El miedo del portero al penalty

El miedo del portero al penalti (1970) de Peter Handke (Austria, 1952, Premio Nobel de Literatura 2019), es un libro diferente a todo lo que he leído antes. Bloch, el protagonista, es un portero de fútbol retirado que acaba de perder su empleo como albañil y con este hecho parece perder también su precaria conexión con la realidad. A partir de ese momento se ve envuelto en un asesinato -que el lector apenas puede reconocer guiándose de su narración de los hechos- para luego emprender una huida, no tanto del crimen que cometió, como de sí mismo o de la vida en sociedad.

En el camino que sigue para alejarse conocemos el esfuerzo cotidiano que hace por encajar. Observa cada detalle del comportamiento de las personas cercanas, analiza la dinámica de las interacciones sociales y de alguna forma llega a descifrar el papel fundamental del lenguaje. Sin embargo, encuentra a la vez cuán ajenas le parecen a él estas cosas. En contraposición, muestra los reflejos, la visión y el análisis de un portero de fútbol, como si toda su capacidad de desempeñar un rol social se hubiera agotado, con el sentimiento de soledad y de verse constantemente amenazado, de su primer trabajo.

Escogí las siguientes líneas para mostrar de qué va el libro:

-De repente, todo lo que estaba a su alrededor le resultaba inaguantable.

-Se vio a sí mismo como si de repente hubiera degenerado a cualquier otra cosa. Ya no encajaba en la realidad; solamente era, quería seguir siéndolo, afectación e instintos asesinos…

-…le parecía que, si se ponía a imitarlo todo, podría llegar a parecerse a la propia sombra de una persona.”

Confieso que me costó no abandonar la lectura. La abundancia de detalles y descripciones de objetos puede resultar tediosa, pero solo hasta que uno reconoce que más de una vez ha divagado de igual forma. Como cuando tenemos un pensamiento que nos lleva a otro y otro más hasta hacernos recorrer un enorme camino de ideas concatenadas con un resultado incierto, desde el que muchas veces también nos apetece volver, solo por descubrir qué hubo en medio de las ideas inicial y final. Con muchos comportamientos de este tipo, Bloch es un sociópata que puede ser íntimamente parecido a uno y a la vez totalmente diferente.

Me acerco a los libros con nada más que mi fascinación por las historias. Cada uno es para mí algo vivo y maleable, con lo que consigo la dosis de belleza, razón e inspiración que necesito en cualquier momento de la vida.