió mi perspectiva de lo que era posible hacer en música. Esto fue durante el 2001. En esa época existía el Café Z en Miraflores. Los viernes tocaban jazz. En esas tocadas figuraban Pochi Marambio en el bajo, Carlos Espinoza en el saxo y eventualmente Fusa Miranda. Una convivencia a modo de ritual lo cual fue para mí una pasión ir a escuchar esta música cada semana. Poco a poco se volvió una parte de mi vida y comencé a organizar conciertos con músicos locales y me involucré más al medio musical.

-Colaboraste con la Asociación de Jazz de Lima.

-Sí. La Asociación de Jazz de Lima fue una experiencia magnífica. Surgió durante mis idas nocturnas a los jam sesión. Allí encontraba y conversaba con los músicos. Una de esas noches uno de ellos se quejó del dueño de un bar porque no le había pagado lo prometido. En ese momento nació la idea de juntarse y formar una asociación para organizar actividades, pero también para difundir el trabajo de los músicos locales. Nos juntábamos en casa del guitarrista Diego Salvador y creamos la Asociación de Jazz de Lima (AJL). Poco después – en ese entonces trabajaba en la PUCP- propuse hacer un pequeño festival de jazz al interior del campus. Al año siguiente me reuní con algunas autoridades de la Municipalidad de Miraflores y del CCPUCP. Poco después organizamos un evento más grande con conciertos en el CCPUCP. Teníamos a Jean Pierre Magnet en un formato interesante con un cuarteto, dos guitarras y una batería. Cerramos con un concierto gratuito en el malecón. Uno de los eventos más difíciles que me tocó organizar, pero también uno de mis mejores recuerdos. Todo el mundo puso el hombro y se realizó un evento bien hecho. Fue un tiempo chévere, en la AJL todos estábamos convencidos de la importancia de sacar adelante ese proyecto e hicimos muchos eventos geniales con pocos recursos.

Sobre Carlos Olivera

Estudió arqueología en la PUCP. Estudió una Maestría en Gestión Cultural en la universidad Montaigne de Burdeos, Francia. Es escritor, músico y gestor cultural. Publicó los libros Poesía en ruinas (Lluvia editores, 2001) y Cuadernos de Navegación (Estruendomudo, 2015). Desde hace varios años vive en la ciudad de Burdeos donde es editor y coordinador de la asociación francesa KLAC que promueve la interculturalidad a través de la literatura y el arte.