El murmullo de las abejas

El murmullo de las abejas de la escritora mexicana Sofía Segovia es una historia familiar matizada con personajes entrañables, reflexiones sobre el tiempo, la vida y sus etapas y varios temas sociales. La trama se inicia con una crisis sanitaria muy parecida a la que vivimos por estos días y se desarrolla en el contexto de la guerra civil mexicana.

No puedo estar segura si en otras circunstancias me habría impactado tanto la descripción de la cotidianidad alrededor de la epidemia de influenza española que asoló el mundo a inicios del siglo XX. Sé que ahora me ha servido y para provocar curiosidad cito algunos fragmentos:

-“Los tres meses que duró lo más agudo de la crisis de la influenza española dejó en todos los sobrevivientes de Linares y del mundo entero cicatrices imposibles de sanar y huecos imposibles de llenar.”

-“Sin embargo, en enero de 1919, en Linares, poco interesaron esos datos, porque las ausencias no se midieron con números ni con estadísticas: se midieron con dolor.”

-“Si algo había aprendido Beatriz a base de golpes en los años de guerra y en los meses de contagio y muerte, era que la vida no ofrecía garantías, y que por más planes que uno hiciera, eventos ajenos podían echarlos a perder.”

El momento actual puede hacer que el tema concentre mucha atención. Pero el libro es mucho más: Es la historia de una mujer que se sobrepone a la adversidad, aprende de ella y se hace más fuerte. Es la anecdótica vida de un anciano que vuelve al lugar donde transcurrió su infancia movido por la nostalgia y el amor fraternal. Y es el hermoso personaje de Simonopio, con su origen misterioso, su conexión con la naturaleza y sus habilidades extraordinarias. Finalmente, es un llamado a no perder el tiempo en la tarea imposible de anticipar los hechos, una invocación a disfrutar cada momento, amar con intensidad, abrazar los cambios, aprender de la naturaleza, no dar nada por sentado… Dejo una última cita para entender bien la idea:

-“Que escuchen con los ojos, que vean con la piel y que sientan con los oídos, porque la vida nos habla a todos y sólo debemos saber y querer escucharla, verla, sentirla.”

Me acerco a los libros con nada más que mi fascinación por las historias. Cada uno es para mí algo vivo y maleable, con lo que consigo la dosis de belleza, razón e inspiración que necesito en cualquier momento de la vida.