Matusalén

La autora, además, tiene una carta escondida en el libro, y es que su experiencia como guionista de cintas como Ciudad de M, La boca del lobo, Ojos que no ven, Tinta roja, guía su mano a través de una serie de viñetas, donde cuatro jóvenes de negro son personajes de un acto fúnebre. Dejo a los lectores el placer de descubrirlo…

Escribe: Carmen Ollé

Lo primero que tengo que decir es el placer que siento al leer Matusalén (Cocodrilo Ediciones, 2022), de Giovanna Pollarolo, desde la primera página del libro. ¿Por qué este placer? La profesora y crítica Susana Reisz en su ensayo “Sobre el valor y la apreciación literaria” parte de la noción de “valor” desde Aristóteles para señalar los requisitos que asignan este valor a un texto literario: este debe tener un mensaje “relevante para el receptor”.

Esto es: “el texto debe decirle al lector cosas importantes -escribe Reisz- para él y de una forma tal que colme las expectativas estéticas que se derivan de sus hábitos de lectura” (Lexis, Vol. 9, N°1, 1985, p. 2), lo que para Aristóteles es “la necesidad que de ella tienen los usuarios”. Entiendo necesidad como el goce que me espera al acercarme a estos breves e intensos poemas en prosa sobre la vulnerabilidad del ser humano ante el paso de los años.

La autora ha publicado antes de Matusalén una serie de poemas sobre las casas en los que también se aprecia su visión del deterioro: “Casa vacía”, “Casa temida”, “Casa en ruinas” “Primera casa alquilada” pertenecen a un poemario inédito “De casa en casa”. En ellos ya advertimos el tema de Matusalén: la fragilidad, en este caso, de los objetos. En los cuatro poemas publicados en revistabuensalvaje (julio del 2014), el silencio se instala no solo en el interior de las casas, sino mediante puntos suspensivos que aluden a un diálogo sordo, estupenda técnica para ilustrar conversaciones cruzadas:

Sí, vivo sola en esta casa.

Tenía pero se fue.
Dos, también se fueron.

No quieren. Están construyendo su casa lejos de aquí.

En el poema XXII de Matusalén, encontramos el mismo estilo dialógico:
¿Qué dices?
(…)
¿Vamos?
(…)
¿Prefieres quedarte?
(…)

Escrito en tercera persona, el poema en prosa se acerca mucho al microrrelato; percibimos la tensión en la vida de una pareja cuando llega la vejez y sus defectos; el hombre está agobiado por la hipertensión, el colesterol malo, la urgencia de una dieta sana, etc. La pasión, el amor, son ya historia pasada. Él se acuesta ahora antes de las 10 pm, ella se lava los dientes, se arregla y sale a la noche.

Los personajes y los temas están trabajados con una fina ironía. Pollarolo vuelve al tono de Entre mujeres solas (1989). Son otras voces las que hablan en un registro personal sobre la base del silencio y la repetición de los verbos, esta reiteración le da un ritmo cortante, sincopado, volviendo la prosa más cáustica aún.

La vejez provoca rechazo y hasta odio, la autora lo refleja muy bien en sus poemas, en especial en el número XVIII. Esta discriminación se esconde tras el cartel de preferencial en las instituciones, “eufemismo” usado para no decir vete a tu sitio “vieja de mierda”. La vejez no significa ni sabiduría ni experiencia en sociedades individualistas.

Pero hay otros asuntos que vuelven la lectura de Matusalén deleitable: el retrato de su abuela italiana, el sarcasmo sobre el narcisismo ridículo de tanto selfies de chicas lindas en las redes sociales, la violencia del lenguaje en las discusiones a través del celular, por ejemplo; esos inventos, que para una anciana italiana como la abuela, no tienen más valor que el teléfono o una máquina para amasar fideos.

La autora, además, tiene una carta escondida en el libro, y es que su experiencia como guionista de cintas como Ciudad de M, La boca del lobo, Ojos que no ven, Tinta roja, guía su mano a través de una serie de viñetas, donde cuatro jóvenes de negro son personajes de un acto fúnebre. Dejo a los lectores el placer de descubrirlo.

Y cómo no, tratándose de Lima, los gallinazos tienen asimismo un rol importante; ellos saben -dice Pollarolo- cuándo la hora final está escrita en los cuerpos. “Por eso no dejan de dar vueltas hasta que se hace el silencio”.

Prolífica escritora peruana. Marcó un antes y un después en la historia de la literatura local a propósito de la publicación de su primer libro Noches de Adrenalina. Tiene publicado más de 10 libros de narrativa. Actualmente conduce un Taller de Escritura Creativa.